Someone to stay (Alguien para quedarse)

Sentimientos cálidos

Aquí me encontraba yo. Siendo preso de mis propios pensamientos, que iban de un lado a otro haciéndome fantasear y pensar cosas absurdas.

Después de aquel inesperado beso, ella me miró sorprendida y con algo de amor en sus ojos. No podía mentir, aquel beso había sido maravilloso. A pesar de no tener mucha experiencia en dar besos o amar a alguien, aquello había hecho latir mi corazón abruptamente.

No dije nada, solo paré el baile y desaparecí de su vista. Necesitaba salir de allí cuanto antes. Necesitaba ordenar mis pensamientos y tranquilizar a mi acelerado corazón.
¿Cuando había dejado que mis sentimientos actuaran por mí? Nunca lo había hecho, pero desde que volví de aquel viaje de redención y vi a Sakura en aquel estado, mis acciones se habían desconectado por completo de mi razonamiento.

Actuaba sin pensar, todo era tan primitivo, tan propio de mi corazón, aquel órgano vital que no había querido salir de su estado de enfriamiento hasta que la tuve a ella.

Maldición, era absurdo todo lo que estaba haciendo en estos momentos. Sentado en uno de los lagos mas cercanos a la aldea, tirando piedras para verlas rebotar en el agua y observar las ondas que creaban, pensando que tal vez sería bueno perderme en alguna de esas ondas.

¿Ven a lo que me refiero? Poco a poco me estaba volviendo loco.

Se supone que yo debía cuidar de ella, no aprovecharme. Se supone que debía vigilar que todo estuviera bien, no quedarme a dormir a su lado cada noche. Se supone que debía abrazarla si se sentía mal, no besarla.

Besarla.

Maldición, aun sentía el suave toque de sus labios y eso me enloquecía. Quería volver y besarla de nuevo, pero no podía, ni lo haría.

— Sasuke-kun...

Genial, ahora hasta me imaginaba su voz. Voltee para ver mejor de quien se trataba y allí estaba ella. Con la misma yukata de antes y viéndose hermosa.

— Sasuke-kun ¿Por qué te fuiste así?

No se si estaba preocupada o molesta. El tono de voz que usó era una combinación de ambos sentimientos.

— Regresa a la fiesta, Sakura —dije sin más. Necesitaba alejarme de ella un poco más.

—No lo haré hasta que me respondas.

—No hay nada que responder. No estaba bien, así que regresa a la fiesta y déjame solo.

Ella frunció el ceño y me miró con los puños apretados. Ahora si que la hice enojar. No sabia que esperar respecto a esto.

— ¡Eres un idiota! —ahora me estaba insultando. Si que estaba cabreada— Primero me besas y luego haces como si no hubiese pasado y encima me apartas de ti ¡Shanarooo! No te entiendo.

— Ese beso no estaba en mis planes —suspiré— lamento haberlo hecho... solo fue un...

— No te atrevas a decir que fue un error —ahora su mirada estaba algo dolida. Me odié mas por decir eso— no cuando tú parecías no arrepentirte de tus actos.

—No tiene importancia...

—¿En verdad no lo tiene? —su voz fue apagándose poco a poco mientras bajaba levemente la mirada. 

Cuando amas a alguien lo sientes. Sabes que lo haces cuando, inconscientemente, tus labios buscan los de esa persona y compartes una de las mas grandes muestras de cariño: un beso.

— No quiero lastimarte, Sakura...

— ¿Entonces porque me besaste?

Porque ya no hay retorno para mí. Ya estoy enamorado de ti, Sakura.

— No lo sé...

— No digas algo como eso —dijo con lagrimas en los ojos— dime la verdad, Sasuke, ¿por que lo hiciste? ¿por que me besaste?

Si iba a perder y caer en este sentimiento, al menos me esforzaría en hacerlo bien.

— Porque ya no puedo soportarlo, Sakura —ella me miró sorprendida— ya no puedo negar los sentimientos que despiertas en mi cada vez que sonríes. Desde que te vi aquella vez en el hospital, supe que todo era mi culpa. Que no debí haberte dejado, que me arrepentía de haberte hecho todo aquel daño. Me odie a mi mismo, por no pensar en ti, por ir buscando venganza aun cuando alguien a mi lado estaba tratando de darme amor. Lo odio, ¿sabes? Odio tener que callar todo esto, pero no puedo hacer nada por guardarlo mas tiempo... tu eres mi hogar ahora y yo... solo quiero que estés a mi lado todos los días cuando despierte. Aun después de los cinco meses que nos falta...

Sus ojos estaban empapados de lágrimas, pero lejos de sentir tristeza, solo sentían alegría. Estaba feliz por mis palabras y eso lo demostró cuando se acercó a mi y me abrazó. Todo lo que yo tenía para decirle se quedó en mi garganta y en cambio solo transmití lo que sentía por medio de aquel abrazo.

Sus palabras hicieron que mis sentimientos cambiaran...

— Yo también quiero quedarme contigo... aun después del tiempo que me queda de vida.

Porque junto a ella mis sentimientos cambiaban. Ya no eran fríos, ni amargos, ni oscuros... empezaban a cambiar, empezaban a ir en una dirección opuesta.

Junto a ella, mis sentimientos eran cálidos.