Capítulo.- 01

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Las horas trascurren con lentitud, mi mirada viaja hacia el reloj circular que está en aquella pared color crema, la pintura aun es fresca, los rayones han desaparecido tras esa capa de pintura que fue aplicada el fin de semana, sin embargo el conserje y los encargados de impartir un buen estado en esta institución decidieron terminar con su labor el día de ayer, lunes.

Golpeo la madera de la silla con el bolígrafo de punta fina, la profesora solo esta con la vista al frente sosteniendo su libro con variedades de escritos, hace unos instantes acaba de terminar de dictarnos uno de esos tantos, pero claro está que mi mente esta en otro lugar, otra zona que desconozco. A noche no dormí muy bien, ¿y cómo hacerlo? Si anoche mis padres discutieron hasta el cansancio...

Bajo la mirada al momento en que llevo el final del biógrafo hasta mis labios, pasando el final de esta por un lado y por el otro, una bola de papel ensalivado golpea mi mejilla derecha, cuando me giro para encarar al responsable solo puedo ver a Rosalía sonreír con gracia, su grupo de amigos le siguen el juego mientras que la profesora solo se encuentra escribiendo en esa pizarra.

No soy del agrado de ellos, de ninguno de esta escuela, nunca pude entablar una buena conversación con nadie, no después de que toda la escuela se enterara que mis padres son unos alcohólicos y drogadictos... Creo que para nadie es fácil tener amigos si vives en una situación con familiares con ese tipo de problemas.

Ignoro a la chica de cabello rubio y lisado y perfecta figura, bajo la mirada nuevamente mordiendo con delicadeza mi labio inferior para empuñar los ojos al momento en que la chicharra inunda mis oídos. Todos comienzan a guardar sus cosas, la profesora da las últimas instrucciones antes de que todos abandonen aquella aula de clases, por mi parte, salgo a toda velocidad con la mirada baja de aquella aula, atravieso los pasillos y por fin, llego a la salida.

A lo lejos, veo a mi mejor amigo, ese grandulón de pelo negro, orejas puntiagudas, cola corta y patas largas, sin olvidar su hocico largo con esas gotas de saliva cayendo de él. Desoto, es el nombre de aquel doberman de cuatro años de edad. Ladra un par de veces antes de que pase mis manos por su cabeza suave, acaricio sus orejas sintiendo su cabeza ladearse sobre mi mano. Sonrío un poco antes de ver a mi hermano Dylan acercarse hasta nosotros.

Su colegio está a un costado del mío, puesto que solo un alambrado nos separa, como siempre, su mirada baja, aquel gorro negro en su cabeza dejando ver solo su cabello rubio de enfrente, sus zapatos y demás ropa negra. Hace años que perdió la felicidad al igual que yo... Su mochila color azul es lo único que lo hace lucir un poco alegre, esa mochila con el estampado del capitán américa.

─Hola, Desoto ─mi hermano lo saluda con un eco en su voz.

─ ¿Qué tal la escuela? ─ me mira y se encoje de hombros.

─Igual que cualquier otro día.

No le digo más, se limita a caminar con las manos en los bolsillos de aquella chaqueta, Desoto solo ladra tratando de llamar su atención, pero mi hermano solo sigue caminando, perdido en sus pensamientos. Suspiro y pido a Desoto que me siga, el can solo se levanta del pavimento y comienza a seguirme con un ritmo adecuado.

Desoto ha acostumbrado a esperarnos desde que entramos al colegio hasta que salimos, ¿la razón? Hace unos meses atrás a mi hermano lo golpearon algunos de sus compañeros de aula, otra razón es porque a mi suelen gritarme cosas o incluso empujarme, el can es agresivo con las personas que nos dañan, estuvieron a punto de sacrificarlo cuando mordió a un chico que agredió con piedras a mi hermano, lo mordió en el brazo, y coloco su mandíbula en el cuello del chico, fue un día desagradable, sin embargo, cámaras de seguridad grabaron el como el chico y otros más agredían a mi hermano...

MORPHINE |[SG Libro 1]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora