Tiro crucial

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///por si Feilang les cae mal... no me odien(?)///


—Es ojo por ojo y diente por diente. No ojo por diente o al revés —dijo Lin mientras se sentaba sobre la cama. El lugar donde se quedaba Feilang era bastante sencillo, incluso más que el antiguo departamento de él, pero tenía lo necesario. Según lo que había dicho, partirían al amanecer. El rubio lamentaba un poco no haberse despedido de Hayashi ni disculpado por lo que pasó, pero ya era muy tarde para poder hacerlo.

—¿A qué quieres llegar?

—Hay un detective al que conozco. No podrás salir de este país aunque lo intentes, tu rostro será mostrado en todos los medios, y tampoco podrás encontrar trabajos aquí —no mentía con eso del detective, pero la realidad era que no había dicho nada a Shigematsu, o tomado alguna medida. Mientras llegaban ahí, esas cosas apenas llegaron a su mente.

Pero no estaba mal intentar aprovechar ese plan aunque lo había formulado tarde.

—¿Me estás traicionando?

—Sí, ahora... mátame.

Un silencio cayó sobre ambos, y luego el pelirrojo se deshizo de su camiseta, dejando al descubierto varias cicatrices sobre su cuerpo, al igual que el código que habían marcado en su brazo durante su periodo de entrenamiento.

—Mao... ¿tanto lo amas a él? —preguntó mientras se acercaba—. Preferir morir para no dejarlo, tal vez es a él a quien debería de matar.

Lin abrió sus ojos al escuchar ese camboi.

—¡No lo hagas! Soy yo a quien buscabas, ¿no? Lo siento Feilang, pero no puedo continuar con nuestro sueño. Ya no.

—Bueno, está bien, si te mato, eso significa que tu cuerpo me pertenecerá, ¿no? —colocó una de sus manos en el cuello de Lin mientras acercaba su rostro para besarlo; los músculos del rubio se tensaron, pero no se movió y permitió que sus labios se unieran—. Igual terminaré ganando

El pelirrojo descendió hasta su cuello, y comenzó a besarlo y morderlo hasta dejarle un par de marcas, luego deslizó sus manos por su ropa, quitándola, para poder recorrer su cuerpo. El rubio no respondía, pero no tenía la intención de poner resistencia, al darse cuenta de eso, una sonrisa de satisfacción surcó los labios de Feilang.

El colchón crujió un poco cuando Lin fue recostado sobre éste. 

No pensar en el pasado era imposible, él imaginaba que volvían a estar en esa prisión, dentro de esa celda luego de un largo y pesado día. El contacto cálido y familiar sobre su piel. Los labios ya antes conocidos. Las acciones que se habían realizado bajo ningún nombre parecían seguir igual. A eso no lo podría llamar amor. Si Lin no hubiera conocido a Banba, y estuviera en esa misma posición, sabía que tampoco pondría ninguna resistencia.

Habían pasado muchos años. Pero tal vez los sentimientos todavía estaban ahí.

—Aggh... —el rubio soltó un ligero grito de sorpresa al sentir la boca del pelirrojo cerrarse alrededor de su miembro medio erecto.

—Te has vuelto más sensible —murmuró el pelirrojo tras separarse, limpiando rastros de semen en sus labios. Terminó de desvestirse él, y luego se posicionó sobre Lin y volvió a besarlo—. Creo que no será necesario que te prepare —murmuró junto a su oreja, y luego acercó algunos de sus dedos hasta su entrada.

Quería decir algo, pero terminó concentrándose únicamente en las sensaciones placenteras. El miembro del pelirrojo no tardó en estar en su interior, y cuando volvió en sí se estaba aferrando a la espalda de Feilang mientras soltaba cortados gemidos y jadeos de placer. Mientras lo hacía, imágenes de Banba aparecieron en su mente.

—Aa-ah... ha.. uhg... ah-h...

—Está bien, no contengas tu voz, Mao —Feilang mordió con fuerza el espacio entre el hombro y el cuello del rubio, sintiendo cómo sus uñas se clavaban con fuerza en su espalda. A pesar de la sangre que había caído ya en la cama, ninguno sentía ese dolor real.

