Capítulo 10.

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Miércoles.

Felix no estaba entrando en pánico. Habían pasado dos putos días después de todo— eso lo había hecho bastante patético. Así que, no, él estaba definitiva y absolutamente no entrando en pánico por el pequeño incidente... patinando. Y por incidente, él no quería decir que se había encontrado impulsándose hacia adelante como si hubiese sido empujado por la misma mano de Dios, y había corrido directamente a Changbin. Felix no podía negar que la sensación de tener el brazo del chico más bajo a su alrededor, tan fuerte y firme, había sido una experiencia interesante. Interesante, claro, eso significaba que había sentido como su sangre se había puesto a bombear llena de relámpagos, electrificándolo y despertándolo.

Y luego había levantado su mirada, había visto a Changbin mirándolo. Felix debió haber tenido alta la adrenalina o algo porque la forma en que Changbin lo había mirado... era como si hubiese visto la cosa más bella, más confusa en el mundo entero. La boca de Felix se había puesto inexplicablemente seca, por lo que él se había lamido sus propios labios (y claro que él se dio cuenta de que los ojos de Changbin parpadearon hacia abajo para apreciar el movimiento).

Y entonces Changbin se había inclinado —dulce Jesús, él jodidamente se apoyó— en él y Felix estaba tan confundido tratando de recordar por qué los labios de Changbin no debían verse como una invitación, como se veían en ese momento. Él luchaba por recordar por qué exactamente había tanto espacio entre ellos.

Pero entonces el hechizo se rompió y Changbin giró la cabeza para susurrar al oído de Felix y por supuesto esa era toda la intención que había tenido de hacer. Changbin estaba por gritarlo directamente, no tenía ningún interés en besar a Felix. Y Felix tenía a Soo-young, la chica de sus sueños, por lo que no tenía asuntos besando a Changbin. Pero por ese momento, por ese dulce fragmento de momento en el tiempo en que el mundo pareció dejar de girar y todo parecía congelado, había estado interesado.

Así que, en resumen, Felix no estaba entrando en pánico. Estaba enloqueciendo a la mierda.

También se sentía completamente idiota por estar enloqueciendo. Quiero decir, la gente pensaba en besar a las personas que no estaban en una relación todo el tiempo, ¿verdad? Eso era lo que había pasado, ¿verdad? Se sentía raro porque Felix nunca había pensado en besar a un chico antes (Toma eso, rumores gay). O tal vez él debía tenerlos— él y Minho habían sido amigos durante años, seguramente la idea le había pasado por la cabeza en algún momento (no, en realidad no había pasado).

Sabes, tal vez él no había querido hacerlo. Era sólo que parecía como una opción, eso era todo. Él no habría seguido adelante con eso debido a Joy y porque él era todavía, hola, bastante heterosexual. Nada tenía que cambiar.

Y nada hizo el cambio. El martes había pasado con nada fuera de lo común. Felix y Changbin habían tomado la decisión de trabajar en la tarea sin la compañía del otro ese día porque sabían que, si se les permitiera pasar el rato, el trabajo no se habría conseguido hacer y ninguno de los dos quería dejar de hacerlo. El trabajo de Felix era normal, eso era lo mejor que se podía decir al respecto. Tenía la esperanza de que se convertiría en uno mejor, puesto que su objeto era cualquier cosa menos aburrido pero, sí. Al parecer, no adquirió la mágica divina habilidad de escribir cuando el tema era interesante.

Felix tuvo que preguntarse si Changbin iba a querer leer su tarea. En realidad no tenía ningún problema con él ya que era completamente irrelevante. Y él podía admitir (con sólo un trozo pequeño de vergüenza) que estaba muriendo por leer lo que Changbin había escrito sobre él. No estaba presumiendo, pero había algo atractivo acerca de la lectura de las palabras que el muchacho de pelo negro había diseñado para él.

Corazones sobre hielo. [Changlix]Onde histórias criam vida. Descubra agora