capítulo 43:aprendiendo a aceptar.

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Ante el caos que era la mente de Naruto, ni el mismo lo vio venir, estaba apunto de sacar la pistola que había dejado en su bolsillo trasero, pero un sonido ensordecedor inundó todo el lugar, dejando al corazón de Naruto detenido.

Lo que no sabía, era que luego de un momento entendió que la bala no lo atravesó ni al él, ni a Hinata, luego de darse la vuelta y verla "bien", sus ojos se desviaron hasta la rubia de ojos purpura que tenía el abdomen bañado en sangre y luego se desplomó frente a él.

El cuerpo inerte de la rubia calló como peso muerto, provocando un estruendo en el lugar. Naruto se quedó viendo el cuerpo con agobio, su respiración era agitada y el aire que salía y entraba por sus pulmones era bastante para, de algún modo, calmarse. Sus ojos se dirigieron unos cuantos centímetros hasta lo que tenía en frente, encontrándose con alguien que nunca espero ver ahí.

-¿Ka-Kaguya-sama...?-la pálida mujer seguía con sus brazos extendidos hacía el frente de su cuerpo con el arma en sus manos, todavía desprendiendo el calor de la bala ausente. Bajó lentamente el arma, para luego soltarla y mostrar su rostro enrojecido y sus ojos desprendiendo lágrimas-

Cayó al suelo gimiendo de aflicción, cubriendo su rostro triste. Naruto se acercó a ella, para prontamente agacharse a su lado y tratar de consolarla.

En unos segundos después llegó Gaara y toda la Policía y cuerpo médico, junto con Toneri esposado. El rubio inmediatamente dejó a la mujer de cabellos plateados y se dirigió a donde se encontraba su mujer ya inconciente.

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A Hinata la internaron en el Hospital donde trabajaba la abuela de Naruto, Tsunade, para que ella se encargara de ella. Poco después llegaron Sakura, Sasuke, Shikamaru, Hanabi, Konohamaru junto con Boruto, él cual lo primero que hizo fue ir tras su padre y quedarse pegado a el todo el tiempo, sin preguntar ni decir nada.

Pasaron tres horas hasta que llegara algún enfermero para informarlos de algo, pero sólo les dijeron que seguía en cirugía, lo cual asustó a Naruto y al resto, estaba golpeada y muy lastimada, pero si está demorando tanto en la sala es porque algo salió mal o algo salió mal con su hija y eso tenía a Naruto en un mar de incertidumbre.

-Naruto-lo llamó Hanabi, quién se acercó a él para señalarle que Boruto estaba dormido. El rubio acarició el cabello de su hijo, de ese modo se veía reflejado en él y de algún modo eso lo tranquilizaba.

Poco a poco, tras un largo tiempo, todas las personas en la sala de espera empezaban a caer en el sueño, por su cansancio. Sin embargo Naruto permanecía despierto.

Tenía fe en que Hinata y su hija saldrían adelante, que todo saldría bien y en cuanto Himawari naciera los llevaría a todos de vacaciones a un lugar calido, cómodo, donde Hinata pudiera sentirse feliz y relajada, que Boruto pudiera jugar y gozar de un nuevo entorno y él, bueno, disfrutar de la felicidad de su familia.

Prontamente vio ese entorno a su alrededor, una playa, el cielo azul y el agua clara y moviéndose al compás del viento, logrando un sonido realmente relajante. Boruto corría hasta donde él estaba, con un bañador y un gorro para protegerse del sol. Vio a Hinata acercarse con una niña en brazos, de cabellos azabache, mejillas rosadas y sus ojitos cerrados. Trató de levantarse, pero no podía, solo la veía a ella acercándose, para terminar frente a él y con su pálida mano acariciaba el rostro de Naruto.

Sus ojos ante el gozo se abrieron y en vez de ver a Hinata vio a su madre, acariciando su rostro. La vio detenidamente. Su rostro estaba preocupado y a la vez compasivo. Trató de mirar a su alrededor, vio a Boruto a su lado, despierto, a Menma al otro lado y tras su madre a su padre, que lo miraba sin ninguna expresión alguna.

Tenías Que Ser TúWhere stories live. Discover now