—N-no.. ugh.. ah.. ahh.. —a pesar de que era lo mismo, Lin sentía una gran diferencia a cuando había estado con el castaño. Hacer esas cosas... hace algunas horas nunca había imaginado estar así. Si el pelirrojo no estuviera ahí, sería otra persona la que lo estaría sosteniendo—. Lo... s-siento... —no estaba seguro de a quién se lo decía. Si a Banba, por lo que hacía; o a Feilang, por no ser capaz de corresponder de una forma adecuada... o tal vez se lo estaba diciendo así mismo.

A final de cuenta, los sentimientos del pelirrojo eran reales. Siempre lo habían sido. Con ese acto, Lin no estaba seguro de a quién traicionaba. Se estaba traicionando así, más que a nadie. «Lin-Lin», el apodo llegó a su mente, «Mao».

—Me hubiera gustado llegar más lejos contigo —Feilang lo abrazó por la espalda una vez terminaron. Besó sus omoplatos, y tras morder con delicadeza, se levantó de la cama—. Prepararé el baño.

Lin fue incapaz de responder.

Una vez el otro se fue se incorporó. Sentía sus muslos pegajosos, pero no podía hacer nada en ese momento. Miró hacia la pequeña mesa que había junto a la cama, y tras abrir el primer cajón, extrajo una jeringa pequeña con un líquido cristalino en ella.

—Ese veneno tiene un efecto de reacción casi de inmediato —dijo el pelirrojo viéndolo desde la puerta de la habitación, sólo tenía una toalla envolviendo su cintura, y sostenía otra en su mano, ofreciéndosela—. El baño está listo, Mao.

Al escuchar eso, dejó la aguja en su lugar y se dirigió al baño sin prisas.

—Puedo prestarte ropa mía si lo deseas —ofreció el otro.

—Está bien, volveré a ponerme mis ropas —había gran diferencia de tamaños, además, Lin no quería utilizar nada que le perteneciera a él. Pensaba que con eso no habría tanto daño, pero eso ya era imposible. No podía borrar sus acciones. Desde haber abandonado a su madre y hermana, entrenado para convertirse en un asesino, no matar a su primer amor, no matar a cierta persona, quejarse por su paga, revelarse contra su jefe, no proteger a su hermana, olvidar lo que se había convencido de creer e intentar comenzar de nuevo con nuevas personas—. NO puedo hacer nada sobre eso.

Cuando salió del baño, pudo ver cómo el pelirrojo sostenía en manos la aguja que él antes había visto. Parecía apreciarla, como si fuera la primera vez que la veía. Después de verla con tanto esmero le dirigió una triste sonrisa al rubio, quien se paró frente a él.

—Gracias por haber estado ahí, Feilang.

—Lo dijiste, ¿no? Que querías un ojo por ojo justo.

El rubio asintió.

—Este es el único modo en el que puedo tenerte —murmuró y después entrelazó sus dedos con los del más bajo y clavó la aguja con delicadeza en su brazo. No había forma de hacer eso menos doloroso, por lo que antes de que Lin perdiera la consciencia, Feilang lo besó una última vez. 

Ambos habían pasado muchas cosas juntos. Sentimientos y motivos falsos se habían terminado convirtiendo en algo verdadero a medida que pasaban los años, pero ya no existían en ese ahora. Cada uno había vivido cosas diferentes, y aunque el pelirrojo quería cumplir con su sueño junto a Maomei, la persona frente a él ya no era la misma. Ya no le pertenecía. Y eso sólo hacía que quisiera acabar con todas las personas culpables de ellos. Con esa ciudad.

Pero no lo haría, porque así dejaría de ser un "ojo por ojo justo". Si Mao no iba a volver, en ese caso Feilang terminaría con la nueva persona que se había convertido.

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;3; <3 espero el fic les haya gustado, muchas gracias por leer hasta el final.

Quiero decir, sé que hay quienes odian a Feilang(? (y yo lo admito xd antes de ser multiship sin barreras solía saltarme los capítulos de fics cuando solían cosas de parejas que no me gustaban)

Faltaban pocos capítulos para el final de este fic (al igual que pocos días para el final de la serie ;u;). No se olviden de dejar sus comentarios, votos, opiniones e ideas(? (que el final de este fic sigo sin tenerlo muy marcado:0)  Nos leemos luego^^)~

[En serio tengo que dejar de actualizar en la madrugada -_-U]

Amor, sangre y muerte (BanbaxLin)(HTR)(Yaoi)Where stories live. Discover now