ENAMORATÉ

Nueve

Aún bajo el efecto del beso, no escucharon los pasos subiendo por las escaleras.

—¡Candy!—llamó a la puerta Cody.—¿Candy estás dormida?.—giró el picaporte y se detuvo.

Ambos se quedaron paralizados y pálidos.

—¡Oh por Dios! ¿Qué vamos a hacer?—dijo la rubia al borde del colapso.

—Shhh—la silenció el castaño.—Métete en el baño.

—¿Qué? No. Métete tú. Eres tu quien está usurpado mi habitación.—dijo mientras Terry la empujaba al baño.

—Ya pecas. Hazme caso por una vez.

—¿Candy?— llamó a la puerta nuevamente su hermano.

—¿Qué ocurre aquí?—dijo el padre de ambos rubios. Las voces lo despertaron.

—Nada. Solo quiero hablar con candy. Quería saber si Terry se fue...—mintió. Solo quería comprobar que su amigo no estuviera con su hermana, ya que durante la película lo había visto de una manera diferente.

—Deja de molestar a tu hermana y ve a dormir, Cody.

—Esta bien. Voy a llamarlo.—sacó su móvil y dándose la vuelta, marcó. Al primer tono el móvil se escuchó muy cerca. Demasiado para su gusto.—¿Qué mierda?—maldijo el rubio abriendo la puerta.

Entró a la habitación y ¿encontró? nada. Su padre lo seguió por detrás. Pero vió las luces del baño encendidas y la puerta abierta.

—¿Candy?—gritó y entró al baño. La escena ante sus ojos no era para nada lo que había imaginado.— ¡Oh, mierda!—exclamó Cody para luego cubrir su boca y salir del baño asqueado.

— ¿Pero qué es todo ésto?—cuestionó el padre.

Candy estaba abrazada al retrete mientras que el castaño sostenía su cabello con una mano y con la otra le masajeaba la espalda.

—Se sintió mal y no quise dejarla sola.—respondió el buscado.— Al parecer comió demasiado.—dijo encogiéndose de hombros. Y recibiendo un pellizco por lo bajo, de la pecosita.

—¿Qué sucede? ¿Por qué tanto alboroto?—cuestionó la madre ingresando en la habitación.

Candy limpió su boca luego de apretar el botón de la cadena y que se fuera lo que supuestamente su estómago había arrojado (galletas trituradas que su querido amigo había tomado del escritorio de la rubia y las había arrojado al inodoro)

—Estoy mejor.—dijo poniendo su mejor cara de enferma.

—Oh, cariño. Te prepararé un té caliente. Eso te hará sentir mejor.—dijo la madre recibiendo a su pequeña mimada entre sus brazos y llevándola a la cama.

—Gracias mamá.

—Cariño...—dijo Rose dirigiéndose a Terry.—Gracias por cuidar de mi pequeña.

El castaño miró a la joven en cuestión, ésta lo fulminó con la mirada y él solo se encogió de hombros y dijo:

—Para algo estamos los amigos, ¿no?

Los otros hombres de la casa miraban la escena. Cody se ganó una mirada molesta de su padre.

—¿Qué?

—Nada. Mejor vete a dormir.—le dijo su padre saliendo de la habitación.

—¿Qué querías?—cuestionó el castaño a su amigo.

—Dijiste que me esperarías y como no te vi...

—Pensaste que estaba con tu hermana.

—No. Bueno si. Pero no de esa forma.—se defendió— sé que Candy es tu mejor amiga y mi hermana. Y no harías nada para que eso cambiara. Sabes que no me gustaría.