Parte 5

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Los pasos de Seungcheol era rápidos, apenas se enteró de la noticia, como alma que lleva el diablo, empezó a viajar de nuevo de regresó a su reino. Termino abruptamente su reunión con un importante general, prometiéndole que atendería y revisaría el caso entregado, pero por carácter de urgencia debía llegar a la capital imperial. Y la razón, por la que ahora prácticamente corría por los pasillos y estaba nervioso, es que tenía un muy mal presentimiento. Una nave de luna había llegado seis horas antes de lo planeado, esa nave no debería estar ahí y era extraño, muy extraño que por segunda vez no llegaran según lo programado.

Los pasillos del palacio se le hicieron muy extensos, largos corredores de un blanco impecable y pequeños toques dorados eran un laberinto en ese momento para el príncipe Seungcheol. Aquellas paredes contenían recuerden

—¿Dónde está el príncipe Jihoon? —le preguntó a Seokmin, uno de los guardias de palacio.

—El príncipe está en una reunión en la sala cuatro, su alteza —informó con voz militar el guardia.

—¿Con quién?

—No tengo esa información, príncipe.

Seungcheol estuvo muy extrañado, demasiado a decir verdad, una misteriosa reunión solo indicaba malas noticias. Pero antes que Seungcheol corriera de forma desquiciada hasta la sala nombrada por el guardia, Jihoon apareció por el pasillo. Su cabello rubio cubría su rostro y tenía los brazos en su espalda seguramente con las manos entrelazadas dando un aspecto tan frágil, pequeño y cabizbajo que Seungcheol no dudo en dar dos pasos hasta él y parar su andar.

—Jihoon —lo llamó.

El rubio se crispo al oír su voz, parecía que no se había percatado de su presencia, pero aun cuando lo oyó no levanto su cabeza. En ese momento cualquier duda de Seungcheol se disipo, definitivamente algo había pasado, algo estaba mal. Jihoon quien usualmente era hablador con él cada vez que se encontraban, ahora no decía una sola palabra, como si estuviera mudo.

El menor tomo su mano, Seungcheol entrelazo sus dedos, y sin siquiera decirle nada empezó a jalarlo hasta un pasillo en el palacio. Seungcheol conocía bien ese pasillo, una única puerta existía al final de este, la cual dirigía al herbario o mejor dicho bosque. Su padre, amante de la naturaleza, tenía un lugar dentro donde parecía entrar a una jungla. Y, aunque fuera inusual, el Rey Minho parecía disfrutar mucho de tomar una taza de té cerca de la pequeña fuente, simulando una cascada y con el sonido de las aves dentro del lugar. Las delicadas manos de Jihoon empujaron las grandes puertas para que ambos entraran, dirigiéndose con pesados pasos al interior del lugar. Seungcheol abrió la boca para hablar, pero antes que logrará preguntar lo que sucedía un gran lobo color gris salió detrás de unos árboles y al instante pegó su cabeza al cuerpo de Jihoon.

—¿Cómo estás Sarco? —acaricio la cabeza del gran lobo, dándole la espalda a Seungcheol— Este es mi lobo —Seungcheol sabía le estaba hablando a él—. ¿Tú has oído como me dicen en Luna?

—Jihoon, el lobo plateado.

—Exacto, todo es culpa de este chico —el gran lobo aulló cuando fue rascado detrás de las orejas—. Unos traficantes estaban vendiendo niños lunares nacidos con dones para experimentar con ellos, nos enteramos de ello en el cuartel y decidimos intervenir. El tema fue —habló despacio— que resultaron ser bastante fuertes por esa razón abuse bastante de mi don y terminé en un gran peligro. Este chico apareció al notar mi vida llegar a su fin y arrasó con todo a su paso hasta llegar a mí. Ese día hubo una escasa cantidad de sobrevivientes y todos decían que yo me había convertido en un lobo sediento de sangre, siendo esto en parte verdad, porque prácticamente mate a todos los traficantes al igual que Sarco.

Unión inesperada [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora