Capitulo 4. El demonio y el templo del mar.

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Aquí os traigo otro, traigo dos noticias, la mala es que sigo sin mi portatil -mi niño- y no se si cometo faltas o no, porque lo escribo directamente, la buena es que si me da tiempo subiré la primera parte de la Historia de Xander u de otro no se, lo pensaré.

Para los que le guste Damian, un capitulio casi entero pasa él. Espero que os guste.

Adieu;)

Damian casi sin respiración la miraba a ella, esa mujer que había visto en mucho de sus sueños, la cual le había parecido una hermosa mujer y una cálida sensación le invadía cada vez que la contemplaba.

La mujer le dedicó una brillante sonrisa, puede que una de las mejores. Él no supo que hacer, no le devolvió el gesto.

Sagara ni se inmuto, sonrió con tristeza, a pesar de ser solo un recuerdo tenía consciencia propia, era ilógico, pero así era.

   - Has crecido tanto -soltó ella con ¿añoranza?-, sigo arrepentida por haberme perdido tu infancia.

Damian retrocedió un par de pasos, tragó con dificultad.

   - ¿Nos conocemos? -quiso saber, cierto que la había visto en sueños, pero seguía sin saber quién era ella.

   - Claro que nos conocemos, me has visto en sueños, ¿me equivoco? -Damian asintió, ella sonrió de nuevo, con pasos sumamente delicados comenzó a caminar alrededor del altar, junto sus pasos, las vestimentas que llevaba se movían junto a ella, dicha fina tela parecía agua-. Soy Sagara.

   - Eso ya lo has dicho -contestó veloz Damian, claramente irritado.

   - Igualito que Matías -murmuró ella sin que Damian la oyese-. No se si te habrás percatado, pero yo ya estoy muerta, mi vida finalizó hace doce años a manos de un ser horrible; pero para mi suerte, al igual que mis amigos Xander y Zelda, mi conciencia quedó intacta, y fue desplazada a donde me impartían culto, dos lugares.

Damian arqueó las cejas, aquello era intrigante.

   - ¿Dónde? -exigió.

   - Uno de esos lugares era este templo casi derruido, y el otro es tu mente- Damian abrió los ojos de par en par-. Desconcertante ¿verdad?, como ya te dije, soy simplemente un recuerdo.

Sagara toco con la yema de los dedos el altar, en dicho lugar habían estado los dos, solo que Damian era incapaz de recordarlo, cuando a penas era un recién nacido.

   - Todo eso parece muy interesante, no se lo voy a negar señora, pero ¿Qué diantres hago yo aquí?

   - Según decían los venidos del mar, los templo marinos solo aparecen ante los que en verdad lo necesitan y por lo que puedo contemplar tú lo necesitas.

La pelinegra de un bote se sentó en el altar con las piernas cruzadas.

Damian volvió a mirar a su alrededor, el sitio era de piedra y bastante húmedo, a pesar de que no habitase nadie en dicho paraje estaba en perfecto estado, con sus afinados oídos pudo escuchar el tintineo de una gotera, todo ventajas no iba a ser.

Pero sin saberlo dicho lugar le parecía verdaderamente acogedor.

Tanto tiempo había transcurrido, la última vez que vio a Damian fue de recién nacido, le entraban ganas de llorar, pero al ser un recuerdo de agua no tenía lágrimas y ahora estaba allí por una misión, debía guiar al joven muchacho que se encontraba perdido, debía saber cual era su verdadero cometido.

   - Sígueme -dijo Sagara saltando del altar y comenzando a caminar por un pasillo que Damian no había visto antes.

Se paró unos segundos para pensar si seguirla o no, ella sin mirar atrás cruzó el pasillo.

Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Where stories live. Discover now