En mi océano subterráneo donde existe vida verde.
Tú y tus fuerzas superiores han penetrado hielos milenarios.
Curtidos con fortaleza, durante miles de luces años.
Y en oleajes bipolares, donde solo navegan tus ojos
El mar se tiñe de azúcar, toca el fondo tu dulzura.
Así floreces mi superficie, así iluminas mis noches,
dándoles un hogar, a los sueños de mis días.
Destellos de luz, que presumen su belleza
Se mezclan como obra maestra,
en matices de oxigeno tornasol.
Y aunque estés más lejos del sol.
Sobre este eje, orbita mi corazón.
Fiel vasalla de un olvidado Dios romano.
Sobre ti, el cosmos se difumina,
se vuelve más íntegro e infinito.
Regalándonos rayos de esperanza.
Porque cuando todo acabe y no quede más que el silencio,
llegarán sirenas que nos rescatarán del vacío,
nos albergarán en un mar de abrazos,
nos devolverán un planeta no destruido.
A quienes quieran embarcarse en este viaje,
como habitante, me corresponde aconsejarles:
No importa lo grande que sea la distancia espacial,
solo debes desplegar tus pies del suelo racional.
Deberás perderte en medio de tus satélites,
para poder encontrarte, a ti y a tu continente.
*La imagen de multimedia corresponde al satélite de Júpiter llamado: Europa.
