08 | Dejar de existir

59.7K 4.3K 976
                                    

Canción: The chainsmokers, don't say ft. Emily Warren.

・゜✩ 。*


Capítulo 8. Dejar de existir.

Maydelinne Hanae.

Una nueva carcajada sale de mis labios al ver a Devan correr del agua, me siento sobre la arena aun riendo de las caras raras que hace.

—Anda vamos, no esta tan helada.

—No, no quiero enfermarme —niego quitando el cabello de mi rostro. Enfoco el cuerpo del castaño frente a mí al taparme el sol.

Luego de escapar del instituto Devan insistió en venir a la playa, no pude negarme, no había venido desde hace años y la verdad se miraba más hermosa de lo que recordaba. Aparte los ojos del castaño lucían hermosos, no había dejado de sonreír e insistir que entrara al agua con él. Tal vez me moría de ganas por hacerlo pero si me llegaba a enfermar podrían complicarse las cosas, no quería un ataque de asma después.

—Te juro que esta tibia, anda, ven, no seas aguafiestas —siguió insistiendo, muerdo mi labio inferior—. ¿Para qué te traje si no vas a entrar? —susurra luciendo herido.

Hago una mueca mientras me pongo de pie, me agacho un poco para poder sacudir la arena de mi falda.

—En serio, no quiero enfermar... ¡Ah, Devan! —chillo cuando me toma de las piernas y me sube sobre su hombro. Pataleo, escucho su risa mientras camina conmigo al mar—.  ¡No traigo ropa, Devan! —trato de justificarme rápidamente.

—No necesitas más ropa, esa va secarse como si nada hubiese pasado—se encoge de hombros, apuesto toda mí paga a que está sonriendo ahora mismo, bufo resignada. Un respingo sale de mis labios cuando el agua toca mi cuerpo. Trato de aferrar mis manos a su camisa. Miro el agua bajo de mí y meto mis manos a ella. Sonrío cuando me deja frente a él.

—Si me enfermo será culpa tuya —levanto un poco más la cabeza para verlo a los ojos.

Me centro en esos ojos cielo tan lindos que me dejan sinoptizada.

—Tus ojos se parecen al mar —sonrío por la comparación que hace.

—Y los tuyos al cielo —vuelvo a centrar mi vista en ellos. Devan sonríe de lado y comienza a nadar de espaldas incitándome a seguirlo.

Las horas comienzan a pasar tan rápidamente que ni me doy cuenta, entre risas, miradas y sonrisas tímidas de mi parte por cada cumplido que me lanzaba Devan. Nunca creí que fuera tan simpático, siempre lo vi como alguien frío y serio. Que equivocada estaba. Sí que las apariencias engañan. Aunque solamente este siendo amable conmigo.

—¿Ya no duele? —desvío la mirada del cielo a sus ojos, mis mejillas toman un color rojizo cuando siento las caricias en mi pómulo con mucho cuidado. Niego sin saber que decir—. La he pasado bien contigo, te creí más aburrida pero sobrepasaste mis expectativas. Además eres muy linda.

Frunzo un poco mi ceño, miro su pecho donde su camiseta se pega a él.

—Pensé que una flor era más bonita que yo —susurro mirando hacia otra parte, por el rabillo del ojo lo miro sonreír de lado mientras se muerde el labio.

—Eso porque no viste la flor que vi yo —murmura cerca de mí oído. Regreso mis ojos rápidamente a los suyos quedando muy cerca—. Eres más bonita que cualquier flor, May —trago saliva nerviosa, siento mi rostro volver a calentarse.

La respiración se me atasca en la garganta y siento mi corazón acelerarse. Siento que han pasado años cuando desvío la mirada hacia otra parte que no sean esos ojos. Miro el sol esconderse dejando unos hermosos colores detrás y la realidad me cae como agua helada.

Respírame © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora