Capítulo 6: Inocente

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El millonario se encontraba en su habitación, la puerta estaba cerrada con seguridad para evitar inconveniencias, estaba acostado en su cama en posición fetal mientras abrazaba una almohada, hace rato que ya había dejado de llorar, ya no tenía más lágrimas por sacar, al menos no ahora.

Pensó en tomar hasta emborracharse, pero sacó esa idea de su cabeza, no demostraría que era el mismo Tony débil de antes, no necesitaba ahogar sus penas en alcohol, y más si no había hecho nada malo.

El filántropo se preguntaba cada 5 segundos el por qué el Capitán había actuado así con él, si quería terminar con el castaño solo tenía que decírselo, no había necesidad de tratarlo así y llegar hasta este punto, y por alguna razón se sentía horrible, como si tuviera la culpa de todo.

El millonario suspiró profundo y se aferró más a la almohada, como si tuviera miedo de que se escapara, después de unos cuantos segundos, Visión entró a la habitación atravesando una de las paredes.

-Señor Stark. –habló cordial, todavía no se daba cuenta del estado del castaño. –Buenas noches.

-Hola Vis... -dijo cansado y sin ánimos, pero aun así se volteó para poder verle.

-¿Se encuentra bien? –se preocupó, toda la habitación estaba a oscuras con excepción de la luz que entraba por la ventana. –¿Enciendo la luz?

-No Vis, no la prendas, no te preocupes no pasa nada. –se giró solo para observar la noche por la ventana, no había estrellas, era una noche nublada.

-Parece que le pasó algo malo. –el androide se llevó una mano a su barbilla. –Necesita consuelo, puede usar el regalo que le di.

-¿Q-qué? –el millonario se confundió y observó a su compañero.

-Yo puedo ayudarlo si gusta. –el poseedor de la gema, se acercó hasta un mueble color café con varios cajones que estaba pegado a la pared, abrió uno de los cajones y metió la mano en busca de algo, sacando así el consolador.

-¿Cómo supiste donde lo dejé?

-Cuando lo guardó yo iba pasando por ahí, pero no se dio cuenta ya que solo atravesé la habitación sin detenerme. –se acercó lentamente al millonario, éste solo se sonrojó.

-Vi-vi-sión. –tartamudeó nervioso. -¿Q-qué haces? –raídamente se levantó de la cama y se arrinconó en una de las esquinas.

-No me agrada que esté triste, así que voy a ayudarlo a consolarse... -cada vez estaba más cerca.

-No es necesario... -hizo señales con sus manos para que se detuviera el androide. "¿Cómo rayos terminé aquí?" pensó al borde de un ataque de pánico.

-Señor Stark, claro que es necesario.

Una vez que Visión llegó hasta el castaño, solamente unos cuantos centímetros los separaban, traía el consolador en su mano derecha, sin embargo, antes de poner un dedo sobre el genio se detuvo. –¿Cómo se usa esto?

-¿Eh? –Stark estaba exageradamente confundido.

-Si me dice cómo usarlo podré ayudarlo.

"Hay Dios" pensó el menor llevándose una mano a su rostro en señal de "¿Cómo es esto posible?" –Vis... créeme no es necesario que hagas esto. –se relajó. –Mira, el consolador tiene cierto uso... -dijo haciendo comillas con la manos.

-¿Cierto uso? -Visión se extrañó y pensó en la posibilidad de aprender algo nuevo que le ayudaría en un futuro. –¿Podría explicarme?

El castaño suspiró cansado. –De acuerdo. –si algo caracterizaba al genio es que a veces o no sabía cómo explicarse o lo decía muy directamente. Se acomodó mejor en la cama y lo miró directo a los ojos. –Es un juguete sexual.

EngañadosWhere stories live. Discover now