Relación

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Abrí los ojos y volteé con desgano al escuchar la puerta, ambas chicas entraron al cuarto y nos vieron con sorpresa al encontrarnos en el suelo.

Sofía fue la primera en reaccionar, caminó hasta Daniel y se sentó a su izquierda, mientras que mi ex paciente hizo la cabeza de lado observando lo que hacía. De reojo noté que la primera estaba entrelazando sus dedos con los de mi amigo, así que me giré un poco más para convencerme de que no lo había imaginado.

—Ya van a empezar —dijo Lisa con irritación mientras casi brincó nuestras piernas para sentarse a mi lado—. Llevan días así y ninguno acepta que son pareja, ¿puedes creerlo?

Miré a Daniel, quien tenía una sonrisa infantil en su rostro mientras la mujer a su lado recargaba la cabeza en su hombro, ¿me perdí de tanto?

—La última vez que estuvimos juntos, te mandó a la friendzone —recordé.

Él giró rápidamente para tratar de intervenir pero Sofía rio.

—Se lo merecía, Tobías, llevaba semanas insistiendo en que fuéramos amigos con derecho —contó sacudiendo la cabeza.

—Es un idiota, pareciera que no la conoce —espetó Lisa con clara molestia.

—Lo hice para demostrarle lo buen novio que puedo llegar a ser —se excusó Daniel con irritación.

La chica a mi lado entornó los ojos.

—Más bien, lo imbécil que puedes llegar a ser —sugirió.

No pude evitar sonreír mientras ambos seguían discutiendo de manera tranquila, no era nada como cuando mi amigo alegaba con Isabella.

Si algo admiraba de mi ex paciente, era esa capacidad que tenía de defender a los que eran cercanos a ella, llegué a comprender que jamás mencionó ser amiga de Sofía para protegerla.

—Pues ya te dije, no tengo ningún problema con cortártelo si siquiera miras a otra mujer —concluyó Lisa.

Sentí a Daniel tensarse a mi lado, ambos sabíamos que no estaba bromeando.

—Estoy segura de que no lo hará, desde que lo conozco me ha respetado —lo defendió Sofía.

—El interés tiene pies —señaló la mujer a mi lado al poner la cabeza en mi hombro.

No pude evitar mirarla y sonreír; se sentía natural estar así con ella, a pesar de lo extraño, si no es que poco ético, de la situación.

—¿Qué sigue? —cuestionó Daniel.

Suspiré y recargué la cabeza en la cama.

—Supongo que enfrentar las consecuencias —respondí mientras sentía la mano de Lisa moverse de manera lenta por mi cintura, traté de no reaccionar pero me estremecí y aclaré mi garganta para pedirle, sin palabras, que dejara de hacer eso.

Ella solo sonrió de manera juguetona.

Ella solo sonrió de manera juguetona

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IncongruenteWhere stories live. Discover now