Capítulo 8.

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Domingo en la mañana.

El pálido sol entraba por la ventana, inundando el cuarto de Felix con la luz del nuevo día. Felix estaba acostado en la cama, sintiéndose más cómodo de lo que se había sentido en su tiempo quedándose en Stray Hills. Su mejilla estaba presionada en contra de la almohada, su brazo tirado perezosamente a través de ella. Con un suspiro contento, apretó el agarré, acurrucándose más en el cálido cojín y— espera un segundo.

Los cojines no son cálidos, en general. Tampoco eran firmes; al menos, el suyo no. Y Felix estaba un cien por ciento seguro que no respiraban y mantenían un brazo colgando en sus hombros mientras dormía.

Felix se tensó al instante, lentamente levantando su cabeza para ver que el cojín al que estaba abrazando no era en lo absoluto un cojín— era Seo Changbin.

Felix estaba seguro de que su corazón iba a saltar a fuera de su garganta cuando lo vio. Sabía que se había dormido durante la película la noche anterior, pero no se había dado cuenta si Changbin se había dormido también. Aparentemente sí.

Changbin estaba en el lado de la cama presionado contra la pared. No parecía que se haya dado cuenta de que Felix estaba despierto y siguió durmiendo, su cara suavizada, carente de emociones. Se veía mucho más joven cuando estaba dormido, no había palabras cortantes o muecas creídas. Sus rasgos parecían... suaves, esa era la palabra que Felix podría elegir para describirlo. Había una fragilidad que hacía que el corazón de Felix latiera un poco más rápido de lo normal.

Porqué se había despertado en esa posición era un misterio, sin embargo. Bueno, no es como si Felix y Minho nunca se acurrucaran (no es como si fueran a admitirlo ante todos) pero su amistad con Changbin era tan nueva. Demasiado nueva para que su cuerpo considere aceptable enrollarse alrededor de Changbin durante la noche.

Changbin suspiró e hizo un ruido que no era adorable de ninguna manera y se movió, empezando a acercarse. Consciente de lo cerca que estaban, Felix, como el idiota que es, entró en pánico, haciendo un pequeño sonido grave (podía sonar muy masculino en las mañanas) en el fondo de su garganta, rodando lejos de Changbin... directo al suelo.

"¡Mierda!" gritó, cayendo torpemente, sus extremidades agitándose y un dolor sordo atravesando su cuerpo.

Chanbgin jadeó, tirando hacía arriba en la posición de sentado inmediatamente "¿Lix?", preguntó, mirando a su alrededor frenéticamente. Cuando se dio cuenta de la posición del chico en el suelo, inclinó la cabeza hacía un lado, sus ojos dormidos llenos de confusión. "¿Por qué estas en el suelo?"

Jesús, Changbin sonaba diferente cuando se acababa de despertar. Su voz, que ya era profunda, sonó una octava más baja, sonando toda ronca y áspera y— bueno, ¿Qué tipo de pensamientos platónicos eran esos? Era raro, ¿bien? Esa voz junto con el hecho de que Changbin aún parecía un feto por su sueño, era confuso.

Además, ¿exactamente cómo se supone que Felix respondiera a esa pregunta? Oh, ya sabes, estoy en el piso porque me levanté y estábamos malditamente acurrucados y como que me asusté y rodé de la cama. Sí, eso estaría bien. Changbin no parecía darse cuenta en el estado en el que habían dormido, y Felix prefería que se quedara de esa manera.

"No pensé que estuviera tan cerca de la orilla y me caí," Felix mintió sin problemas, esperando que no sonara completamente estúpido.

Changbin río y dejo caerse en la cama. "Tú harías eso"

Felix se indignó. "¿Y que se supone que signifique eso?"

"Oh, ya sabes," Changbin suspiró divertido, evidentemente aún cansado. "Para alguien que es tan ágil en el hielo, eres sorprendentemente torpe afuera de este." Una pequeña sonrisa tiró de los labios de Felix... hasta que Felix lo golpeó en la cara con una almohada.

Corazones sobre hielo. [Changlix]Where stories live. Discover now