Capítulo 6.

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*Step*

Estaba tumbado en mi cama, mirando hacia el techo.
Jisa había salido ha comprar la cena a un restaurante indio al otro lado de la ciudad que era mi favorito.
Yo no podía ir ya que el médico me había dado órdenes estrictas de que no podía salir a la calle.
Step, Step, Step...
Mierda. Esas jodidas voces otra vez.
Puse las manos en los oídos y grité que se callaran, pero eso sólo hizo que se enfadaran más. Ellas comenzaron a gritar, gritarme que hiciera cosas terribles, tanto a mí, como a Jisa.

*Jisa*

Saqué las llaves del bolsillo de mi falda mientras me acercaba hacia la puerta. Escuché gritos. Eran los gritos de Step.
Solté las bolsas en el suelo y corrí hacia la puerta, abrí todo lo rápido que pude y, entonces, me quedé congelada ante la imagen ante mí.
Step estaba hecho un ovillo en el suelo, con las manos en sus oídos, sus ojos cerrados y gritando.
Había cosas rotas por todas partes; vasos, jarrones...Incluso había una ventana rota.
De repente, Step se calló, abrió sus ojos y me miró. Él estaba llorando.
Corrí hacia él y lo abrazé.
-Jisa...¿qué me pasa?No quiero esto, esas voces...Esas voces me dicen que haga cosas...
Él sonaba demente.
-No les hagas caso, Steppy.
Me volvió a mirar, y rompió a llorar.
Acaricié su cabello mientras unas lágrimas resbalaban por mis mejillas, las sequé bruscamente.
Tenía que ser fuerte. Tenía que tener fuerza y cordura para ambos.

****

Eran las vacaciones de Navidad. Step y yo caminábamos hacia el hospital para su chequeo semanal.
Él me agarraba fuertemente la mano, ya que siempre que íbamos lo pasaba mal, porque las voces en su cabeza se intensificaban.
-Jisa-susurró, dejando de caminar.
-¿Si, Steppy? ¿Pasa algo?
-Ellas me dicen que mate a aquella mujer, o ella me matará a mí-me dijo, señalando hacia una anciana sentada en un banco, lanzando migas de pan a las palomas.
-Steppy, esa mujer no te va ha hacer nada, es una anciana.
-No, mira su expresión, es tan sádica...-susurró.
-No te va ha hacer nada. Además, yo estoy aquí para protegerte-Acaricié su mejilla.
Él asintió y reemprendimos el camino.
La clínica era un lugar cálido, sin embargo, Step estaba tiritando. La gente era simpática y sonriente, pero él estaba realmente asustado.
Llegamos a su consulta, la 143.
Pegué a la puerta y la doctora nos abrió, recibiéndonos con una sonrisa, ante la cual Step se estremeció.
Pasamos y nos sentamos en unas sillas y la doctora en otra al otro lado de una mesa color caoba.
-Bueno, Step, ¿has tenido algún brote últimamente?
Él miraba por la ventana, ignorando completamente lo que la Doctora decía.
Ella me miró a mí.
-Ha tenido un brote viniendo hacia aquí. Las voces le decían que matara a una anciana, o ella lo mataría.
La Doctora asintió y apuntó algo en su bloc de notas.
-¿Su brote más fuerte?
-Hace un mes y algo. Fui a comprar comida india. Tardé al rededor de media hora, ya que su restaurante favorito está algo lejos, cuando llegué había tazas y jarrones por todas partes y Step lloraba, gritaba...-Mi voz se quebró. Estaba al borde de la lágrimas. Respiré hondo.
La Doctora asintió, comprensiva.
-Jisa, ¿puedo hablar contigo un segundo?
Ella tenía confianza conmigo, ya que acompañaba a Step todas las semanas.
Asentí.
Me dirigió hacia el pasillo y cerró la puerta de la consulta, para que Step no nos pudiera escuchar.
-Jisa, él realmente está grave.
Asentí.
-Creo que debería ser internado.
Las lágrimas inundaron mis ojos.
-¿En un...psiquiátrico?-Mi voz era un susurro.
Ella asintió y, entonces, las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas.
-¿No habría otra solución? ¿Pastillas o algo?
-Jisa, él ya toma pastillas, y no hacen el efecto deseado.
Asentí.
-¿El baño?
La Doctora me indicó una puerta del pasillo en el que nos encontrábamos.
Entre al baño y me miré en el espejo sobre el lavabo.
Bajo mis ojos azules había unas ojeras grandes y moradas, ya que por las noches tenía que levantarme tanto a consolar a Step que casi ni dormía. Estaba más delgada y mi rostro se veía cansado.
Aquella relación me estaba matando. Pero si acababa con ella, también moriría de dolor. Porque sabía que aquel chico, aquel demente y débil chico, era el amor de mi vida.

Pink hair, dark soul.Where stories live. Discover now