Mamá, ¡soy un chico!

Capítulo 1

—Valentina, ¿estás despierta?

—¿Qué pasó, mamá?

La muchacha se removió en su cama, tapándose la cara con la almohada.

—Es que ya falta muy poco para tu fiesta de egresados, y quería salir contigo a comprarte el vestido.

Cuando escuchó la puerta abrirse, se sentó en la cama de mala gana. Su pelo castaño, enmarañado, le cubría los ojos y caía enloquecido hasta sus hombros y la mitad de su espalda.

—No quiero ningún vestido, voy a ir así nomás.

—No digas bobadas, todas tus compañeras van a ir vestidas formal, estuve charlando con la mamá de Abigail sobre eso. Hay que arreglarte ese pelo, y las uñas. Mi peluquera tiene una maquilladora que hace unos trabajos hermosos, hoy pensaba ir a sacar fecha.

Valentina solo suspiró, rendida. No era noticia nueva para su madre que ella detestara todas esas cosas, pero insistía en tratarla como si fuera una muñequita de porcelana, y si no hacía lo que quería, se ponía histérica y comenzaba a gritarle toda clase de cosas desagradables, entre ellas, que era una "marimacha".

—Todavía falta como medio mes, ¿no podemos esperar?

—Eres igual a tu padre, Valentina, siempre dejan todo para último momento. Levántate, te hice el desayuno. Cuando termines, arréglate ese pelo y salimos.

Cuando vio la espalda de su madre desaparecer tras la puerta, se desplomó en su cama y ahogó un grito con la almohada. Valentina ni siquiera quería ir a esa dichosa fiesta. No quería vestidos, ni el pelo arreglado, ni maquillaje. Se había hartado de complacer a su madre y aquella mentira en la que vivía la estaba matando. Tomó su teléfono y luego de quitarse el pelo de la cara, buscó el chat de su mejor amiga y comenzó a escribir:

Lo pensó un momento antes de responder. Nunca había hablado con su padre sobre esos sentimientos tan extraños que le atormentaban desde niña. Su madre tampoco hablaba del tema porque para ella, lo que Valentina sentía era una tontería, un capricho producto de alguna moda loca que en algún momento se le iba a pasar.