El rey

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La mafia era el negocio de moda, los perros seguían dándome asco y lástima, las putas o locas era lo único que la vida creía que yo merecía si de mujeres hablamos, la derecha era de asesinos, la izquierda de suicidas. Los poetas de moda seguían siendo un asco, los que ya estaban muertos los de los elogios (bien pudieron y fueron los que daban asco cuando estaban vivos), debía renta, estaba desempleado... Todo marchaba de lo más normal.

Me telefoneó Rodrigo Fuentes (vaya nombre mediocre)

—David, necesito que me apoyes en clase hoy, quiero que mis alumnos se adentren más en la literatura.
—Tus alumnos ni siquiera se han adentrado en una mujer, que carajo van a hacer en un libro ¿Suplicarle que no los vea como amigos?
—Ya tienen 14 y 16 años no exageres
—Odio a los de 14 y 16 años.
—Tú odias a todo el mundo.
—Mentira, no a tu sobrina.
—Vale, ¿vendrás?, simplemente leerás párrafos de "Persona Normal" y les dices en tono sarcástico las ventajas de leer.
—Les leeré a Bukowski y que te jodan.
—Vale, mañana a las 8.

Realmente no tenía dotes de niñera odio a esos malditos bastardos.

Tenía un barco de papel por hacer y por ponerlo en el retrete halar y ver como rodaba entre orina y olas en sentido oeste, no era algo muy científico a decir verdad pero que le den por culo a la ciencia.

Encontré un ejemplar del cartero de Bukowski, una camisa con una mancha en la manga derecha, un perfume barato, tres kilos de más justo en mi abdomen, ganas efímeras de hacer ejercicio y gritar "¡Huuum Yaaa!" como imbécil.

No me baño hace tres días, salgo al pateo del vecino a ver como oscurece y nada más... Todo un imbécil escritor.

—Hueles a mierda. –saluda Henry mi vecino, ¡En serio es su forma de saludar!, siempre dice lo mismo–
—¿Qué tal, Henry?
—Leí tu columna de hoy.
—Gracias Henry, ese gordo imbécil dueño del Espectador te debería pagar.
—¿El vecino molesto que tiene una hija sexy soy yo?
—No, Tamara es aún más fea que tu esposa no te engañes.
—Vete al diablo.
—Yo soy el Diablo, Henry.
—No, tú sólo eres un imbécil.
—¿Qué te hace pensar que el Diablo no es un imbécil?
—Mira, deja los rollitos para otro día, mi hijo tiene que escribir un relato corto, ya sabes que es un imbécil y que lo hará pésimo... ¿Podrías por favor ayudarle?

—No puedo ayudarle a ser un escritor, no soy tan malvado.
—Tienes razón, no quiero que sea como tú... Tienes alguno sin publicar por ahí. Tiene que llevarlo, o le costará muy caro.
—Dile a tu princesa que venga, le daré algo, quizá bueno.
—Sabes que jamás te dejaría a solas con Tamara.
—¿Bromeas?, Tamara tiene más hombría que tú, un charro y yo juntos.
—Te mandaré a Ed a la hora de la cena.
—¿Me pagará él o tú?
—¿Cuanto quieres?
—Tres millones
—Tengo 20 dólares y una botella de ginebra... Ah y dos de vino barato. ¿El dinero o el alcohol?
—El alcohol

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2018 ⏰

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