Creer.

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Narra Naruto.

Dejé Hinata en su instituto y luego me dirigí yo al mío, no quería ir pero tenía que.

Al sonar el timbre de entrada esperé a que todos entraran es sus aulas luego me dirigí yo a la mía.

Me senté a lado de Shikamaru como siempre, mis ganas de estudiar eran nulas. Fue mala idea haber venido, no estoy con ánimos de nada. Aún me rondan muchas cosas en la cabeza.

Quiero saber ¿por qué Itachi está de vuelta?, ¿cómo supo dónde vivo? y ¿cómo logró entrar en el apartamento?.

Además, desde ayer que se me nubló la vista, no he vuelto a sentirme bien. Por suerte sólo era el vecino el que vino a molestar.

El día se pasó demasiado lento. A parte, no estaba y no estoy de ánimos para nada. Tengo la cabeza hecha un nido de pájaros y además hoy el trabajo va a estar pesado.

Le pedí a Shikamaru que retire a Hinata ya que yo no podría hacerlo. Pedí salir más temprano del instituto, poniendo de escusa que me sentía mal, me dirigí a mi apartamento, me preparé y me dirigí a mi trabajo.

Me llevó una hora llegar a mi trabajo.

Ahora son las diez y media, el bar está lleno, hoy es día de solteros, dejados y/o divorciados, por lo tanto hay muchos hombres y mujeres.

—Naruto, amigo mío de mí —, dijo Jiraiya totalmente ebrio. Jiraiya es un gran escritor, muy exitoso y reconocido, pero también es reconocido por no tener una relación estable, se casó cuatro veces pero ninguno resultó.— sirveme otra.— niego.
—Ya has tomado mucho anciano.— digo mientras seco uno de los vasos.
—¿¡A QUIEN LE DICES ANCIANO, ENANO!?.— me grita y una vena resalta en su frente.
—¡A tí, por supuesto! —, lo fulmino con la mirada.— ya no te serviré nada, ya has tomado demasiado.—
—Solo una más y ya.— posa su mejilla sobre su palma. Suspiro y le preparo otra bebida.
—Última.— advierto y él asiente.

Conozco a Jiraiya desde hace dos años. La misma cantidad de años que llevo trabajando en este bar. Al principio lo admiraba ya que era uno de los escritores más famosos y exitosos, se me hizo un honor atenderlo pero con el paso del tiempo me dí cuenta que era un mujeriego, pervertido, borracho y maleducado. Pero fuera de todo eso... Es buena persona.

—¡Ey niño! —, me grita, lo miro.— nunca me has dicho cuantos años tienes.—
—Nunca has preguntado.—
—¿Cuantos años tienes?.— apoya su mejilla sobre su mano derecha y me mira.
—Diecisiete.—
—Eres todo un puberto —, se ríe y un tic aparece en mi ojo derecho.— seguro tienes a alguna novia por ahí. Por eso trabajas tanto, ¿no?. Para darle todo lo que ella quiere.— aunque conozca desde hace, ya, dos años a Jiraiya no significa que seamos muy cercanos, él no sabe nada de mi.
—Le pediría que no se meta en mi vida.— su expresión se pudo seria.
—Tranquilo enano, solo quería saber.—
—Ya le dije mi edad, sí me disculpa.— me dirijo a otra parte de la barra.

En mi trabajo nadie sabe que tengo una hermana y así se debe quedar.

Entré aquí ya que la paga es muy buena, al principio me costo mucho pero después terminé acostumbrándome, me hice amigo de la empleados y de los clientes, en especial de... Pensando en la reina de Roma.

—¡Naruto! —, veo como se sienta y me señala.— Quiero una de tus especialidades.—

La conocí antes que a Jiraiya, la mujer con más casinos en todo el país, es la gran apostadora Lady Tsunade. Casi siempre viene, en especial estos días, solamente deja que yo la atiende, cuando la conocí era una señora que siempre tenía el ceño fruncido y no hablaba casi. La primera vez que le serví un trago me puso muy nervioso su mirada pero no dijo nada, pero poco a poco fue hablando más conmigo y nos volvimos mas cercanos.

Juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora