Unión inesperada [Jicheol]

Parte 3

El galopeo de los caballos detrás suyo no ayudaban en lo absoluto a calmar los nervios de Seungcheol, quien seguía mirando estupefacto al príncipe Jeonghan a su lado en el lomo de un caballo gris, dedicándole una sonrisa a su hermano a pesar que esta no logrará alcanzarlo.

Jeonghan y Seungcheol eran parte del cortejo de Jihoon, ambos cabalgaban detrás de él como las personas jóvenes con más rango y detrás de ellos una serie de nobles lunares. Todos los lunares tenían finos caballos blancos y grises de una raza que en la tierra seria llamada 'Andaluz', y Seungcheol podía asegurar que su yegua pura sangre de color negro, era demasiado vistosa por el contraste que causaba.

El cortejo duro más de lo planeado, pues Jihoon era largamente saludado por una gran cantidad de ciudadanos, y aquello causo sorpresa en Seungcheol, ya que el amor entregado no parecía solo por estar cerca de un príncipe lunar sino más bien parecían quererlo mucho de forma sincera.

—¿Le sorprende el amor sincero de las personas? —Jeonghan habló por primera vez durante todo el recorrido.

—La verdad es que sí.

—Lo entiendo —una suave sonrisa se dibujó en sus labios—. Usted pertenece a la Tierra y no debe entender mucho la razón del gran amor hacia mi hermano. Jihoon antes de ser revelado como príncipe perteneció a la guardia lunar —le relató mientras observaban a Jihoon acercarse a un estrado lleno de personas—, él ayudo a mucha gente del pueblo de Luna de muchas formas. Por eso ahora que su rostro ha sido revelado y se sabe quién es realmente, las personas han venido a mostrarle su gratitud y lo hacen por todas esas veces que recibieron ayuda de parte de él —le explico—. La razón por la que se oculta los rostros de los príncipes es porque todos nosotros, cuatro años antes de cumplir la mayoría de edad, nos internamos dentro de la población para conocer sus necesidades y entender sus pensamientos. Nos dan la oportunidad de adquirir el oficio que deseemos y para no recibir tanta atención mientras lo realizamos es mejor que nadie nos conozca.

Esa tradición lunar no era tan conocida en la tierra, todos pensaban que el hecho de no conocer a los príncipes se trataba de alguna razón inusual e inexplicable relacionada a los misteriosos dones adquiridos por los lunares. Dones que podían tener distintas características y no se presentaban en toda la población, sino más bien en un grupo reducido entre el que estaba la realeza. Y, una vez más, Seungcheol miró al frente donde Jihoon seguía recibiendo muestras de amor y comportándose amablemente con todos los pobladores de Luna, preguntándose que clase de don tendría el príncipe.

—Ya llegaremos pronto —Jeonghan habló a su lado— ¿trajiste lo necesario?

—¿Necesario? —Seungcheol levantó una ceja.

—No te explicaron del todo sobre que trataba esto, ¿no? —Jeonghan movió la cabeza de un lado al otro en símbolo de desaprobación— Bueno, lo más importante es tu caballo.

Seungcheol estaba a punto de decirle que apenas habían llegado fue llevado a cambiarse y su padre fue a ver al rey, por lo tanto no fue explicado de todos los protocolos a seguir durante la ceremonia. Y, sin embargo, Jeonghan se adelantó dejándolo atrás no permitiendo que sus dudas sean resueltas y mucho menos explicándole de que se trataba todo esto.

—Usted debe bajar del caballo —Jihoon había llegado a su lado y ya no estaban tan rodeados de personas sino más bien por unos cuantos guardias.

—¿Por qué esta Jeonghan aquí y qué es lo siguiente a hacer en esta ceremonia?

El príncipe terrestre no se permitiría quedar como un tonto, no delante de tantas personas. Primero estaba el hecho que Jeonghan, su ex prometido en teoría, estaba apareciendo de los más campante dentro de la ceremonia y saludando a todos como si su escape no hubiera estado a punto de romper el frágil lazo de la luna y la tierra, y, segundo, estaba el hecho que al parecer debía seguir haciendo más cosas montado sobre Anubis y él ni siquiera sabía cuáles eran esas cosas.