Recordando juegos anteriores

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—Mao, cuando salgamos de aquí, ¿qué tal si trabajamos juntos?

El pelirrojo lucía emocionado por la idea. Hasta ese momento el rubio sólo se había concentrado en entrenar para conseguir abandonar ese lugar, pero nunca le había cruzado por la cabeza lo que iba a hacer después. 

—Tal vez no podamos hacerlo desde un inicio, pero te buscaré tras algún tiempo para poder formar un equipo —comenzó a decir, claramente emocionado por la idea—. Ahorraremos lo que ganemos, y después pasaremos nuestros días disfrutando de nosotros.

—Eso suena genial —Lin nunca antes había tenido tantas ganas de salir de ese lugar.De ser libre, y poder cumplir con las palabras de su amigo. Imaginaba que sólo tendrían días felices una vez fueran un equipo—. Cuando salgamos, te presentaré a mi familia.

—No puedo esperar.

Su examen final estaba prácticamente a la vuelta de la esquina. Ellos habían llegado hasta ahí gracias a su esfuerzo y compañía. Siempre se habían apoyado el uno al otro. Las noches en las que el duro entrenamiento les impedía dormir las habían pasado el uno junto al otro. Abrazándose, compartiendo sus pensamientos y todos los aspectos de su persona. Mientras estuvieran juntos, nada era imposible para ellos.

«Todo estará bien», pensaba el rubio en aquel tiempo. 

Un apretón de manos había sido en un inicio su ritual antes de cualquier prueba, pero con el pasar de esos cinco años se había convertido en algo más. Feilang no había sido sólo su compañero de celda o mejor amigo. Había sido algo más. La persona más importante para el rubio... hasta ese momento...

Cuando Lin abrió los ojos vio el rostro de Hayashi viéndolo desde arriba. Como sólo había una cama en el departamento de Banba, ellos dos la compartían, y habían acomodado la sala lo mejor posible para que ella pudiera descansar cómodamente en ella. En un inicio habían planeado dejarle la cama, pero ella no había estado de acuerdo en ello. Intentaba mucho no ser una molestia para ellos.

—¿Pasó algo? —preguntó incorporándose lentamente—. ¿Tuviste una pesadilla?—ella negó con la cabeza—. ¿Tienes hambre? —ella dudó un poco, y luego bajó la mirada.

Para levantarse, tuvo que empujar a Banba hacia un lado, ya que sus brazos le impedían moverse. Estuvo a punto de caer de la cama, pero eso no pareció ser suficiente como para que despertara, por lo que el rubio suspiró, y tras estirarse, le indicó a la niña que lo esperara mientras se arreglaba. A veces no podía evitar preguntarse qué pensaba ella al respecto de ellos.

Lin comenzó a calentar algo de ramen una vez estuvo listo, calentó lo suficiente para los tres. El día anterior Hayashi no había comido mucho, y hasta ese punto, seguía sin decir palabra. Se preguntaba si era porque en un inicio ella nunca había podido hablar, aunque no había modo de saberlo.

—Hoy saldremos, así que es mejor que comas bien —le indicó el rubio a la niña recordando el partido que tendrían por la tarde—. Misaki suele quedarse en las bancas animando a Jiro, por lo que puedes estar con ella durante el partido. De paso aprovecha y devuélvele la ropa que te prestó antes.

Hayashi asintió.

En momentos como ese que salía o estaba a solas con ella no podía evitar recordar a su madre. Últimamente estaba pensando mucho en el pasado, y sabía que eso llegaría en algún punto a impedirle disfrutar el presente. Enokida aún no había encontrado datos particulares sobre el hogar de la chica, pero tenía demasiados datos de personas desaparecidas en distintos puntos del país. El único problema era que apenas habían datos registrados, por lo que costaba un poco tener datos exactos. 

Aunque conociendo el intelecto del de corte de hongo, parecía no poner mucho esfuerzo en localizar el hogar de la chica.

—Oh, tienes un poco de comida en la cara —Lin tomó una servilleta y limpió la mejilla de Hayashi con cuidado.

—Qué lindo es despertar y encontrar una escena así —Banba dejaba muy en claro con su apariencia que acababa de levantarse de la cama—. Casi se siente como si fuéramos una familia normal.

