Secretos de medianoche

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Mi cuerpo se mantenía inmerso en el viento, levitando con lentitud, como si fuera un diente de león que se movía y trasladaba con la brisa. Mi vista se fijó en un punto, un solo punto que llamaba mi atención, aquel lugar donde un colorido árbol de cerezo se encontraba. 

Y allí, en medio del árbol, con los pies descalzos y los cabellos al aire, se hallaba Sakura. Su belleza era admirada por el prado, por los incesantes sonidos de las mariposas y su vuelo. 

  — Sasuke-kun... 

Su voz aclamó mi presencia, y en solo cuestión de segundos me observé a mi mismo frente a ella. Sus ojos brillaban intensamente y su cuerpo se balanceaba con un ritmo lento, llamándome a tomarla en brazos. 

Pero solo podía hacer una sola acción en ese momento: Tomar su mejilla y sentir el calor que se fijaba en ellas y el sonrojo que lo invadía. 

Seguí admirándola unos segundos más, antes de ver como cerraba los ojos y sus labios se movían para hablar. 

  — Ven por mí, Sasuke-kun... sálvame.  

Fue una pequeña sonrisa y un asentimiento de cabeza, lo último que le dediqué antes de despertar de mi sueño. 



  — ¿Estas bien? — la voz de mi mejor amigo me recibió, obligando a mis ojos a enfocarlo. Tenía un vaso de llena de agua y su habitual ropa de misión. 

— Volví a soñar con ella — expliqué, mientras recibía el vaso de agua que me entregaba — debo salvarla. 

— Lo haremos — conecté miradas con mi amigo. Ambos sabíamos que las ordenes de Kakashi no iban a detenernos —  Hinata fue con el escuadrón de Shikamaru. 

  — ¿Hace cuantos días se fueron ya? 

— Cuando tu chakra disminuyó y estuviste inconsciente, Shikamaru hizo un plan para seguirlos. Ellos fueron hasta el País del Té hace tres días. 

— Deben haber encontrado algo. No creo que Sakura haya desaparecido de la faz de la tierra.

— No lo ha hecho, Sasuke. Ella está luchando, puedo sentirlo — un suspiro involuntario salió de sus labios, mientras su vista se dirigía hacia la ventana, en la pequeña abertura que mostraba el cielo nocturno — a veces me culpo a mí mismo por no haberla ayudado, ¿sabes? Sakura-chan... ella nunca habló sobre su misión. 

Pude sentir el pesar y la inmensa tristeza que Naruto albergaba. Como sus pensamientos lo atormentaban hasta el punto de hacerlo culpable de todo. 

Pero él no tenía la culpa. Fui yo quien la dejó sola. 

Yo era el único culpable. 

— Hiciste todo lo que pudiste, Naruto — ¿Hace cuanto no estábamos de esta manera? Ambos hablando sobre nuestras vidas, por influencia de la noche — tú la cuidaste. 

  — No lo suficiente. 

— Pero lo hiciste. En cambio yo... solo me fui y la dejé sola. 

Un silencio se extendió entre ambos. Naruto lo entendió. Entendió la culpa que sentía en mi interior. 

  — Pero volviste — pude ver como sonreía — volviste por ella y decidiste cuidarla. Has hecho más de lo que piensas, Sasuke. Tú la haces feliz. 

Lo sabía. Sabía que ella era feliz porque me tenía allí, pero... ¿por qué decidí darle la felicidad que se merecía cuando estaba  apunto de perderla? ¿Qué pasaría cuando el tiempo concluyera y no encontráramos una cura para ella?

¿Que ocurriría si sus ojos se cierran para siempre? 

  — ¿La quieres?

No me atreví a verlo. No tuve el valor de girar el rostro y ver a mi mejor amigo. 

¿Qué sentía por Sakura?¿Qué sentimientos albergaba mi corazón verdaderamente?

Era algo tedioso, difícil de comprender. 

¿Qué pasa cuando tu ser está lleno de demonios? ¿Qué pasa cuando tu oscuridad encuentra la luz que lo complementa?

Aun llevaba impregnado en mí su aroma, aquel dulce olor que llegaba a mis sentidos cuando dormía junto a ella. Extrañaba su cabello picando mi nariz, sus brazos aferrándose a mi cuerpo entre sueños, su cuerpo cálido reposando junto al mío y sus labios, los que inconscientemente buscaba cuando estaba cerca.  

La extrañaba. Pero de una manera casi incontrolable para mí. 

Porque sabía que todo había cambiado a cuando iniciamos con esto. Porque ahora yo había cambiado. 


Al igual que mis sentimientos. 


Y lo acepté. En ese preciso momento, en el que la brisa nocturna se coló en la cabaña y llegó hasta nosotros, cuando Naruto sonrió ampliamente al ver una pequeña lagrima deslizarse por mi mejilla... 

Fue en ese momento, a medianoche, donde uno de mis secretos mejor guardados se reveló.

Y fue ese secreto el que me impulsó a ponerme de pie y observar a mi amigo. Ambos con una sola idea: salvar a Sakura. 

  — Vamos a salvarla — mis palabras fueron directas y claras. Naruto lo entendió. Él sabía que no me quedaría de brazos cruzados. No ahora. 

  — Hinata me mandó un mensaje — informó — saben donde está. 

Cerré los ojos por un minuto, antes de que ambos desapareciéramos de la cabaña y nos trasladáramos en la entrada. 

— No se porque creí que iban a seguir mis ordenes al menos una vez — Kakashi nos miró atentamente, mientras lanzaba un suspiro de resignación — solo mantengala a salvo. 

 Naruto se acercó y le mostró su puño derecho, fijando una promesa que estaba dispuesto a cumplirla. 

Yo no dije nada. Una sola mirada bastó para decirle a Kakashi que no me detendría hasta traerla a salvo. 

Nuestros pasos nos llevaron hasta las afueras de la aldea, donde empezaríamos nuestro camino hacia ella. 

  — ¿Listo? — Naruto me observó unos segundos, antes de activar su modo sennin. Eso nos llevaría más rápido a Hinata. 

— Vamos por ella. 

Fue lo último que me atreví a pronunciar. Solo esa frase era suficiente para salir de allí. 


Porque la pregunta de Naruto tenía una respuesta. 

El secreto que guardaba era simple:


"El poco amor que se instalaba en mi corazón... era para ella." 

Someone to stay (Alguien para quedarse)Where stories live. Discover now