Ojos verdes

1.1K 76 12
                                    


Camila's POV

La primera vez que toqué en la cafetería, acababa de cumplir los diecinueve. 

No los aparentaba. 

Mi cara no parecía tener la intención de mostrar mi edad, y dada mi característica torpeza, la gente no conseguía calcularme más de quince años. No los culpaba. A veces yo también dudaba de  tener los años que tenía. 

En fin. 

La primera vez que toqué en la cafetería, acababa de cumplir los diecinueve. 

Estaba demasiado nerviosa. Usualmente no hacía más que tocar en mi habitación, esperando que mis padres no me escucharan. 

Papá me había comprado mi primera guitarra a los diez años, y en todo aquel tiempo aprendiendo a usarla, jamás le había tocado ni cantado ninguna canción. Me daba vergüenza.

 No soy buena con el público. 

Bueno, no lo era en ese entonces. 

Sin embargo, quería conseguir algo de dinero extra, para comprar algunas cosas  que mis padres no podían ni tenían obligación de costearme. Mamá sugirió que podía encontrar un trabajo de medio tiempo después de la escuela. Y lo hice. 

Comencé como mesera un par de meses antes y luego de eso, cuando el dueño de la cafetería me escuchó cantar casualmente una noche al final de mi turno, me pidió  cantara algunas canciones de vez en cuando para amenizar la tarde. 

El señor Benjamin era un hombre agradable, preocupado por los empleados, un jefe afable.

Estaba cagada de miedo. 

Pero no pude decirle que no. 

La primera vez que toqué en la cafetería, acababa de cumplir los diecinueve. 

El nerviosismo de cantar frente a un público cuando nunca antes lo había hecho era enorme y me tenía casi queriendo arrancarme la piel con las uñas. Sin embargo, esto solo creció cuando, entre los ya conocidos clientes de siempre, vi a una persona nueva, sentada en una de las mesas más alejadas del pequeño escenario que improvisaron para mí. 

Era una chica. 

Muy bonita. 

Demasiado bonita. 

Los suaves y anaranjados rayos del sol que comenzaba a ocultarse le pegaban ligeramente en el rostro. Hacía que sus ojos brillaran. 

Desde mi sitio no podía apreciar bien su color, pero sabía que no eran unos ojos comunes, a pesar de estar completamente inmersos en un libro que reposaba en la mesa de madera y junto al cual se hallaba una taza de chocolate caliente. 

No era que desde mi lugar pudiera ver lo que tomaba, pero conocía las tazas perfectamente. 

Estaba tan... hundida en la presencia de esa chica que no me fijé lo que yo misma estaba haciendo.  Coloqué mal el tirante de mi guitarra y al colgármela al hombro esta se desprendió, cayó al suelo y tiró de la tarima el pedestal con todo y los micrófonos provocando un rápido pero estridente sonido que terminó por llamar la atención de todo el mundo. 

"Mierda."  Susurré. 

Estaba demasiado avergonzada, pero aun así traté de apresurarme para volver a colocar todo.

 En ese momento mi jefe apareció, no estaba molesto a pesar de que había tirado todo su equipo y llamó a uno de los chicos de lugar a que me ayudara a colocar todo en su sitio, luego se marchó a seguir atendiendo a las personas que comenzaban a entrar, no sin antes darme un amigable apretón en el hombro. 

One Shots - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora