Me abro al cierre → Harry Potter [Editando] ✓

Sessantaquattro

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—Para los que nunca han tomado poción multijugos les advierto, sabe a orina de duende —las palabras de Alastor no motivaban a la pelirroja, siendo que era una de las que nunca había probado la poción, Alessia vio el momento perfecto para tomar la mano de Harry y llevarle fuera de la sala para poder hablar con él, la chica miró a su padre para hacerle una seña de que regresarían pronto y tras el asentimiento por parte de Arthur, subieron las escaleras quedando en el pasillo de las habitaciones.

—Lo siento, sé que debí decirte, pero si lo hacía seguramente te negarías rotundamente o harías algo para evitar este plan —Harry le miró en silencio unos segundos, hasta que soltó un suspiro, no podía enojarse por ello, solo se negaba porque algo malo podría pasarle a alguien.

—Están poniendo en juego sus vidas por mí y no quiero eso.

—Todos sabemos lo que hacemos, lo que arriesgamos —alzó su mano a la mejilla del chico y proporcionó ligeras caricias que fueron aceptadas al Harry acercar aún más su mejilla a la palma de la chica—. No te creas mucho, Potter —bromeó.

—Vamos no te quieras hacerla la tonta conmigo, Weasley —le atrajo por la cintura—. Sé por una fuente bastante confiable de que te mueres por mi —murmuró sin despegar su mirada de los labios de la chica.

—Tu fuente se equivoca —le retó y solo bastó terminar de hablar par que el chico le atrajera hacia si para besarle, la pelirroja le aceptó gustosa pasando su mano de la mejilla del chico hacia el cabello de este proporcionando ligeras caricias, el beso era deseoso y ninguno deseaba terminarlo, deseaban más tiempo, más por demostrar lo que sentían, pero desgraciadamente carecían de tiempo. No sabían cómo saldría el plan, ni si ese sería su último beso, ya que la pelirroja no besaría al chico tras tomar la poción multijugos, era una imagen que ninguno deseaba ni necesitaba.

—Tortolos, no queremos subir y encontrar una escena que nos haga lastimar a Harry —la voz de uno de los gemelos les interrumpió justo cuando Harry mordía el labio de la chica y su mano comenzaba a levantar la blusa de la chica, los dos se quejaron y se separaron de mala gana.

—Bajen o nosotros subimos, ustedes deciden —Harry soltó un suspiro, maldiciendo por un segundo que la pelirroja tuviese tantos hermanos, se aseguró de que la ropa de la chica estuviese en su lugar y ella intentó fallidamente acomodar el cabello del chico.

—Ellos hablan en serio, vamos —rodó los ojos, Harry sonrió ante lo frustrada que la pelirroja parecía, eso y porque esta tenía los labios rojos y algo hinchados.

—Lo sé, vamos —besó su frente y tomó su mano, ambos bajaron las escaleras, les esperaban ya cambiados y ahora había cinco Harry's en la sala.

—Solo faltas tú niña, rápido, sus arrumacos nos retrasan —las risas no tardaron en cuantos los dos adolescentes se sonrojaron por las palabras de Alastor, el hombre se acercó a la chica y le dio la botella, tomó del contenido y estuvo a nada de escupir este, más lo tragó para después realizar una mueca de asco.

El aspecto de la chica se distorsionó, creció varios centímetros, su rojizo cabello se volvió azabache, pronto tomó el tamaño y forma del del chico junto a ella, sus ojos azules cambiaron a esmeralda y en segundos era el reflejo mismo de Harry.

—Eso sabe horrible —su voz seguía siendo la misma, agradecía haber llevado ropa más holgada, pero aun así deseaba cambiarse y en verdad era demasiado incomodo el brasier y la parte baja—. Denme la ropa, esta ropa me está matando —Arthur le dio la ropa mientras que Harry también comenzaba a cambiarse, la chica se alejó lo suficiente para no ser vista, ni loca mostraría su ropa interior, comenzó a cambiarse totalmente apenada de ver el cuerpo del chico y claro que cerró los ojos cuando se quitó su ropa interior con tal de cambiarla por boxers, ahora entendía porque los chicos caminaban tan raro.

—Alessia irás con Alastor —escuchó a Remus en la sala.

—Gracias, yo hice el plan, pero agradezco que me lo recuerdes —rio un poco mientras aparecía ya cambiada en la sala junto a los demás, la chica se colocó las gafas—. Harry, en verdad estás ciego —tardó algunos segundos en acostumbrarse a ellos.

— Bien, todos saben el plan. La prioridad es Harry —todos asintieron, menos el verdadero Harry, quien aún no se acostumbraba al verse tantas veces.

—Andando, nos estarán esperando, no se fíen, estén atentos en todo momento —Alessia habló antes de que salieran al patio, ella esperaba que fuese un trayecto sin contratiempos al no estar Mundungus, pero era mejor prevenir. Todos se encontraban ya con su respectivo protector.

—Alastor, cuida a mi hija —el hombre se había acercado al de bastón.

—Tranquilo, Arthur. Ella es mi responsabilidad y la cuidaré con mi vida —Alessia dejó de escuchar su conversación en cuanto Bill se acercó a ella, justo antes de que subiese a su escoba.

—Cuídate, recuerda lo que practicamos, nunca tengas miedo.

—Lo tengo presente, te veré en casa —le abrazó efusivamente, el pelirrojo le correspondió de inmediato, su lazo se había hecho fuerte durante la estadía del chico en casa, se separaron y fueron a sus respectivos transportes, ante la forma de la escoba de Moody, Alessi tuvo que viajar en su propia escoba, la única condición fue que no podía alejarse absolutamente nada del hombre.

—No te separes de mí, niña —todos se habían adelantado, ellos les seguirían de cerca.

Todo parecía tranquilo, a penas y se lograba escuchar algo contra el viento que golpeaba sus rostros, pero aquel momento fue efímero, de un momento a otro el cielo se volvió un campo de batalla, hechizos eran lanzados por todos lados, la chica logró darle a más de un mortifago, pero fue inútil cuando perdieron de vista a los demás y les rodearon.

—¡Huye! —escuchó el grito de Moody a su lado, pero ella se negaba en dejarlo, luchó a su lado—. ¡Cuidado! —Alessia solo logró ver y sentir a Ojoloco empujarle con su escoba, una maldición asesina dio de lleno contra el pecho del hombre, Alessia gritó devastada por aquella perdida y gritó completamente asustada en cuanto ya no sintió su escoba, ahora caía por el aire sin poder evitarlo, el aire golpeaba contra su espalda.

¿Este era el fin? ¿Moriría al estrellarse contra el suelo o algún mortifago le mataría antes? No se había despedido, no correctamente, no estaba lista.

. . .

Re intensa la cosa, ¿A poco no? 

Editado

Pelirroja W