- Aish...-
Ni siquiera se molestó en mirar a su al rededor. Había sido otra noche más, con otro hombre semi necesitado más, y muchos wons extra más.
Se levantó de la cama, tomó su ropa, su móvil, y salió del lujoso departamento del médico que había conocido la noche anterior; sin siquiera despedirse del hombre dormido a su lado.
No se confundan, Seokjin no era prostituto. Tampoco estaba bajo ningún tipo de trata de personas, no. Él trabajaba en un antro en el centro de Seoul, donde a diario llegaban personas con dinero en busca de alguna compañía que tener de solo una noche, cuando esos hombres no encontraban lo que buscaban, entraba Jin en su pequeño papel. ¿Cuál? Bueno, él no tenía problemas en acostarse con un desconocido mientras este tuviera dinero y un condón.
Ese doctor no había sido la excepción.
Una hora más tarde, y luego de haberse dado una ducha en su departamento, apareció en su trabajo diurno. Él era ayudante de cocina en un restaurant ligeramente alejado de la zona céntrica.
Oh, y no lo hacia por falta de dinero, solo porque el dueño era su amigo y no conseguía gente en la que confiar.
- Hueles a hospital - Inició su amigo Lee Jae cuando ingresó en el lugar. Aún faltaba una hora para abrir, pero debían preparar todo antes de hacerlo.
-Estuve media hora usando jabón para sacarme ese olor - Exageró, resoplando mientras bajaba una de las elegantes sillas de madera y la acomodaba en su lugar correspondiente. -El tipo tenía algún tipo de fetiche con el suero, no lo sé -
Lee Jae era la única persona que sabia de sus jugarretas nocturnas, porque lo conocía lo suficiente para saber que Seokjin no cometía errores cuando las hacía, era muy precavido. Ya hasta había llegado al punto de su amistad donde bromeaba con el asunto.
- Ya veo, ¿Fuiste pasivo o...? - Alzó una ceja, aunque bien sabia que Jin no le daría una respuesta acerca de ese asunto.
-¿Sabes? Ya comienzo a aburrirme - Hizo una mueca. Había terminado con su deber, así que ahora estaba sentado en la barra con la mejilla apoyada en su mano, suspirando.
Jin no tenía emociones en su vida. No había aspiraciones ni sueños, él ni siquiera iba a la universidad a sus veintitrés años, ¿Por qué hacerlo, si nada era bueno para él?
En lo único que encontraba emoción era en el sexo, y empezar a aburrirse de eso era una muy mala señal.
- Tal vez solo estas cansado de lo tradicional, ¿No crees? -
-Supongo -
Cuando se hizo la hora de apertura el tema quedó totalmente de lado, dejando a los dos jóvenes amigos concentrados en sus tareas.
• • •
La mayoría de la gente estaba de vacaciones, lo que significaba que sus clientes ricos estaban en el exterior o con sus familias, haciendo que el lugar se encontrara vacío entre semana. Siendo ese el motivo por el cual Jin había decidido tomar su descanso a eso de las cuatro de la madrugada, cerca de su horario de finalización, para así tomar alguna copa. ¿Qué perdía? si no había nadie con quien jugar.
Oh, se había equivocado.
En una de las zonas vip del lugar había un hombre sentado con la mirada fija en el pelinegro. El contrario parecía hipnotizado con la fineza de los movimientos simples de Jin como tomar de la costosa copa un martini. Y Jin sabia diferenciar cuando alguien lo miraba con segundas intensiones.