El rubio, tras mirar de arriba abajo al castaño le dio la espalda y continuó con lo que hacía, ignorándolo. No podía negar que no pensaba en lo mismo que él, pero sabía que en cualquier momento podría salir algún trabajo o situación peligrosa, por lo que no podía estar con la guardia baja. Y aunque lo hacía de forma involuntaria, y con la excusa de la menor, últimamente se había distancia un poco del castaño.

———

El partido comenzó.

Seguía siendo notorio que Lin era un novato, pero eso no era impedimento para ganar. Hayashi y Misaki estaban sentadas en las bancas atentas del partido, la última parecía explicarle a la primera las reglas del juego.

Si Yamato conseguía batear la bola, Lin podría completar otra carrera, lo que les daría algo de ventaja; ya que hasta el momento estaban casi empatados con el otro equipo. Iban por la mitad del juego, por lo que aún tenían tiempo para ganar. Querían continuar con esa racha de victorias que tenían desde hace algunos partidos. Todo iba a la perfección, hasta que el rubio miró hacia la gente que los veía. Personas interesadas en el deporte, algunos amigos de los jugadores del equipo contrario, y entre todas esas personas una sonrisa familiar.

El sujeto era alto, y se cubría del sol con unos lentes y gorra, por lo que Lin no podía asegurar quién era. Pero había algo en esa persona que lo hacía estremecerse; un escalofrío recorría su espalda, y sentía el sudor frío en su nuca.

—Feilang... —dijo en voz baja, pero era imposible que se tratara de él. No estaba seguro por los lentes, pero era como si se estuvieran viendo fijamente. No había nadie más, no importaba nada más. Sólo estaban ellos dos mirándose a la distancia.

—¡Lin!

Tras el grito regresó a la realidad. Se había quedado sumergido en sus pensamientos, y había olvidado por completo el juego.  Sabía que tenía que correr, pero no podía mover sus piernas. No respondían. Se quedó completamente paralizado mientras un silbido se escuchaba entre las voces del publico. Fue eliminado, pero aún así fue incapaz de moverse de salir de la cancha. Sentía que su rostro se estaba poniendo pálido, como si viera a un fantasma.

Aunque tal vez eso era. Un fantasma de su pasado.

—¡Lin! ¿Estás bien? —Banba lo sujetaba del brazo con un poco de fuerza con una expresión preocupada—. Si te sientes mal puedes...

Fue inconsciente, pero el rubio apartó de un manotazo la mano del castaño. Se arrepintió de inmediato del acto, pero ya era tarde. No dijo nada y caminó lentamente hasta las gradas. Hayashi fue de inmediato hacia él, separándose de Misaki, y se sentó en su lado. Pero Lin sólo tenía ojos para esa persona que sonreía desde el publico.

Ya no estaba.

Pero seguía sintiendo su mirada y escuchando ese sonido una y otra vez. Un silbido familiar que había sido reconfortante para él en muchas ocasiones. Y aquella sonrisa que había visto en tantas ocasiones. Al despertar y al dormir, después de los entrenamientos, antecediendo y precediendo a cada prueba. Durante cinco años. En sus oídos volvía a resonar esa promesa que inocentemente habían hecho.

—Te estaba buscando, Mao.

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Hola~ Y aquí hace su aparición nuestro amado pelirrojo(?) El último arco del anime es el correspondiente al tomo 3 (y yo que me quejaba de que no había sido animado xd), este se supone que va antes de lo de Enokida, aunque admito que fue buena elección para cerrar la serie, ¡tengo esperanzas de que anuncien una segunda temporada!

Por cierto :"v en la novela detallan más el pasado de Lin y Feilang... ambos comparaban sus calificaciones de los exámenes que tenían y se complementaban bien... me dolió 

Espero que el capítulo les haya gustado, me disculpo por la escasa aparición de Banba(? en el siguiente capítulo prometo que habrá más interacción entre él y Lin uwur. No se olviden de dejar sus comentarios votos y más :3

Amor, sangre y muerte (BanbaxLin)(HTR)(Yaoi)Where stories live. Discover now