Llegué a casa a las dos de la mañana, creo que lo de ver autos pasar desde el último piso de un edificio es una actividad tan larga como inútil, pero me gusta. Claro que mi mal gusto no es excusa para no ceder a las peticiones de Morfeo.
A veces pienso que perdemos tanto tiempo en dormir, luego veo gente haciendo estupideces que nunca hubiese imaginado y me doy cuenta que cosas como dormir, soñar (despierto) y alejarse no tienen nada de malo o al menos no dañan a nadie.—¿Si?
—¿David?, ¡¡ya es muy tarde maldito infeliz juro que no vuelvo a venir otra vez!!
—Tranquila Irene simplemente surgió algo, sé que no es la primera vez. Te veo el jueves ¿Vale?
—Vete a la mierda.
Estoy perdiendo a todos uno por uno, no sé que pasa conmigo lo peor es que hacer algo ni siquiera parece importar.
No hay peor sentimiento que no sentir nada, sólo siento vergüenza de que no quede ni rastro de lo que fui y que las personas que quiero -¿O quería?-
esperen que reaccione.
Al menos aún me da paz escuchar jazz con las luces apagadas, mandando todo a la mierda.