Capitulo 1. Blanco.

9K 527 92
                                    

La espesura del humo entraba por su nariz, inspiro, hacia días que no olía algo tan maravilloso como el humo, al igual que en sus pulmones quedaba poco de este.

Al ponerse en pie por un momento se tambaleo, no tenía fuerzas, pero con el agarre que le había proporcionado Oriel pudo mantenerse.

Le miró y él le sonrió.

La joven rubia sintió una gran felicidad al ver su sonrisa, no le importaba estar en aquellas condiciones lamentables.

–       ¿Estás bien? –preguntó.

–       No –su mirada era gélida y dicha mirada se dirigió a los guardias que quedaban vivos en la sala–. Quiero matarlos.

–       Hazlo, nadie te lo va a impedir.

   Sus ojos verdes buscaron con la mirada a aquellas dos personas que la habían torturado cruelmente, notó su olor por encima del humo.

Sonrió.

A paso lento camino hacia ellos.

Dichos guardias intentaban entrar al interior del edificio, sus rostros eran presos del pánico. No tenía suficiente fuerza para calcinarlos, no la tenía para demostrar su verdadera fuerza.

Pero no le hacía falta su poder para matar a dos personas.

Como si las nuevas cicatrices en su espalda palpitasen al acercarse a aquellos dos viles hombres, le hacía temblar de ira contenida.

Sus puños estaban apretados.

Los nudillos de sus manos eran blancos y tersos.

Nunca antes había deseado matar con tantas ganas, incluso más que a Volt.

Ahora Volt era irrelevante.

Con  mano extendida agarró de la cabeza a uno de los dos, sin no recordaba mal, era el que había intentado detener al que hizo su marca de esclava. Él no era Eduardo.

Su muerte sería rápida e indolora, sin pensarlo le partió el cuello.

Aquel cuerpo calló al igual que un saco de patatas.

Con delicados pasos empezó a ir hacia Eduardo.

Este con lágrimas en los ojos se fue apartando arrastras.

Scarlet decidió usar sus poderes.

Primero, le carbonizó las piernas.

Segundo, le carbonizó los brazos y manos.

Tercero, le carbonizó ESO.

Y cuarto, con un poder que había surgido de ella se concentró en su mente, poco a poco fue quemando su cerebro; sonrió con malicia al ver como se retorcía de dolor y suplicaba, él entonces no había parado.

Ella tampoco lo haría.

Scarlet abrió los ojos al notar como tocaban su espalda, de un manotazo apartó a esa persona.

Sin percatarse de su fuerza había empotrado contra un armario a las psycos que la estaban ayudando con el vestido.

–       Lo siento…–se limitó a decir.

   Ahora le aterraba que le tocasen la espalda, sobre todo gente desconocida.

Esos recuerdos nunca se olvidarían así porque sí.

Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora