VI

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El Internado Laguna Negra.

DÍA 2. 8:03 a.m.

El comedor estaba lleno de niños pequeños, adolescentes y profesores que recién se habían levantado a tomar su desayuno. Ya estaban todos aseados, con sus uniformes puestos y peinados para afrontar un nuevo día. María y Fermín, entre otros, ayudaban a servir el desayuno. Ellos llevaban despiertos mucho más tiempo para preparar tal bufet.

- Pues... no te debían pagar mucho en el hotel ese, ¿eh? – dice Fermín mientras sirve zumo a un alumno. – Porque equipaje no es que hayas traído mucho...

- Mi familia me enviará las cosas... No me gusta viajar con mucho equipaje.

María mira a Jacinta. Ella estaba apartando las manos de unos cuantos niños de los bollos mientras los regañaba. Era muy maniática con la comida. Una vez Jacinta sale por la puerta, María mira a Fermín.

- ¿Qué coño te pasa? – pregunta enfadada.

Fermín no entiende por qué esa actitud de repente.

- ¿A qué vienen tantas preguntas? ¿Tienes algún problema conmigo?

- Yo solo...

- ¡Yo solo nada! –interrumpe María. – Lo que yo haya hecho antes de venir aquí no es asunto tuyo. Así que déjame en paz.

- Tranquila, yo sólo quería ser amable contigo – responde Fermín, visiblemente herido.- Invitarte a una copa, o salir a bailar era lo único que quería. Pero ahora tú a lo tuyo, y yo a lo mío.

- Perdona... Aunque tampoco soy una chica de salir, ni de bailar...

- No te molesto más.

María coge unas copas sucias y sale de la habitación. En el camino encuentra a Jacinta, que había presenciado alguna parte de la conversación. Jacinta la observa mientras va a la cocina. Cuando está lo suficientemente lejos, mira a Fermín.

- Ya la tienes en el bote, ¿no? –dice mientras ríe.

Fermín la ignora y se dedica a servir leche a los alumnos. María era una chica rara, sí. Pero quién la podía culpar. Llevaba años sin relacionarse con otra persona que no fuera la que le daba sus medicinas.


8:15 a.m.

Paula mira a un lado y a otro. Estaba un poco perdida entre tanta gente en el gran comedor. Llevaba su vaso de zumo en la mano. Localiza a su hermano y corre hacia él. Tic, tic. Le da con su pequeña mano en el hombro. Marcos la mira y le sonríe. Gira su cabeza a Iván y le dice seriamente.

- Levántate. Hazle sitio a mi hermana.

Iván lo mira por unos segundos. Luego mira al resto de la mesa. Y nadie dice nada, a pesar de conocer las reglas del colegio. Pero él se las sabía muy bien, claro. Su padre era el mayor accionista del colegio. Por lo que se podría decir, eran los dueños del Laguna Negra. Se desliza en la silla, dejando que Paula se siente en ella.

- Marcos... no me gusta este colegio.

Una vez más. Su hermano no sabe qué contestar. No sabe por cuánto tiempo estarán allí.

- Come un poco, ya verás que rico.

Marcos llena su cuchara de cereales y se la acerca a su hermana. Ella abre su boca, divertida. Hace el sonido de un avión mientras vierte el cereal en la boca de su hermanita. Al otro lado de la mesa, Victoria y Carolina estaban embobadas. Ellas sonreían como tontas contemplando la escena.

Laguna Negra » 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora