capítulo 29: duda.

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Pov hinata

Estaba tan impactada con todo esto, es como un salto en el tiempo, recuerdo a mis padres y a hanabi muy pequeña, siento todo tan pesado, tengo una bota para la fractura de mi pie y me dieron un muleta para poder equilibrarme bien.

Tenía unos cuantos vendajes en el ambos brazos y un parche en la frente. Me infringe mucho dolor el solo pensar de que estoy sola, estoy rodeada de extraños y tengo un hijo y aparentemente estoy embarazada.

Estoy molesta, lo admito todo esto es demasiado para mi y no me agrada el hecho de que ese hombre me haya hablado de esa manera¿Quién se creé que es?, no puede ser que tenga que andar con ese idiota, según logré desifrar es el padre de mi hijo y también del que viene al mundo en unos meses más¿Cómo alguien podría aseverar toda está información?.

Mis pensamientos son interrumpidos por el sonido de la puerta de mi habitación, el doctor me sonríe con simpleza y cierra la puerta.

Me encontraba todavía en el hospital, sentada en la cama con el desayuno de lado, no quise comer nada después de despertar y odio la comida de los hospitales.

-señorita Hyuga, nunca me presente pero soy el doctor Iruka Umino, yo la atendí durante su coma-lo miré sin ninguna expresión facial-venía para hablar de su estado, es bueno que sepa-

Me incorporé un poco.

-usted sufrió un accidente automovilístico hace dos meses, es un milagro que esté viva, ya que el choque daño muchas partes de su cuerpo junto con organos vitales para su...como decirlo, continuar su vida normalmente, pero todo eso esta arreglado, sólo tiene un...-decidí interrumpirlo en esa parte-

-¿ese hombre es el padre de este bebé?-le pregunté de golpe, sujetando mi abultado vientre-

-si, así es, aquél la a visitado todos los días desde su accidente-aquéllo me sorprendió ¿De verdad le soy tan importante?-

-¿el bebé esta bien?-sentía un gran apego a la vida que está unida a mi ahora-

-si, cuando sufrió el accidente el bebé tenía unos cuantos días de gestación-

Me quedé callada y acaricie mi vientre, era extraño, como un sentimiento de alivio invadiera mi corazón.

La puerta se abrió dejando ver a una mujer rubia de aspecto extrajero, por obviedad noté que era una enfermera, traía un libreta con ella y un rostro amable.

-Umino-san, vinieron por la paciente-dijo con dulzura-

Esas palabras me pesaron y me tensaron, sabía perfectamente lo que venía, vería a ese hombre otra vez e iría a donde supestamente vivo, con mi hijo.

-puede que...no recuerdes nada, pero en la actualidad tienes un deber, que es cuidar de tu hijo, por que aunque no sepas nada de lo que ocurre no puedes alejarte de un niño que no tiene la culpa de lo que pasó, tampoco...la tiene ese niño que tienes en el vientre. Si tienes preguntas, podrás hacerlas cuando volvamos a casa, a tú casa mañana en la tarde, trata de no ser fría con boruto y actúa como debe ser, tal vez no soy nadie para decirlo, pero creo que alguien tenía que tomar cartas en esto-

Sus palabras eran frías y dolorosas, no sé por que su actitud fría me causaba tristeza y pésame, parece un hombre alegre e interesado, una persona que se preocupa mucho por mi y eso lo aprecio, pero no puedo dejar que alguien que no recuerdo me hable de esa manera.

Tome la ropa que ellos me trajeron ayer y me aliste, temerosa de todo abrí la puerta conforme a todo lo que estaba sintiendo en ese momento.
Miedo, desconcierto, nervios.

Ahí estaba, alto, derecho, su cabello rubio corto y algo revuelto, su piel bronceada y esos ojos azules, pero lo que más me llamaba la atención era su expresión triste, sus ojos opacos y leves ojeras debajo de sus ojos.

Se volteó hacía mi dirección y me vio, pero una fuerte sensacion invadio mi corazón.

En vez de seguir con esa expresión desanimada, me sonrió con unos hermosos dientes brillantes.
Se acercó a mi con esa misma mirada alegre, totalmente distinto a lo que vi antes.

-ya arregle todo y pagué la cuenta del hospital, vamos?-me dijo con sus manos en sus caderas-

-si...-dije agachando un poco me cabeza y siguiendolo solo con mirar sus pies-

No dijimos nada en todo el camino y debo decir que fue muy icomodo, al menos para mi, él se veía realmente calmado pero muy concentrado en el camino.

-a-antes de llegar me gustaría preguntarte algo...-le dije con un nudo en la gargante que trate de contener-

-dime lo que quieras'ttebayo-su voz era firme pero calmada-

-¿Cómo debería actuar?-lo vi fruncir un poco el seño y luego me dedicó una mirada-

-¿por qué preguntas eso?puedes actuar como te plazca-sé que no habla enserio-

-no es cierto, no puedo actuar como una idiota que no conoce a nadie-levanté un poco la voz, sorprendiendolo un poco-

-no es así-dijo sin mirarme poniendo atención al camino-solo debes actuar con la normalidad que puedas con boruto, a mi no me importa que seas arisca conmigo'ttebayo-rió un poco, pero sonaba un poco desanimado-ya le dije que su madre no se sentía tan bien y que si eras un poco difícil con él que no te culpara-

Me sorprendió que le dijera eso, era muy crudo decirle eso a un niño de solo cuatro años si mal no recuerdo.

-crees que es muy pequeño verdad?-lo miré estupefacta¿Hablé en voz alta?-

-eh yo...-hablé nerviosa-

-esta bien, es muy listo y esta felíz de que vuelvas a casa'ttebayo-me sonrió, esa sonrisa me se vuelve un sentimiento calido en mi corazón, supongo que es por que es mi novio, aunque no sienta nada por él-hanabi vendrá en la noche para responder algunas cosas, es importante que sepas la verdad de todo-

El resto del viaje guardé silencio y al poco rato llegamos a una hermosa casa de dos pisos color crema y tejado rojo ladrillo, era muy hermosa, con un lindo jardín.

Naruto se aparcó en el estacionamiento y se bajo primero para ayudarme a bajar por causa de la bota en mi pie. Me tomó por el brazo y me dio mi muleta y se encamino conmigo a la puerta de ess hermosa casa.

Me abrió la puerta y me encontré con tres personas sentadas en una bella sala. Un hombre de cabello azabache muy parecido a naruto, mi hermana hanabi y el pequeño boruto que al verme se levantó y antes de llegar hasta donde yo estaba y me quedó mirado algo desconfiado y triste.

El rubio tenía razón, no podía actuar de manera incorrecta con este pequeño que no tiene la culpa de nada, me agachó como puedo a su altura y lo atraigo a mi cuerpo, estrechandolo en un fuerte y amoroso abrazo.

Lo era, era tan calido el sentirlo cerca, un calor provino de mi estómago y me hizo sentir la verdadera felicidad desde que desperté.

-tadaima, boruto-.

Continuara...

Tenías Que Ser TúWhere stories live. Discover now