Mejores Amigos

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—Mmphmph mmmph ¡Mph! —Kenny estaba tratando de explicarle, por quinta vez, un nuevo juego que quería probar con él pero hasta ahora Butters no lograba entender que tenía de divertido en lo absoluto.

—Es que aún no entiendo, ¿Qué clase de juego requiere estar esposado? Eso suena muy incómodo —Butters trataba de entender, de verdad, pero era bastante complicado debido a lo ajustada que era la chamarra naranja del contrario (lo que es entendible puesto a que la lleva usando desde hace siglos y le debe quedar pequeña. Butters se asegurará de tejerle un abrigo nuevo para su próximo cumpleaños).

Al ver que su explicación caía en oídos sordos, Kenny se decidió a cambiar de técnica y explicar su idea con mímica.

Más siendo honestos esta solo logró confundirlo más, puesto a que lo único que hacía Kenny eran movimientos raros de cadera de adelante hacia atrás.

De seguro quiere ir al baño, pensó Butters restándole importancia.

Después de un rato Kenny se dio por vencido. Butters era demasiado inocente para captar sus indirectas, por más directas y subidas de tono, pero honestamente ya estaba acostumbrado y todo el asunto solo lograba aumentar su cariño hacia el más bajito en vez de exasperarlo.

Había pasado casi un año desde que ambos rubios empezaron a acercarse y entablar una (tristemente sin derechos) amistad. Todo debido a que el resto parecía estar muy ocupado lidiando con el cachalote que se gastaba Cartman como novia y la naranja parlante que tenían como presidente como para prestarles atención a alguno de ellos. Con tanto lío Kenny ya ni obtenía tiempo en pantalla.

Y a Kenny eso no le dolía, por supuesto que no, cualquier humedad en sus ojos se debía en su totalidad a algún clavo solitario que se estancó en su ojo después de su última muerte ¡Y puto el que diga lo contrario!

¡Pero es que hasta el idiota de Craig con el vibrador de su novio recibían más atención! Kenny apuesta a que él junto a Butters harían una ship más popular.

Al menos ellos harían yaoi hard para sus fans.

En fin, la cosa es que si algo bueno salió de ser más ignorado que las instrucciones del shampoo, fue su conejito. Tal vez Butters no fuera una prostituta adicta con pechos más falsos que los de Madonna, tal y como le gustan a Kenny, pero su pequeño tenía sus encantos.

Butters era... Diferente. Él era todo lo contrario a Kenny y eso lo fascinaba como asustaba. Él era dulce, inocente y compasivo como nadie, capaz de ver lo bueno hasta en pedazos de mierda como Cartman. Kenny se sentía culpable por desearle, por querer corromperlo, parte de él sentía que lo correcto sería alejarse.

Gracias a dios que a Kenny le valían tres hectáreas de verga lo que fuera correcto y pronto lograría que su simple amistad se convirtiera en algo mucho más interesante.

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que la mirada del más bajo lo agarró por sorpresa, Butters parecía estarle pidiendo una respuesta a algo con esos grandes ojos azules que lo volvían loco.

—Entonces que opinas Ken, ¿Debería hacerlo o no?

Tu puedes hacerme lo que quieras baby.

Con miles de escenarios inspirados de varias pornos baratas inundando su mente, Kenny sólo pudo atinar a asentir y parecer lo más decente posible, no vaya a ser que ponga de sus caras pervertidas de nuevo y lo manden a la cárcel por indecencia pública.

1000 Maneras De Morir (Por Él) ~>Bunny<~Where stories live. Discover now