Un tiempo de cambios

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Tres días completos transcurrieron desde que sucediera el trágico incidente en el cementerio

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Tres días completos transcurrieron desde que sucediera el trágico incidente en el cementerio. Tras aplicársele numerosos exámenes médicos a Maia, por fin había un diagnóstico concreto para ella. Como ya suponían los médicos, se confirmó que la jovencita padecía de hipertensión. Además, se le detectó un leve bloqueo en las venas de la retina, uno de los diversos trastornos oculares derivados de la presión arterial alta.

A la chica se le entregó una lista con las diversas medidas para el tratamiento de sus males. Debía reducir los niveles de estrés, practicar técnicas de relajación, consumir menos sodio pero más potasio y fibra, así como tomar mucha agua y practicar aeróbicos a diario. Si ponía en práctica todas aquellas disposiciones médicas, la presión arterial podría regresar a niveles normales. Por ende, el riesgo de desarrollar nuevos problemas cardiovasculares o complicaciones mayores en su visión se reduciría.

Los especialistas a cargo del caso de Maia decidieron probar primero con los cambios en el estilo de vida de la chica. Asimismo, estarían revisando su presión arterial de forma periódica. El tratamiento con medicamentos para controlar la hipertensión solo se iniciaría por dos razones primordiales: si la joven volvía a presentar síntomas serios, o si los números en las nuevas lecturas no mostraban mejoría alguna tras un periodo razonable.

Tras haber recibido el alta, Maia decidió ir a descansar en su apartamento. Quería pasar un tiempo a solas para aclarar sus pensamientos turbulentos y hallar un poco de la tranquilidad que tanto necesitaba. Sin embargo, Rocío la visitaba a diario y se quedaba junto a ella por varias horas. La mujer insistía en que la violinista se hospedase en la mansión de los Escalante.

En dicha vivienda, la señora podría hacerle compañía constante y la chica tendría una habitación mucho más cómoda y mejor equipada para satisfacer sus necesidades. El recinto elegido incluso tenía buena acústica por si ella quería tocar el violín allí mismo. Además, contaría con atención especial del personal de servicio y, en caso de que se presentase alguna urgencia, podrían brindarle atención médica con mayor rapidez. Aquella propuesta sonaba excelente desde casi cualquier punto de vista, pero resultaba una auténtica pesadilla para Maia.

La jovencita le había contestado a Rocío con evasivas las primeras veces. Le daba a entender que prefería seguir teniendo más privacidad. A pesar de eso, la mujer persistía. ¿Cómo podría la chica rechazar la proposición sin decirle a la señora cuál era el verdadero motivo de sus reparos al respecto? La sola idea de volver a tener a Mauricio y sus hermanos bajo el mismo techo la espantaba. Con la fecha de la gala final tan cerca, la violinista temía lo peor. Pero, si le confesaba la verdad a la madre, ¿creería en sus palabras? La muchacha se encontraba en medio de un gran dilema.

Al cuarto día, la señora Escalante llegó más resuelta que nunca a sacarle un sí a la muchacha. A pesar de que Maia se encontraba bastante estable, la mujer no podía dejar de preocuparse por su bienestar. Si aceptaba dejarla sola en el apartamento, temía que la chica sufriera algo serio y lo minimizara otra vez solo para evitarle preocupaciones extras. No quería portarse como una mamá sobreprotectora, pero consideraba que aquello era un asunto de vida o muerte. No se detendría hasta conseguir el resultado deseado.

Sonata de medianoche [De claroscuros y polifonías #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora