Capítulo 1.

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*Jisa*

Estaba en clase de Literatura, observando la nuca del chico frente a mí. Su pelo era castaño claro, rozando el rubio. Tenía la cabeza agachada, tímidamente y escribía en su cuaderno.

Alargué el cuello y conseguí leer algo; "Ella se sienta detrás mío, día tras día. Me sonríe, como hace con todos. Ella es tan...hermosa. Su cabello es de un rosa..."

Fruncí el ceño, quieriendo leer más. Reparé en un detalle, ¿escribió rosa? ¿Cabello rosa? 

Cogí un mechón de mi propio pelo y lo examiné. Sí, rosa. Era la única chica con el pelo rosa de todo el instituto, por lo tanto, hablaba de mí.

 No era nada nuevo, todos los chicos me deseaban. Algunos me enviaban poemas vomitivos, otros flores que me daban alergia, otros simplemente me acosaban. 

Pero aquel chico era diferente. Era tímido, callado, poético. Me resultaba tan...adorable y atractivo.

-¡Jisa! -Steve, mi profesor de Literatura, me llamó, mientras mi cabeza estaba en las nubes.

-Hum, ¿sí?-dije, con aire distraído.

-¿Podrías prestar antención?-dijo, con tono cansado.

-Podría, pero usted me aburre -dije, mientras me encogía de hombros.

Toda la clase se rió, incluído Steve. Toda la clase menos el chico tímido.

-Siento aburrirte, Jisa, pero al menos finge algo de interés -dijo, suspirando.

-De acuerdo -acepté, de mala gana.

El hombre, de no más de veintiocho años, me sonrió y siguió hablando sobre los principales escritores ingleses, mientras se paseaba por la clase, vestido con su típico traje, con su pelo corto, azabache y rizado, y sus ojos azules profundos.

-Ste-...Profesor -interrumpí, antes de poder detenerme a mí misma.

-¿Sí, Jisa?

-Podría hablar con usted...En privado.-Señalé la puerta con la barbilla.

-Claro.

Caminé hacia la puerta, contoneando suavemente mis caderas y notando la mirada de todos los chicos de la clase subiendo por mis piernas hasta el borde de mi vestido celeste acompañado por mi rebeca negra y mis Doctor Martens celestes con flores rosadas. Mi cabello rosa, ligeramente ondulado, cosquilleaba en mi nuca.

Salí por la puerta, seguida de Steve y este cerró la puerta tras él.

Miré hacia ambos lados. Nadie en el pasillo.

-Jisa, ¿qué pasa?-Sonaba dulce.

-Steve, lo nuestro...Simplemente, no.

Él se acercó un poco más a mí, quedando a menos de un centímetro.

-Jisa, ¿qué ha pasado?- susurró en mi oído, con esa voz grave y seductora que sabía que me encantaba.

Dios, este hombre era como un Dios de la sensualidad o algo así. Vale, eso quedó raro. Lo miré y me mordí el labio inferior. No pude evitar recordar aquella noche en su apartamento.

-Steve, esto no es ético. Cuando termine este curso, me graduaré y lo volveremos a intentar, ¿de acuerdo?

El asintió.

Volví a entrarr a la clase, y mi tímido chico sin nombre seguía escribiendo. Al pasar, logre leer algo más; "Ella es fría, a la vez cálida, ella es...sólo ella."

Aquello...aquello me caló hondo. Nadie pensaba en mí de esa manera, sólo pensaban que 'estaba buena'. Estúpida expresión aquella.

Pero aquello...aquello era hermoso.

****

Estaba sentada en el metro, camino a mi apartamento, cuando alguien se sentó a mi lado, ya que era el único asiento disponible en el vagón. Me giré y casi me quedé sin respiración. Era mi chico tímido.

Llevaba puestos unos auriculares, tan fuerte que escuchaba la música. Otra vez, casi me quedo sin respiración. Era el suave piano de Michael Nyman. Y la canción era The Sacrifice. La conocía. La conocía muy bien. Aquella era mi canción.

Lo miré, con los ojos muy abiertos y di suaves toquecitos varias veces en su hombro. Él me miró, con sus ojos tapados por su flequillo. Se quitó un auricular para poder escucharme.

-Sí, hola, soy Jisa. Me siento detrás tuya en Literatura y estoy en tu misma clase de Historia y Matemáticas.

El chico asintió.

-Y, bueno, yo...-no sabía que decir. YO no sabía que decir. ¿Qué mierda era aquella?-¿Te gusta Michel Nyman?

Él asintió. Se veía hermoso hasta haciendo un acto cotidiano como asentir. ¿Dije hermoso? No. No. Quise decir sexy. Sí, eso es más típico en mí.

-Dios, vaya, eres la primera persona que conozco a la que le gusta...Él es tan genial.-suspiré.

Él me miraba, con los ojos muy abiertos. Le sonreí, pero el mantuvo su cara de póker. Arg.

El metro se paró y el chico tímido se levantó y caminó hacia la puerta del tren, pero mi voz lo detuvo. Se giró.

-¡Eh! Hasta mañana...-dije dejando que terminara mi frase con su nombre.

-Step.-su voz era suave, pero seductora.

-Step.-repetí, sonriendo.- Nombre algo extraño.

-Lo mismo digo, Jisa.- Y salió del metro.

Mi nombre sonaba hermoso pronunciado por aquellos labios.

Mierda. ¿Qué clase de cursilada era esa? ¿Qué diablos me estaba pasando?

"No,Jisa. No te puedes enamorar. Él no se puede acercar a ti. No de la manera que tú quieres. Él se podría lastimar con los pedazos rotos de la persona que un día fuistes. Y no quieres lastimarlo, JisaNo a él. " me dije a mí misma.

Dios, odiaba tener siempre razón.

Pink hair, dark soul.Where stories live. Discover now