4. ¿San Valentín?

2.1K 66 18
                                    

Narra Cepeda

Llevaba todo el día nervioso porque Aitana había accedido la mañana anterior a vernos después de que visitase la discográfica con las chicas y Alfred. Le propuse quedar para que hablásemos tranquilamente, porque después de todo, necesitaba tener una conversación como Dios manda con ella, sin necesidad de tener que andar con cuidado por lo que soltar por la boca o por cómo actuar, porque no hubiese en cada esquina una cámara enfocándonos. Además, después de su salida de la academia, no tuvimos oportunidad para estar un rato a solas, siempre hemos estado rodeados de compañeros o de personas, exceptuando el último día de gala. Sin embargo, a pesar de que fue un momento muy intenso ya que para mi marcó un antes y un después, sólo duró unos escasos minutos ya que aparecieron nuestros compañeros, como era de esperar.

Por eso creí oportuno preguntarle si le gustaría estar un rato conmigo cuando viniese a Madrid, porque sería una buena ocasión para estar los dos solos y hablar en confianza, sin tener a nadie alrededor que nos molestara o cuestionara. Tuve mis dudas y llegué a pensar que me diría que no o que me propondría para vernos otro día, ya que era un poco complejo e incluso raro que andara de un lado a otro sabiendo que está viajando con sus compañeros para reunirse con gente importante en Universal Music, pero, bajo todo pronostico, aceptó. Y a mi me hizo muy feliz.

La tarde transcurrió de lo más lenta, no hice planes porque de algún modo esperaba su mensaje, me dijo que iría hablándome, pero, pasaban las horas y no había señales de ella. Se me ocurrió ponerme a componer una canción con la guitarra y así hice, escribí, borré, escribí, borré; así hasta que pude componer un pequeño trozo bastante emotivo para mi. Después me grabé cantándola y poco más tarde subí el video a mi cuenta de Instagram para que vieran y opinaran acerca de ella, junto a un texto que decía: "Como soy de pocas palabras, os lo digo cantando. Qué hay de malo? Quered, es muy bonito, y expresadlo siempre que podais. Da igual como. Fin de una etapa." Sabía que a mis seguidores les gustaba que subiese cosas tocando la guitarra mientras cantaba y que les haría ilusión escuchar algo nuevo que había compuesto.
Dieron las nueve de la noche cuando perdí la esperanza de que me enviara un mensaje, «se habrá olvidado o habrá cambiado de opinión», pensé, así que decidí pedir pizza a domicilio porque no me apetecía ponerme a cocinar y llamé a un amigo que vivía cerca para que viniese a casa.

—¿Qué pasa, tío?  —me dijo mi amigo mientras me chocaba la mano —, me habías dicho que hoy no te llamara, que tenías cosas que hacer.

—Cambio de planes, ya he hecho todo lo que tenía que hacer a la tarde  —mentí —, ¿quieres pizza? He pedido dos medianas, las han traído hace nada.  —pregunté.

—Igual un trozo, que he cenado hace poco.  —respondió.

Nos terminamos las pizzas entre risas y entre alguna que otra charla. Le estaba agradecido porque de un modo u otro me ahorró el momento "rayada" que hubiera tenido a solas, pensando en que Aitana había pasado totalmente de quedar conmigo.

Sin embargo, en medio de esas risas y esas conversaciones que estaba manteniendo con él, se me ocurrió ir a por el móvil porque no dejaba de sonar a lo lejos, y de alguna manera quería descartar que fuese ella. Cuando lo miré y me salté algunos de los mensajes que tenía para comprobar si debajo de ellos veía su nombre en la pantalla, lo pude ver, pude ver que me había escrito. Hacia cinco minutos que me había enviado un mensaje, a las 21:33, ni un minuto más, ni un minuto menos. "Hola de nuevo Cepedi ✌🏻 Se nos ha hecho un poco bastante tarde, acabamos de salir. Si no tienes ya planes hechos (y no has cenado claro), te gustaria cenar conmigo en algun lado? va, te dejo elegir", decía.

«Joder, que no se ha olvidado, que me ha enviado un mensaje» , pensé emocionado. Ya había cenado y estaba llenísimo, pero no me importaba tener que volver a hacerlo si eso suponía estar con ella, así que propuse hacerle yo la cena y le pregunté si quería que pasara a buscarla en coche. Por un momento dudé si enviarle eso o proponerle cenar fuera, pero no creía que le incomodase el hecho de venir a mi piso; en el caso de ser así, esperaba que me lo dijese e iríamos a cualquier otro lado sin problema.

PARECE QUE VA A LLOVER - (Aiteda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora