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Caminamos en silencio, un muy incómodo silencio. Parecia como si ninguno de los dos estuviera presente. O simplemente nos ignoramos.

Mis manos en mis bolsillos se mantenían en calor en comparación a mi cara que estaba helada por el frío de aquella noche.

Soy un jodido desastre.

Nos llevábamos unos metros de distancia, cada uno iba por su parte de la carretera pateando rocas o lo que sea.

—No entiendo como tu hermana es más perfecta que tu.—Soltó sin más con un cierto tono de desagrado. Me detuve en seco mirándole caminar.—Por esa razón quizás ella se lleva mejor con los demás.

No soy perfecta, ya lo sabia.

—A que viene tu muy obvio comentario Rubén?— Pregunté mientras le veía aún en mi posición.

—Solo quería recalcarlo, calmate.— Hablo con una voz suave, tranquilo y restándole importancia a su comentario.

—En serio crees que ella se casara con un maldito raro como tu?

Me gustan los raros, los salvajes sin riendas a hacer el ridículo.

Se detuvo para girar y mirarme cruzando los brazos.

—Que intentas decir pedazo de mierda?

Ahí fue donde mi paciencia llego al colmo.

—A quien llamas pedazo de mierda interesado y la puta madre?

Ambos no sabíamos lo que decíamos, los insultos los aprendimos en el festival, no sabíamos usarlo.

—No lo se a la señorita perfección que cree que con 15 años puede ir de putas a donde quiera.

—Disculpa cariño por no ser perfecta pero en mis días soy un puto encanto.— Mi enojo cada vez se iba acumulando.

—encanto? Eso es lo que te hace falta antisocial de mierda.— Camino hacia mi apuntándome y chocando en mi pecho su dedo.

—Quien te crees que eres? Disculpa por no ser como ella, disculpa por no ser la señorita perfección que puede enamorar a cualquiera con su belleza.— Maldición ojos no derramen lágrimas..— Te crees el rey del mundo acaso por decir cosas sin conocerme? Al menos no soy un maldito polluelo que finge ser un chico malo en la noche y de día es un maldito príncipe que todos aman. Puedo ser yo y no fingir una puta sonrisa para caerle bien a los demás.

El silencio de apoderó de ambos. Había tocado un punto débil de él y aunque se negara estaría mintiéndose a si mismo.

—Jódete Leonor.— Sin decir nada más.

friki de mierda..— susurré mientras le veía irse en dirección al festival.

No dejare que un hijo de puta arruine mi noche.

Caminé por la oscura carretera pensando en lo que me había dicho, no podía quitarlo de mi cabeza, golpeaba lo poco de autoestima que tenia.

Multimedia.

Dilo conmigo.

Y si es por eso que nadie me quiere?

"Estoy rota"

Soy un maldito error?

"no has hecho nada bien"

Fui solo el error de mis padres? Solo tuvo que nacer Bethania?

"Estás jodida"

Por eso nadie puede amar a un error?

Te sientes mejor?

Fui pateando una piedra pequeña mientras llegaba a la alcantarilla. La abrí esforzándome un poco y logré sacarla, fui bajando y con la ayuda de mis muy débiles manos volví a cerrarla.

Predi la linterna de mi celular y fui caminando buscando la salida.

Quizás no sea la más bonita de todas
Pero tengo mis momentos.

Mis ojos ardían, deseaban llorar por alguna razón..

¿Tal vez porque la persona que me dio mi autoestima la destruyo?

Abrí la tapa para al fin salir de allí. Apenas salir había una multitud ya festejando, una chica se acercó a mi y me beso, mire confundida todo mi alrededor cuando me dejo y me mostró que en su lengua tenia un papelillo con un corazón.

Todo mi alrededor comenzó a dar vueltas y mi sistema solo quería unas cosas... Pero una en especifica.

Mi cuerpo quería a Rubén... Para patearle los huevos.













®La Princesa Que No Era Princesa [r.d.g.]Where stories live. Discover now