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—Sé quien eres—ella susurra y yo observo aquellos intensos iris granates.

—No sé de que estás hablando—le hago ver mientras tomo un poco del te que mi madre nos ha preparado. Estar en el living junto con Teto es algo asfixiante y no sé como salir de esta situación. Luego de hablar con Yuma y de dejarlo en su casa me la encontré al entrar y me fue imposible huir.

—Del famosísimo blog, por supuesto—susurra de una forma tan repulsiva que siento como si estuvieran apretando todos mis órganos al mismo tiempo.

—¿Blog? ¿Qué blog?—Intento hacerme la desentendida pero ella me sonríe de una manera tan burlona que sé que no se lo ha tragado.

—No me malentiendas, no pienso decir nada acerca de ello—parlotea como si fuéramos amigas de toda la vida compartiendo un secreto, la idea me hace estremecer de asco.

—No sé de que estás hablando—respondo, continuando mi papel de ignorante, ella solo ríe.

—Dime, Rinny, ¿crees en el destino?—Yo niego con lentitud mientras miro las galletas con chispas de chocolate que hay en la charola, según mi madre me comentó Teto las hizo y se ven deliciosas.

    Aunque temo comérmelas porque siento que contienen veneno.

—En realidad no, creo que cada quien se hace su destino con las decisiones que toma—explico pero Teto ni siquiera me presta atención, se ve inmersa en su te, el cual revuelve con afán.

—Sí, yo tampoco creía en el, digo, yo hice que el destino ocurriera entre Len y yo. Él podría decir que fue coincidencia pero no, cada paso estuvo fríamente calculado en mi plan de seducción, ¿sabes, Rin? Me esforcé mucho por tratar de captar la atención de tu hermano, he de admitir que costó pero ahora que lo tengo no pienso dejar que se escape, sin embargo, hubo un imprevisto que no tomé en cuenta—murmura tan bajo que me hace temblar, ella me observa ahora, sus ojos se ven tan profundos—. ¿Sabes qué se me escapó de las manos, dulce Rinny?

    Teto está tan malditamente loca.

—No, ¿qué ha sido?—Pregunto, siguiendo su juego, ella sonríe complacida ante mi obediencia.

—Tú, has sido tú, pero, por eso repentinamente creo en el destino. El destino los hizo hermanos, ¡y gemelos, encima! Por alguna razón, el universo los emparejó de la forma más brutal y escandalosa que pueda existir, y que contenta estoy por ello—cuenta mientras deja el te sin tomar en la charola y se levanta, tomando su bolso del sofá y parándose a mi lado—. Así que dejemos que las cosas sigan su curso, dejemos que sigas siendo Rinny, la hermanita de Len, y dejemos que yo siga siendo Teto, su novia.


    En mi cuarto, mientras busco músicas nuevas una sonrisa aparece en mis labios. La idea de que Teto me haya considerado como una potencial amenaza y rival me hace estremecer de placer. Ella es, sin dudarlo, una fuerte oponente. No tengo idea de como logró tener a Len, de repente, su historia se me hace interesante. Si yo quisiera, podría separarlos, y por ello Teto ha montado toda ésta escenita, porque lo sabe.

    Oh, sí que lo sabe, y eso le aterra.

    Es tan incompetente al mostrar su carta, pero lo más extraño de todo es que yo ni siquiera haré nada al respecto. Si Len quiere salir con una arpía pues que lo haga, no es asunto mío... no lo es y aún así me siento incómoda.


—Te noto algo distraída ésta mañana—Yuma susurra mientras tira migas de pan en el suelo, algunas palomas se acercan con lentitud a comerlas.

Bajo el agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora