Take My Heart

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Lauren POV

Cuando tenía ocho años.... Conocí al amor de mi vida.

Desde la distancia donde yo me encontraba, ella no era nada más que una niña cualquiera. Estaba usando un bonito bikini blanco con lunares rojos, y su melenita castaña estaba peinada en dos lindas coletitas que se movían de un lado a otro mientras ella brincoteaba al construir un castillo de arena.

Aún así, cuando ella me miró desde la distancia y se percató de que yo la estaba observando, no pude más que apartar la vista y esconder la cara. A esa edad yo era realmente tímida y vergonzosa. Me daba muchísima pena que ella se hubiera dado cuenta de que la estaba viendo, y no pude evitar que mis mejillas se enrojecieran cuando la niña se acercó a mí para invitarme a jugar con ella.

¿Qué podía saber una niña como yo sobre el amor? A decir verdad no mucho, pero incluso antes de saber lo que el amor era, en ese instante yo ya estaba pre-destinada a sentirlo por ella.

Primero escondí mi cara entre mis rodillas, y escuché la risa de mis padres a quienes les parecía adorable mi actitud y la de la niña que me miraba con insistente curiosidad. Ella me rodeó observándome detenidamente y luego se arrodilló frente agachándose entre mis piernas para poder verme a la cara.

"¿Por qué te escondes?" Me preguntó. "Ven a jugar conmigo, te dejaré ser la princesa de mi castillo." Su voz era chilloncita y graciosa.

Me reí y dejé de esconder la cabeza, pero aún así no dije nada.

"No seas grosera Lo." Dijo mi papá. "Ve a jugar con ella y nosotros te cuidamos desde aquí. Sólo no te vayas muy lejos. ¿Está bien?"

Miré a mi mamá y ella sólo asentía con la cabeza apoyando a papá por lo que tímidamente me levanté del suelo, me sacudí la arena y seguí a la niña  hacia el lugar donde estaba su castillo a medio construir. Sus papás estaban ahí y se cubrían del sol con una bonita sombrilla de arcoíris.

Al principio fue difícil jugar con la niña que después supe que se llamaba Camila, ella era muy parlanchina y yo bastante reservada. Cuando intenté tomar la palita y ayudarla a construir ella me dijo que no podía, porque yo era la princesa y no podía hacer el trabajo de los súbditos. Entonces me quejé. Le dije que yo también quería jugar con la arena y construir el castillo y la única solución diplomática que Camila encontró para aquel lío, fue que ella se convertiría en mi princesa.

Al final fue divertido. Camila creaba más y más torres con sus cubetitas de distintos tamaños y yo con un diminuto palillo de madera las adornaba haciendo dibujitos sin sentido en los montículos de tierra. Con mis manos conseguí cavar un surco en la arena al rededor del castillo y entre las dos conseguimos llenarlo con agua de mar hasta formar lo que parecía un pequeño lago frente al castillo. Incluso construimos un diminuto puente que lo atravesaba.

Éramos un buen equipo.

Las horas pasaron y Camila y yo terminamos el castillo. Quisimos nadar pero nuestros padres no nos dejaron, y por eso nos quedamos sentadas en la orilla de la playa mientras observábamos el cielo cada vez más y más naranja.

"Lolo." Me llamó.

"Eh." Respondí distraída. Estaba divertida viendo como mis pies se llenaban de arena y luego eran limpiados completamente por las suaves olas que alcanzaban a tocarlos.

"Hazme caso." Pidió. Y entonces volteé a verla, tenía el ceño fruncido pero sus cejas se separaron y su sonrisa se mostró cuando se dio cuenta de que ya había captado mi atención. "Quiero regalarte algo." Me dijo y por primera vez la noté con una expresión de nervios en su redondito rostro.

One Shots - CamrenWhere stories live. Discover now