Prólogo

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- Vuelo con destino a la Ciudad de New York por favor abordar por la puerta número 07 -

Eso es todo lo que escucho en los pasillos. Aclaro mi garganta y hablo finalmente.

- En serio mamá no visitemos más tiendas ya hemos recorrido la mayoría.- Digo rápidamente.

Mi mamá suspira y dice:
-Una sola y ya- Asiento rápidamente, desde que llegamos aquí para abordar el vuelo de regreso a casa me ha obligado a ir con ella a todas las tiendas de aeropuerto y no me ha dejado sola ni por un momento.

Ella camina a mi lado, mientras ajusto las correas de mi mochila, luego me acomodo el gorrito de lana que me tejió la abuela de Maitane, mi mejor amiga, desde que tengo memoria. Estudiamos juntas desde 2do de primaria y somos vecinas. Ella vivía en España, pero en la nueva clínica que abrió su papa aquí le necesitaban por una operación y les gusto la ciudad y se quedaron. Nos hicimos amigas y aquí estamos 10 años después, siendo las mejores amigas.

Entramos en una tienda, agarro un mechón de mi cabello y le doy mi mejor sonrisa a mi mamá muestras digo:

- Me quedaré allá. - señaló una sala de espera. Su ceño se frunce y al no recibir respuesta continúo. - Hablaré con Alejandro debe de estar precupado.

Al decir esas palabras su ceño se suaviza y sonríe.

- Está bien. Dile que lo espero para la cena y no acepto un no como respuesta- Dice finalmente y se va.

Suelto un suspiro y camino directamente a la sala. Me quito el bolso y me siento en el sillón. Saco mi teléfono de mi bolso. Tengo varias notificaciones. Ruedo los ojos. Redes sociales.

Voy directamente a las llamadas y marco el número que perfectamente me sé.

Sostengo el teléfono junto a mi oreja mientras suena y cuento los segundos 1, 2, 3. Al cuarto se oye un silencio del otro lado y escuchi la voz de Alejandro, mi novio desde hace casi 2 años. Nos conocimos cuando teníamos 15, ahora tenemos 17 y una relación muy estable.

- ¿Estás bien Lizz?.- Pregunta Alejandro.

- Sí, mi mamá se antojó de comprar medio aeropuerto. Tú sabes lo típico._- Digo con una emoción exagerada.

- ¿Si? No me lo imagino.- Escucho su sarcasmo. Incluso sé que el muy tonto debe de estar con una sonrisa.

- ¿Qué haces?- Cambio la conversación, porque lo que menos me apetece ahora es hablar sobre la adicción de mi mamá con las tiendas.

- Voy de camino a la empresa. Mi padre dejó unos expedientes muy importantes. Ya sabes lo despistado que es por las mañanas. Mi madre se dió cuenta y me ofrecí a llevárselos porque ella tenía una reunión con un posible cliente.- Dice Alejandro. Sus padres son las mejores personas que he podido conocer. Están al pendiente de su hijo y lo apoyan al 100% con todo. También son cariñosos y no son como las demás personas de nuestro círculo, tienen una humildad impresionante.

- Si, ya lo sé. Que bueno, imagino que estoy en mano libres ¿no?- Le pregunto.

Escucho una carcajada al otro lado y bufo.

- Lizz, obviamente estás en manos libres cariño.- dice en medio de sus risas.

Ahora soy yo la que ríe.

- Es que me lo imaginé. Te dejo para que manejes tranquilo. Te quiero.- Nunca me cansaré de decirle que lo quiero.

- Está bien. Ten un lindo vuelo. Nos vemos aquí. Te quiero más cariño.- Dice Alejandro.

Sonrío y luego recuerdo lo que me dijo mi madre.

- Por cierto, casi lo olvido. Mi mamá dice que estás invitado a cena y no acepta un no como respuesta. - Digo esto último y pongo los ojos en blanco. Mi mamá siempre ha sido así tan dramática.

Escucho una carcajada desde el otro lado, por segunda vez.

- Dile que hay estaré sin falta. Ya casi llego a la empresa. Nos hablamos luego cariño. Pórtate bien.- Sonrío y bufo. Alejandro siendo tan Alejandro.

- Siempre, hasta luego. - Dicho esto corto la llamada y veo unas revistas en la mesita de cristal que tengo enfrente pero hasta ahora me doy cuenta de su existencia.

¡Eso Elizabeth! Tan perdida como siempre.

Veo la edición nueva de la revista ¡Hola! Y rápidamente la agarro y me pongo al día con los chismes de la prensa rosa.

Estoy tan sumergida en mi lectura que no sentí cuando alguien se sentó a mi lado, hasta que se aclara la garganta.

Frunzo el ceño ante el ruido que saca de lectura y volteo mi cara.
Al voltear mi boca se abre y cierra rápidamente. No sé que decir. Por primera vez en mi vida, yo, Elizabeth Miller me quedo sin palabras.

Ohh por Dios. Es lo único que pienso.

El extraño me queda viendo.

Me mira raro y luego ríe.

Mierda se ríe de mi.

Se da cuenta de que no puedo hablar de la impresión. Se vuelve a aclarar la garganta y habla:

- ¿Te quedarás hay sentada y no dirás nada? - Dice con una sonrisa.

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Teorias?
Quién será el extraño?
(Inserte risa malvada aquí)
No sean lectoras fantasmas vale. Pueden dejar comentarios y todo lo demás. Es gratis.
Ahora si. Dejen sus estrellas o lo que sea.
ARRIBA LINCES JAJAJAJA
(DEBO DEJAR DE VER HIGH SCHOOL MUSICAL CUANDO ESCRIBO)
All the love
Rosa
Elizabeth en multimedia

Vuelo hacia al destino.Where stories live. Discover now