Tierra de Marte

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Lo que el tiempo ha oxidado no es tu suelo.

Es nuestra imaginación, el verdadero desconsuelo.

Carentes de ternura que endulce aquellas aguas volcánicas,

no hay océano que se pinte,
encadenando la fantasía altiplánica.

Déjame bordarte, deja que cure tus heridas.

Déjame dibujarte y sobre tus cicatrices: abrazarte.

Tras todo ese polvo envejecido,

se esconde un mar de emociones marchitas.

Discriminado por ser desértico y de noche frío,

Pero igual que el Norte de mi patria: florido.

Carencia de esperanza, cuanta falta de ilusión

para (a) marte.

Guerrero, hijo de Juno.

Que has hecho del miedo y el terror, tus fieles amigos.

Te acompañan, te protegen de la sangre que derrama el cosmos.

Guardan que tu rojo se mantenga intacto,

Soportando el impacto de corazones verdes sin aliento,

Sabes que un día llegarán terrícolas enfermos,

pidiendo un poco de viento.

Sueño en ti Marte.

En tu tierra dejo atrás el peso de la realidad

y así puedo flotar, puedo volar a través del tiempo.

Devolviéndote la vida que albergaste algún momento.

Mantengo la confianza, que esa savia se esconde tras tus polos

Y sube por tus poros,

Para iluminarnos desde la noche, naranjo tesoro.

Siete meses.

Siete años.

O siete mil vidas.

Tarde lo que tarde, llegaré a ti Marte.

Y en tu tierra sembraré mis semillas.

Diario de mis viajes infinitosWhere stories live. Discover now