08 - {I}

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Taehyung supo que ese sería un día de mierda cuando vio a Jungkook esperándolo en la entrada de la escuela. Él había pensado que su foto estaría pegada en los pasillos de la escuela, pero no. Su archienemigo le dijo que quería verlo en el salón 2-D en el almuerzo y que, si no iba, se arrepentiría.

Las clases fueron lentas mientras se torturaba mentalmente con los posibles escenarios y ahora que estaba allí, quería irse.

Taehyung soltó un suspiro pesaroso. ¿Era posible que tanta maldad estuviera acumulada dentro de un cuerpecito de casi setenta kilos? Bueno, tampoco diría cuerpecito, pues Jungkook no era exactamente pequeño, pero no podía ser cierto que alguien con una sonrisa así de tierna fuera tan malvado.

—Vamos, Kim, de rodillas. No me hagas repetirlo.

El pelirrojo le dio una mala mirada antes de hacer lo que le pedía. Si Jungkook no tuviera esa foto, él no tendría que pasar por aquella humillante situación.

De rodillas para Jungkook, y ni hablar de lo que tenía que hacer.

—¿Prometes que borrarás la foto después de esto? —preguntó Taehyung con una mirada suspicaz, a lo que Jungkook le sonrió de forma altiva desde arriba.

—Lo prometí, ¿no?

El suelo se sentía frío incluso a través de la tela del pantalón. Taehyung tragó al sentir su boca seca. Si Jisoo no fuera la pequeña mierda que es, él no tendría que estar allí. Joder.

Abrió la boca con algo de temor. Nunca había hecho algo así, y dado que su vida social y su vida estaban en riesgo, mejor que lo hiciera bien.

Tomando la última gota que le quedaba de su dignidad, dijo:

—Lo siento mucho, Eunha...

Si tan solo él no fuera tan orgulloso, aquello de pedirle perdón a una chica sería un poco más fácil. O quizá si Jungkook no fuera un tirano no tendría que arrodillarse para hacerlo.

—¿Qué? —Jungkook se llevó la mano al oído y entrecerró los ojos—. Creo que ella no te ha escuchado, Taehyung.

—¡Que lo siento mucho! —exclamó el aludido con un mohín. Ni siquiera sabía por qué estaba disculpándose o por qué tenía que hacer una de esas reverencias. Si aquello era lo que Jungkook quería a cambio de eliminar esa vergonzosa foto, entonces él no iba a quejarse.

—¿Qué dices, Eunha? —El pelinegro miró a la chica, que yacía frente a Taehyung cruzada de brazos—. ¿Luce convincente para ti o debería repetirlo?

Taehyung conectó una mirada con Eunha y supo que ese sería un largo almuerzo. No era tan dulce como se veía, jodidamente no. Comenzaba a odiarla.

Ella se llevó un mechón de cabello rebelde detrás de la oreja y fingió meditar mientras lo observaba como un halcón. Alguien tan malvado sin duda hacía muy buena pareja con Jungkook; tenía que darle algo de crédito.

—No estás siendo honesto, Taehyung-ssi —musitó Eunha después de largos segundos—. Tú al menos podrías intentarlo, no es tan difícil.

—Lo siento —repitió Taehyung en un quejido—. También lamento haber puesto el sostén en la maleta de Jungkook y... No, espera, no lamento nada de eso. ¡Fue tan divertido! ¡Digo! ¡Lamento haber tirado refresco a tu cabello, te juro que era para Jungkook pero tú estabas en medio así que no era para ti pero de todas formas te bañaste toda y luego yo me sentí tan mal que Daejin me dijo que no fuera tonto y me dijo que me iba a quedar calvo! —soltó apresuradamente y tuvo que aspirar aire para no ahogarse con su propia verborrea.

¡Capitanes! - KookVWhere stories live. Discover now