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    Recuerdo el ajetreo y bullicio que había, todo pasó tan rápido. Pasé de estar distraído observando el lugar a sentir a mi madre irse de mi lado y correr de la tribuna a la gran piscina mientras que Hiyama se notaba estático en su lugar, pálido y asustado. Yo no comprendía muy bien que es lo que estaba sucediendo hasta que lo vi. La sacaban del agua y ella se notaba como una muñeca de trapo sin vida.

    Nunca me sentí tan asustado en mi vida, la frustración e impotencia florecieron en mi pecho con lentitud seguido del temor. ¿Y si nunca más abre sus ojos? 

    Pero lo hizo, los abrió. 

    Me prometí protegerla de todo y todos desde aquel día.


    Aún así, aún habiendo pasado todo eso lo he estropeado. Lo arruiné, me digo mientras miro la figura de Rin moviéndose por la cocina. Su expresión denota felicidad y yo no comprendo del porqué, eso me molesta. ¿Por qué se ve feliz? Tan solamente ayer discutimos, anoche le perdí.

   ¿Acaso eso la hace feliz?

    No, la conozco demasiado bien y sé que me ama, pero si es así... ¿por qué está tan feliz? No logro comprenderlo, yo siento que me desintegro y ella luciendo así, tan viva y radiante. Casi se nota injusto, casi se nota egoísta.

—Meow—mirando al suelo noto a ese apestoso gato gordo mirarme fijamente.

—Aquí, Vincent—Rin llama al felino dichosa y yo observo la interacción, el tazón de metal es nuevo y ella vierte algo de leche en éste, yo me remuevo extrañado.

—¿Dónde está Hiyama?—Cuestiono confundido cuando observo a nuestra madre entrar en la cocina, ella se detiene en la heladera y es la primera vez que la noto tan desarreglada.

—No lo sé—es todo lo que murmura de forma molesta antes de tomar el pote de helado e irse, yo miro su silueta perderse con confusión.

    ¿Qué demonios está pasando hoy? ¿Acaso seré yo? ¿Por qué siento como si todo estuviera de cabeza? Primero Rin quien se nota feliz, luego ese gato pulgoso y por último la ausencia de Hiyama y Lily desarreglada y no asistiendo al trabajo.

—¿Acaso pasó algo?—Cuestiono a Rin, quien se ha sentado a desayunar, ella me mira impasible antes de seguir comiendo su cereal con leche.

—Para ser tan astuto en ocasiones dejas muchas cosas pasar por alto—es todo lo que dice de forma divertida y yo me quedo en mi lugar, mirando mi café con tostadas y sintiéndome completamente fuera de lugar.


—¡Leeenyum!—Con una sonrisa me giro y observo a Teto correr hacia mí, yo abro mis brazos por inercia y la envuelvo en un abrazo cuando está lo suficientemente cerca. Ella se ríe con lo que podría denominarse felicidad y yo me limito a sostenerla—. Te he extrañado—ella confiesa mientras se acurruca en mi pecho.

—Pero si tan solamente ayer nos vimos—confundido denoto y ella se ríe mientras me observa, sus ojos granates brillando.

—Cada minuto se siente como una eternidad cuando no estás a mi lado—ella explica de forma dramática y yo sonrío al comprender lo que intenta decirme.

    Lo sé porque eso me sucede con Rin.


    En la clase de literatura me giro con disimulo para observar a mi hermana, un suspiro sale al verla dormida con el libro tapándola para que la profesora no se dé cuenta. Sintiendo la mirada confundida de Aria vuelvo a mirar hacia la pizarra, algo avergonzado de que me hayan descubierto. Últimamente estoy siendo descuidado, pero me es inevitable no mirarla para saber que todo está en orden.

    Aunque claramente no sea así.


    En el descanso voy a la biblioteca a devolver unos libros, junto con Teto, quien me cuenta lo que tiene planeado para este fin de semana. Yo asiento para que vea que al menos la escucho aunque ese no sea el caso, cuando miro hacia las mesas me desconcierto al ver a Rin junto con ese tal Yuma.

—Oh, los he visto antes aquí, son adorables juntos... ¿crees qué ya sean novios?—Teto cuestiona embelesada y yo trago fuerte, es como si algo se hubiera alojado en mi estómago, algo pesado.

—No tengo ni la menor idea, pero bien por ella—murmuro algo distante mientras me dirijo a la puerta.

    Se está tornando difícil respirar.

—¡Oye, Len!—Teto llama y me toma del brazo cuando se posa a mi lado—. No seas así, sé que es tu hermana pero debes dejarla crecer, es parte de la vida—comenta mientras se acomoda sus coletas, yo le miro con el ceño fruncido.

    No puedo permitirme dejarla crecer, significaría dejarla ir... y no podría dejarla ir por segunda vez, no de nuevo.

—Tal vez tengas razón, estoy siendo irracional—miento con una sonrisa y ella asiente mientras se acerca y me da un rápido beso en los labios, cuando se aleja noto sus mejillas sonrojadas.

    Oh, Teto, si tan solo supieras.

—¿Te gustaría hacer algo esta tarde? Digo, como es viernes y eso, pero solo si no estás ocupado con tareas—murmura repentinamente tímida y yo sonrío mientras paso mi brazo por su cintura, acercándola más a mí.

—Me encantaría—susurro directo en su oreja y la siento temblar, su cuerpo se nota cálido bajo mi agarre y sonrío con satisfacción ante su reacción tan adorable.


      Al regreso no me sorprende encontrar la ausencia de Rin teniendo en cuenta que en los últimos días regresaba más tarde de lo usual, pero lo que si me sorprende es ver a Hiyama guardando maletas en su auto.

—Hiyama, ¿qué ocurre?—Él se gira a verme, se nota hecho un desastre, su traje arrugado y desalineado, al igual que su cabello despeinado y sus ojos cansados.

—Me iré por unos días—explica con sequedad mientras guarda la última maleta y baja el capot del auto.

—¿Por qué?—Inquiero confundido mientras le veo subirse y cerrar la puerta, el baja el vidrio y me mira con tristeza.

—Necesito pensar, algo de espacio lejos de tu madre—admite con lo que parece dolor, antes de arrancar y retroceder.

—Okay—es todo lo que respondo confundido mientras le veo irse, me sonríe antes de que se vaya por completo y yo observo como el auto se pierde por la calle.

    Como estoy acostumbrado a que la gente se vaya no me siento muy mal, pero el sentimiento de que no volverá persiste dentro de mí mientras entro en la casa.


Bajo el agua.Where stories live. Discover now