5. Sentimiento de culpa

2K 56 9
                                    

Luis miró a Aitana con cara de incrédulo por la pregunta que acababa de hacer. ¿Era en serio que le había preguntado eso? o, ¿estaría de broma? Ahora ya nada le extrañaba.

—Hombre pues si te limpias toda la harina y los restos de huevo que tienes por ahí, claro. Yo dormiría en el sofá y listo. quiso decir Luis algo sorprendido.

Aitana se echó a reír mientras le daba a Cepeda palmadas en el hombro.

—Que era broma, Luis. Quería ver como reaccionabas. ¡Ay!!!!! Sabía que no te negarías. dijo apretando el moflete de él.

Menudo bicho estás hecho. rió Luis—. ¿Y por qué iba a decirte que no? No tengo problema en que te quedes. Además, el hotel está lejos y me daría pereza llevarte a estas horas. confesó de broma.

—Ya, ya... Lejos... seguía riendo Aitana.

—En fin, boba... Vamos a probar esta lasaña cuanto antes, que se va a quedar fría.soltó Luis.

—¡Venga! —respondió Aitana.


Narra Aitana

La seguridad, tranquilidad y confianza que me transmitía Luis era increíble. No necesitaba que pasase nada extraordinario ni que estuviésemos en un sitio maravilloso para sentir que con él me estaba sintiendo como nunca antes. El beso que por fin nos dimos en el sofá, -que después pasó desapercibido porque hicimos como si nada y seguimos con la cena-, no podía sacarlo de mi mente y cada vez que lo volvía a imaginar un cosquilleo me recorría de la cabeza a los pies. Le deseaba tanto... pero me daba tanta vergüenza confesarlo por las circunstancias.
Sin embargo, temía que por mi actitud creyera que era una niña que no sabía lo que quería y que él tan solo era un jueguecito que me divertía. ¿Por qué le tuve que decir que lo de quedarme a dormir era una broma? Me salió reaccionar así al pensar que era muy descabellado si quiera planteármelo, era la primera vez que cenaba en su casa estando solos y, ¿me iba a quedar ya a dormir? ¿No estaba yendo todo demasiado rápido? Además, yo todavía seguía con Vicente, aunque dentro de mi no era eso lo que yo sentía...
Mientras cenábamos esas ideas se me pasaban por la cabeza porque estaba repitiendo en mi cabeza cada gesto y cada palabra que le había dedicado minutos antes. Cómo me gustaba comerme la cabeza.

—¿En qué piensas? —me preguntó Luis.

—Que nos ha salido muy buena la lasaña. Somos unos cracks. —mentí.

—Aitana... —me dijo Luis levantando las cejas como buscando la respuesta correcta.

—Jo, no sé, Luis. En todo. —me animé a decir mientras soltaba el tenedor—. En que estando contigo me siento como en casa, no dejo de pensar en un montón de cosas bonitas que sé que cuando salga por esa puerta tengo que dejar de imaginar porque ahí fuera nada es igual de fácil que cuando estamos los dos solos.

Al articular esas palabras mis ojos se llenaron de agua, pero no lo suficiente como para desbordarse. Él no dudo en sentarse al lado mío y acercó mi cuerpo hacia el suyo.

—¿Qué es lo que no es fácil para ti, Aitana? —me preguntó.

—Pues todo Luis, todo. Este mundo de la música que acaba de empezar para mi, estos sentimientos hacia ti, la gente opinando, Vicente de por medio, mis amigos, mi familia...

—A ver, Aiti, tus amigos y tu familia van a apoyarte tomes las decisiones que tomes, los conozco lo suficiente como para saberlo, a tu familia por lo menos. En cuanto al mundillo de la música, sé que no es fácil ni lo va a ser, pero con la ayuda de tus padres y con la de los que te quieren vas a poder con todo y vas a brillar, porque tienes una voz preciosa y porque yo lo sé. Tiempo al tiempo. El tema de Vicente sé que también es complicado para ti, por eso cada vez te recalco que te tomes el debido tiempo para pensar y reflexionar para no tomar decisiones precipitadas, ¿vale? Y olvídate de la gente. —me tranquilizó.

PARECE QUE VA A LLOVER - (Aiteda)Where stories live. Discover now