Vuelo hacia al destino.

Capítulo I

Lizzy, 16, metas por cumplir...

Tecleó esto y lo borró, frunzo el ceño porqué es un inició muy simple para mi descripción.

—Que mal educada eres Elizabeth. Dónde están tus modales? No te has presentado— Dice mi conciencia.

—Que despistada soy— Me digo mentalmente. — Les daré un resumen de mi vida— Sonrió y empiezo a teclear lo primero que se me ocurre en mi documento en blanco.

Soy Elizabeth, tengo 16 años. Estudio en el St. Louise. Tengo notas perfectas. Vivo en la Ciudad donde los sueños se hacen realidad, es decir, New York. No tengo hermanos. Mi padre Christopher es Dueño de Miller Enterprises  una muy importante compañía de Finanzas. Mi madre Samantha es Dueña de S.M Designs. Es una tienda de atuendos de diseño exclusivo. Mi mejor amiga, Maitane es la mejor persona que conozco. Alejandro es mi novio desde hace 1 y medio. Mi familia se podría decir que es perfecta. Mis padres están muy enamorados. Son exitosos y luego estoy yo la hija modelo. Cabello castaño claro. Ojos color miel, una cara angelical, estatura normal ni tan alta ni tan baja...

—Creo que voy bien— Digo después de leer lo que escribí para la biografía de mi perfil en Litnet. Que es un sitio para publicar historias.

Lo descubrí en Facebook y decidí empezar a publicar mi escritos en él. Pero bajo un seudónimo. Mis papás enloquecerian literalmente si se enteran de esto. Aún no he publicado pero si cree un usuario y solo me falta añadirle mis datos y listo puedo empezar.

Vuelvo leer lo que escribí y siento que falta algo. Cierro mi laptop y la hago a un lado mientras bajo de mi cama. Me pongo de pie rapidamente y veo la hora en el reloj de pared, Son las 2:58pm.

Camino hacia la puerta de mi cuarto y cuando ya estoy por cerrarla recuerdo que no tengo mi teléfono.

Me devuelvo y doy un vistazo por todo el lugar. Pongo los ojos en blanco. Mi cuarto esta completamente desordenado. Debo de acomodarlo. Busco mi teléfono por debajo de las fundas de la cama.

Luego recuerdo algo. Lo deje en la sala.

Me golpeo la frente.

—Que tonta eres Lizz— Dice mi conciencia.