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El director soltó un suspiro pesaroso mientras caminaba de un lado a otro, buscando las palabras correctas.

El viejo se estaba tomando su tiempo y Taehyung no era especialmente paciente. ¿Por qué lo habían citado a la dirección? Su pie repiqueteaba contra el suelo, mientras sus pensamientos iban y venían, tratando de recordar si acaso había metido la pata en la última semana. ¿Acaso había hecho algo malo? No, tal vez no; de ser el caso contrario, estaría solo en la oficina y no con... Ese chico. Jeon Jungkook.

Él también lucía algo ansioso, tenso como un resorte. Era inevitable para ellos no darse miradas incómodas de vez en cuando. ¿Por qué los habían llamado y qué era tan importante que el director no podía ponerlo en palabras?

—Chicos... —empezó el canoso hombre; para ser honestos, le daba un poco de pena notificarles el problema—. Quiero que sepan que esto no es personal...

Los dos se miraron otra vez. Lo cierto era que no compartían mucho en los pasillos de la escuela; de hecho, a duras penas se conocían. Taehyung podía decir con seguridad que el pelinegro a su lado era el capitán del equipo de natación, iba en la clase 3-C y pertenecía al grupo de baile con su amigo Hoseok. A su vez, Jungkook sabía que ese estrambótico pelirrojo era capitán del equipo de baloncesto, iba en la clase 3-A y solía esperar a su amigo hasta que las prácticas acabaran. No más.

—¿Qué pasa? —preguntó Taehyung finalmente, sintiéndose nervioso por la expresión lúgubre del viejo director. ¿Por qué no soltaba la sopa de una buena vez? A ese paso, él iba a desmayarse. No se consideraba una persona dramática, pero la cantidad de escenarios que su mente creaba era abominable y aterradora a partes iguales.

—Uno de nuestros mayores benefactores ha retirado su apoyo —murmuró el mayor con voz tensa—. Lo que significa que el presupuesto se ha reducido... —Tanteando el terreno, el director los miró, esperando alguna reacción—. Después de mucho discutirlo con directivos y profesores, llegamos a la conclusión que tenemos que disolver uno de los dos equipos...

Los dos capitanes compartieron una última mirada. No tenía que terminar la frase, que parecía muy obvia para ellos. De hecho, mejor que no la terminase porque aquella tenía que ser una broma, y una de muy mal gusto.

—O desaparece el equipo de baloncesto, o desaparece el de natación.

Jungkook se echó hacia atrás en el asiento. ¿Desaparecer el equipo de natación? ¿En el que había estado desde que ingresó a la escuela? ¿Con el que había ganado un sinfín de trofeos? ¡Ni hablar, era una locura!

—¿Q-Qué? —murmuró Taehyung estupefacto.

—Eso, chicos —El director Tsung suspiró, llevándose las manos al rostro—. Sé cuán entregados son... Por eso digo que...

—Bueno, la decisión es fácil para mí —lo interrumpió el pelinegro de manera tajante—. Desaparece el equipo de baloncesto. Muchas gracias por su tiempo, me retiro, ¡adiós!

—¡Hey! —exclamó Taehyung con indignación, tirando de su brazo para volver a sentarlo. Sus mejillas estaban rojas por la molestia—. Si tiene que desaparecer un equipo que sea el tuyo, ¡el tuyo! Esto no tiene sentido —Se giró hacia Tsung, con una expresión desesperada—. ¿Por qué no disolver el equipo de volleyboll, el equipo de fútbol, el grupo de baile? ¿Por qué los nuestros?

—¿Perdón? —Jungkook respingó—. ¿Por qué tienes que meterte con el grupo de baile? ¿Te quemó el cerebro el tinte?

Taehyung le dio una mirada mordaz al pelinegro y Jungkook supo que, aunque nunca habían sido cercanos, no había manera de que ellos se llevaran bien. Ni en sueños.

¡Capitanes! - KookVWhere stories live. Discover now