Antes de iniciar una historia, existe una gran duda existencial y más vale que te la hagas porque de ella va a depender que tu historia tenga o no sustancia, la pregunta es, ¿sobre qué va a tratar mi historia?
Puede que estés escribiendo una historia genialísima —todos los escritores, aunque a veces no lo parezca, creen que sus historias son maravillas de la creación hasta que alguien les dice lo contrario—, pones a tus personajes en diferentes circunstancias, le llevas a vivir la vida cotidiana, se levanta, come pastel, se acuesta, va al trabajo o en muchos casos a la escuela, muestras antecedentes de su vida que según tú, son importantísimos para la historia, pero no tienen mucho que ver con el meollo de la novela y en fin, creas un sin fin de situaciones, que si bien tú las necesitas para poder crear escenas auténticas, no es así para el lector.
¿Qué ocurre con la vida real y la trama?
La vida real puede ser emocionante y estar cargada de miles de acontecimientos, pero difícilmente siguen una trama. Te levantas cada día para el trabajo o la escuela, tomas agua cuando tienes sed, vas al baño cuando es necesario. Todos los días las personas entran y salen de tu escenario, pero todo parece mucho menos emocionante que lo que encuentras en las novelas, incluso cuando morimos dejamos muchísimas cosas inconclusas.
La trama entonces, es como la vida real, pero si le quitamos todas las partes aburridas, tal como dice Elmore Leonard.
Toda ficción de éxito tiene un objetivo, tiene una secuencia de acontecimientos fascinante y con significado.
Hoy te daré técnicas para dar vida a las páginas de tu novela o cuento.
Volviendo al primer párrafo de nuestro apartado, nos encontramos con aquella duda existencial que te dije que debías hacerte, a esta pregunta se le conoce como: La gran pregunta dramática, y es muy importante; te explicaré por qué.
Suele ser una pregunta directa que tiene como respuesta un sí o un no. Una pregunta que debería poder responderse al final de la historia, ¿podrá Sheryl recuperar la memoria?, ¿acabará Elizabeth con el señor Darcy?
Esa pregunta dramática es como una fuerza organizadora central, incluso en el complejo mundo de las novelas.
Si ya has planteado esta pregunta es totalmente cierto que debes ofrecer una respuesta, un sí, un no o un quizá son completamente válidos. Pero se te permite decir un quizá si has convencido al lector de que has hecho todo lo posible, y si tu sí y tu no son completamente sinceros.
Ligada a esa pregunta dramática está la estructura que es completamente inseparable de la trama.
La estructura es la forma que se extiende en todas direcciones y mantiene la secuencia de acontecimientos en el orden correcto.
