Capítulo 56: Lo que es mío

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-Deberías explotar más esos ojos.  Azules.  Te quedaría genial un traje gris.  Gris azulado.  Si, perfecto...

-Harry, soy mayordomo.  No necesito un traje gris azulado para trabajar.

Harry procedió a ignorar las quejas de Isaac.  Siempre lo hacía.

-Tu alfa es un emprendedor, alguien a quien no le importó delinquir por vengar su honor.  Cuando llegue no quieres llevar ese uniforme puesto.

-Estás convencido de que va a venir. 

-Los alfas hacen eso.  Es su talento.  Para algo tienen que ser buenos.  Además de... ya sabes.

Isaac iba a responder algo cuando llamaron a la puerta.

-Voy a abrir.

A veces Harry le intimidaba.  Era tan arrollador y le importaba tan poco la opinión de los demás que rompía los esquemas de Isaac. 

-Bienvenido a la mansión Malik, señor... Declan.

Su alfa le miró.  Era más alto que él así que levantó la cabeza para hacerlo.

-Hola, Isaac.  Creo que olvidaste decirme que te venías a Londres.  Al menos fue fácil encontrarte.  ¿Creías que no lo haría?

Harry apareció tras Isaac.

-Bienvenido.  Llegas justo a tiempo. 

Declan se quedó mirando atentamente a Isaac.  Aspiró su aroma.

Justo, justo a tiempo.

-Kieran.  No te vayas.

Niall trato de detener al omega pero Kieran no atendía razón ninguna ni quería dar explicaciones.

Había llegado de la reunión con Nicholas con los ojos hinchados.  Sus únicas palabras habían sido "Tenías razón, Evan me abandonó" y ahora quería irse con su bebé en brazos.

-Niall, gracias por tu hospitalidad pero no voy a manchar tu casa con mi presencia.  Me voy. 

-No, no te vas.  Estás nervioso y no sabes lo que dices.  ¿Tienes dinero para volver a Irlanda?

-No puedo volver y lo sabes. 

-Kieran...

Kieran le evadió, algo que le resultó fácil por el embarazo.  Niall trató de alcanzarle.

-Kieran, por favor...

El otro omega salió dejando la puerta abierta.  Thomas salió de su cuarto al escuchar el jaleo.

-¿Papi?

-Todo está bien, cariño -Niall bajó para cerrar la puerta y se sentó en el sofá.  Abrió los brazos para que Thomas se acomodase. – cuando papá Liam venga le pediré que vaya a buscar a Kieran.

Thomas apoyó el oído sobre su barriga.

-Ahora si se nota que se mueve.

Niall sonrió, acariciándole la cabeza. 

Kieran no sabía a dónde ir.  Sólo que no podía quedarse en casa de alguien como Niall, ni tampoco volver a casa.

Tenía que haber trabajo en Londres.  Él sabía hacer muchas cosas.

Tomó el transporte público con las monedas que aún le quedaban de lo que Maura le había dado y preguntó dónde podía buscar trabajo y un alojamiento.

Le dijeron que en el East End. 

Nicholas abandonó el hogar para niños con la misma sensación que le embargaba siempre que lo hacía.  Quería más tiempo junto a Avril.

Se hacía mayor por minutos. 

No tenía contacto con los otros hijos de Evan.  Sus padres eran ambos omegas de vida disipada que frecuentaban las fiestas de alfas ricos con deseos de solucionar su vida.  Ellos sólo querían el dinero y no querían que Nicholas interviniese en la educación de sus sobrinos.  Las pocas veces que les había visto estos le parecían demasiado parecidos a su padre alfa. 

Era noche cerrada en el East End.

No importaba.  Nadie allí robaba a Nicholas Russell.  Todos le respetaban y muchos habían recurrido a los servicios gratuitos que él ofrecía a veces. 

Entonces, por encima de todo el mal olor, por encima de los hedores de la basura en descomposición y de pequeños animales muertos, le llegó el aroma más delicioso del mundo.

El de su omega.

Kieran había pasado la tarde tratando de obtener un trabajo, de lo que fuera, pero nadie quería dárselo, ni alojamiento, sin monedas que mostrar y con un bebé en brazos.

Si llevaba el bebé no podría trabajar.  Si no trabajaba, no podría pagar nada.

Le habían dicho que dejase al niño en él hospicio, pero no podía hacerlo.

Haría lo que fuese por él.

Lo que fuese.

Nicholas siguió el rastro del aroma de su omega.

Cuando sus ojos vieron la escena ante él, su parte animal reaccionó antes que la humana.

Suyo.

-Diez chelines. No ofrezco más.  No me gusta mucho que tengas el crío en brazos.

Kieran se guardó las monedas.  Cinco serían para dormir esa noche y cinco para comer.

Cerró los ojos y se dio la vuelta.

El tipo le bajo los pantalones.

Kieran se rindió a la evidencia de lo que estaba haciendo.

Estaba esperando la sensación de dolor y escozor, la invasión a su cuerpo.

-¡NO TOQUES LO QUE ME PERTENECE!

Kieran jadeó, apretando al niño.

Alguien había arrancado a su cliente de su espalda.

Era Nicholas.

Tenía los ojos amarillos y estaba en el suelo, pegándose con ese tipo.

Cuestión De Dos ||Wive||Zarry||Niam||Lason|| Historical-Fiction|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora