Su suave respiración empañaba el cristal de su casco, por un momento, si observaba por el rabillo de su ojo, podía ver el reflejo de su orbe verde magnificado por el vidrio que protegía su rostro.
Casi todo se encontraba en completa oscuridad, a excepción del brillo de los controles de la nave y de las estrellas que iluminaban de forma tenue la inmensidad del espacio.
El silencio era casi absoluto también.
Cerró los ojos por un instante y respiró profundamente escuchando únicamente a sus pulmones llenarse de aire.
"¡BU! "
"¡Mami!" Gritó el pequeño niño cuando su nave fue invadida, y destruida, por su mamá Camila.
Si llamamos "nave" a la cubierta de sábanas que había construido juntando algunos muebles y a los juguetes con lucecitas que había introducido a su creación.
"Vamos cariño, el cohete de mamá está a punto de despegar" Dijo la castaña tomando a su hijo en brazos y llevándolo a la sala de la casa.
Ahí se encontraban los cuatro abuelos de Cooper, su tía Sofía y su tía Taylor, todos sentados en la sala observando la gran pantalla que cubría una buena parte de la pared y en la que podían ver el enorme transbordador en el cual Lauren Jauregui llevaría a cabo su última misión fuera del planeta, por supuesto, acompañada de un equipo de expertos que formarían parte de la expedición.
Camila mentiría si dijera que no estaba nerviosa.
No era la primera vez que tenía que ver a su esposa abordar una aeronave hacia el espacio, pero aún así, su alma se convertía en un hilo de preocupación como la primera vez. Sobre todo en esta ocasión, cuando el destino era tan lejano.
Se había despedido de Lauren una semana atrás y aunque deseaba con toda su corazón abrazarla una última vez antes de que se marchara, las reglas de la NASA eran demasiado estrictas y nadie que no estuviera capacitado u autorizado, podía tener acceso a aquellas zonas.
Por lo tanto, no le quedaba opción que seguir la transmisión que la organización compartía para que los familiares de los tripulantes observaran el despegue.
Faltaban algunos minutos en los que cada aeronauta podía enviar un último mensaje a Tierra y la última en dar el suyo, fue Lauren.
"Hola" Empezó a decir la mujer frente a la cámara. La definición no era perfecta, pero su rostro podía verse completamente en la cámara con una textura apenas granulada. "Estamos a unos minutos de comenzar con ese viaje y, sólo quiero decirles a todos que los amo. Estaré de vuelta pronto, lo prometo." Hizo una pausa en la que soltó un pequeño suspiro, bajó la mirada, y luego volvió a abrir sus ojos en dirección a la cámara. "Coop, se un buen chico y no te metas en problemas. Cuando regrese tendré muchas historias que contarte y si realmente es esto lo que quieres también, estoy segura de que vas a lograrlo bebé."
El pequeño Cooper se encontraba entre los brazos de su otra madre y sonreía con el disfraz de astronauta que habían hecho especialmente para su cumpleaños pasado y que había sido creado en la misma NASA, contando incluso con todas las insignias certificadas de la agencia.
Por supuesto, no tenía la tecnología de uno real. Pero había sido un gran regalo para Coop.
Finalmente Lauren habló una vez más a la cámara. Su mirada transmitía demasiado y todos sabían que era el momento en que se dirigiría a Camila. El gran amor de su vida.
"Camz. Así como en la Tierra, te amaré de la misma manera en cada rincón del universo, porque estoy segura de que no hay nada en el espacio que me guste como lo haces tú. Te amo y te llevo conmigo siempre."
