«veinte: mi pobre corazón borracho»

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Cuándo diciembre llega a ellos nada ha cambiado entre Christopher y Haise. Se siguen enrollando, siguen yendo a las carreras... aunque Christopher hasta ha tenido otros vaciles, pero que esperaban si las chicas se le tiran enfrente y él no se puede resistir. Haise lo sabe, pero no le reclama nada ya que su relación, si se le puede llamar relación, consiste en pasarla bien. Ha conocido una que otra de las chicas y hasta se siente mal por ellas cuando tratan de hablar con Christopher después de su noche de pasión.

—No entiendo que es lo que te hace diferente. —Richard comenta, observando como Christopher está coqueteando con una chica en el bar donde están.

—Porque conmigo no es nada más que sexo. —toma un sorbo de su margarita. —todas las otras chicas al siguiente día se ilusionan con la fantasía que serán novios, se comprometerán, se casarán y serán felices por siempre. —se termina la margarita de un trago. —y yo sé que eso nunca va a pasar, así que solo disfruto del sexo. —le guiñe un ojo. —can I have another one please? —le pregunta al empleado que está detrás de la barra.

—Coming right out. —le dice con una sonrisa de oreja a oreja.

—Así que mejor deshazte de la ilusión que yo y don Juan seremos algo más que amigos con derechos. —suspira, haciéndole caso a su corazón borracho.

—Here you go. —el chico llama su atención.

Haise se da la vuelta, tomando la margarita de la mano del barman, rosando esta en el intercambio.

—Are you alone? —él coquetea con ella.

—So far. —toma un trago de su margarita. —but I'm not planing to go home alone. —

—I get off at one if you want to wait. —le da una sonrisa pícara.

—Is worth the wait? —muerde su labio inferior seductoramente.

—You will see. —le guiñe un ojo antes de irse para dónde otra persona lo está llamando al final de la barra.

Una hora y media a pasado y Christopher se va del bar con la pelirroja, Zabdiel y Joel se consiguen unas chicas, pero todavía están el bar.

Y Richard, oh Richard... como el mejor amigo no la ha dejado sola toda la noche, aunque vengan chicas a querer coquetear con él.

—Go get laid! —Haise dice entre risitas, dando a notar que está un poquito intoxicada.

—¡Estas loca! —le roda los ojos. —no... ¡estas borracha! —se corrige a sí mismo.

—No estoy borracha. —cierra los ojos y todo en su cabeza se mueve. —¡u-ugh! —

Casi se cae al piso, pero Richard la detiene.

—Por supuesto que no estas borracha. —habla con ironía. —vamos que te llevare a casa señorita. —

Toma su cartera y la lleva para el estacionamiento. Se queda de pie enfrente de su moto, tratando de descubrir cómo se la llevara para la casa.

—Quédate quieta. —le dice, subiéndose a su moto lo más rápido que puede. —vente pa' ca. —

La toma de la cintura y como puede la sube enfrente de él. Le pone el casco antes que ella descanse su cabeza en su pecho.

—No me vayas a vomitar. —Richard dice en tono burlón.

—Claro que no idiota. —apenas la puede escuchar.

—No te duermas, ¿okay? —golpea el casco.

—Okay. —envuelve sus brazos alrededor de su cintura.

Richard empieza a conducir lo más cuidadoso que puede, no quiere tener un accidente dónde él y Haise terminen golpeados. Cuándo uno de los semáforos está en rojo, levanta una parte del casco para asegurarse que Haise esté bien.

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—¡Oye mami! —la sacude al notar que tiene los ojos cerrados. —no te me duermas. —

—No estoy dormida. —dice entre sollozos.

—Hey! ¿Que te pasa? —levanta su cabeza de su pecho y la mira a los ojos los cuales están cristalizados.

—¿Porque es así? —pregunta con el corazón partido.

—No lo sé mi vida. —él dice y en realidad no sabe de lo que ella está hablando. —solo descansa, ya llegaremos a casa. —recuesta su cabeza contra su pecho otra vez.

Llegan a su casa en media hora, sanos y salvos. Se estaciona en el lugar de siempre y baja de la moto. Con mucho cuidado baja Haise de la moto y camina con ella hasta llegar a su apartamento.

—¿Dónde estamos? —ella pregunta mirando para todos lados.

—En mi apartamento. —abre la puerta de este con dificultad. —te quedaras aquí hasta que te sientas mejor y puedas regresar a casa. —

—A mi mamá no le importa en qué estado llegue a la casa. —descansa su cabeza en la pared.

—Vamos. —la toma de la mano para ayudarla a entrar al apartamento.

La lleva a su habitación, la cuál está en el mismo cuarto que la sala y la cocina ya que es un estudio, acostándola en su cama. Le quita el casco para acomodar su cabeza en las almohadas. Trae el rímel regado, la mitad de sus labios ya no tienen labial, pero aun así se ve hermosa. Le quita las botas y cubre su cuerpo con sus sabanas. Va al baño, moja una toalla con agua caliente y regresa a la cama. Delicadamente pasa la toalla por su rostro, quitando su maquillaje. La deja tranquila y se acuesta en el sofá de la sala.


* * * * *


A la mañana siguiente Haise se despierta con un gran dolor de cabeza y un silbido en sus oídos. Se agarra la cabeza con las dos manos, tratando de que le deje de dar vueltas. Al abrir los ojos se encuentra en un cuarto que no ha visto antes. Recuerda que andaba de coqueta con el barman y rápidamente vuelve a ver para abajo. Suspira aliviada cuándo nota que todavía esta vestida, no tiene sus botas puestas, pero eso no es la gran cosa. Revisa sus jeans buscando su móvil, pero no lo encuentra por ningún lado.

Se sienta en la cama y todo le da vueltas, espera hasta que todo le deje de dar vueltas y se levanta de la cama. Corre hacia lo que parece el baño y vomita todo el alcohol que se tomó ayer. La dieta de no azúcar, no carbohidratos no le beneficia cuándo quiere tomar y pasarla bien ya que se emborracha muy rápido. Sigue vomitando en el inodoro, llenando su cabello y ropa de este. Siente unas manos recoger su cabello, acariciando su espalda al mismo tiempo.

—Todo estará bien. —escucha la voz de Richard y sabe que está a salvo.

Sabe que siempre y cuándo Richard este con ella, estará a salvo.

—Lo siento Rich. —dice avergonzada, limpiando las comisuras de sus labios.

—Hey. —pone su cabello en una coleta. —no hay nada de qué avergonzarse... solo es vomito. —se ríe a carcajadas. —si fuera tu periodo, allí si te desecharía de mi vida. —

—¡Tonto! —le da un golpecito en el bíceps. —necesito una ducha con urgencia. —

—¡Uyyy! —Richard pone carita de asco, cubriendo su nariz. —sí que sí la necesitas con urgencia. —

—Ven te abrazo. —trata de tirársele encima, pero Richard sale corriendo.

—Hell no! —cierra a puerta del baño. —toma una ducha mientras que yo preparo el desayuno y mucho mucho café para ti señorita Gómez. —

Haise enciende la ducha, dejando el agua caliente correr. Se quita la ropa llena de vomito con cuidado de no llenarse más. Pone la ropa sucia en el lava manos y entra a la regadera.

—Te dejaré ropa limpia aquí afuera y las toallas están en los cajones. —él dice desde el otro lado de la puerta.

—Gracias Rich. —

Termina de bañarse en 15 minutos, se seca con las toallas que encuentra en los cajones como Richard dijo. Abre la puerta y agarra la ropa de la alfombra. Ríe al ver lo que él le ha dado para vestirse. Se pone la camisa del capitán américa y los pantalones de pijamas con estampados del hombre araña. Al salir del baño camina para la cocina en dónde se encuentra con Richard cocinando un delicioso desayuno dominicano.

—Hm. —jadea tan fuerte que Richard la vuelve a ver raro. —¡Huele demasiado rico! —

—Desayuno dominicano. —hace un bailecito medio raro.

—Se ve delicioso. —agarra una rodaja de salami y se la come. —¡hm! ¡esto es el cielo! —

—Siéntate que ya te sirvo. —le apunta a la pequeña mesita de comedor.

Sin protestar Haise se sienta en la silla y vuelve a ver para todos lados. El apartamento es acogedor, no es lujoso como el de Christopher, pero tiene buena pinta. Los muebles están en buen estado, las cosas están en orden, hay uno que otro video juego tirado por el apartamento, pero no sería el apartamento de un adolecente si no los tuviera. Nota las fotos en la pared, Richard con su familia y otras con los chicos.

—Me gusta mucho tu apartamento. —asienta con la cabeza.

—Gracias. —pone comida en los platos. —trato de tenerlo en orden. —

—Se nota. —le sonríe. —¿necesitas ayuda con eso? —

—No mami, ya terminé. —camina con los platos en sus manos hasta dónde ella esta. —espero te guste. —coloca un plato enfrente de ella.

La boca se le hace agua por el olor de la comida. El plato tiene mangú con escabeche de cebolla encima, huevos estrellados, salami y queso frito. Toma el tenedor, agarrando mangú y escabeche y lo pone en su boca de una sola vez.

—¡Hm! —ella saborea la comida. —tendré un orgasmo de comida aquí mismo. —

—Ew! Don't do that! —Richard dice con carita de asco.

—Es un cumplido. —rueda los ojos, cortando el salami en pedacitos. —just take it. —

—Déjame te traigo el café para que se te baje el gran suape que traes. —se burla de ella.

—¿Qué es suape? —

—Hangover. —dice como si fuera la cosa más obvia del mundo.

—¡Oh! —Haise se ríe a carcajadas. —no es mucho la cruda, pero gracias por el desayuno y el cafecito. —

Él regresa al comedor con dos tazas de café. Siguen comiendo el desayuno, hablando de todo y de nada. Richard no le ha comentado nada sobre las locuras que hizo la noche anterior y esta agradecida por eso. Se le cae la cara de la vergüenza con tan solo recordar como actuó cuando vio a Christopher con otra chica. Pero Richard como el gran amigo que es, no ha reprochado nada y nunca lo hará. Y es allí cuando se pregunta porque demonios no se interesó en Richard. No entiende por qué siempre escoge a los chicos que solo juegan con ella. Pero la pregunta que la atormenta todos los días es si algún día encontrara alguien que la ame de verdad.

PLAYBOY +18 HAISETOPHER ||THE PLAYBOY SAGA #1||Where stories live. Discover now