II

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701 días antes del atraco.

Llevaba casi un mes viviendo con Denver, recuerdo que me gustaba estar sola casi todo el tiempo mientras él salía a hacer quien sabe que cosas. Su padre estaba en la carcel y estaba a punto de salir, Denver no me hablaba mucho de él y yo tampoco le contaba de mi vida ni de como es que había llegado al lugar donde me encontró.

Estaba sola comiendo en la mesa de la pequeña cocina que había en el departamento en el vivíamos, era un lugar pequeño y sucio, no teníamos mucho dinero y yo no trabajaba así que no podía quejarme de nada. Denver nunca tuvo mucho que ofrecerme pero siempre me dio todo lo que tenía.

— ¡Hannah! — Gritó mientras golpeaba la puerta.

Salte de mi asiento y me levante corriendo a ver qué era lo que pasaba. Al abrir la puerta me encontré a un Denver lleno de sangre y con los ojos rojos.

— ¿Que te paso? — Denver no me contestó y entro al departamento. Se sentó en el suelo y comenzó a llorar.

—Que yo estaba en el bar trabajando y llegaron unos tipos, comenzaron a molestar a Catalina y Erick los golpeó, así que fui a ayudarlo pero eran demasiados. — Denver seguía llorando y lo único que pude hacer fue sentarme junto a él mientras mis manos buscaban en su rostro alguna herida grave. — No se donde terminó Erick, solo decidí irme pero me perseguían todos, eran como 7.

Y entonces ignore todo lo que Denver me decía cuando vi que sus ojos estaban dilatados y sin dudarlo mi vista se fue a su nariz, de la cual salían pequeños rastros de polvo blanco.

Me levante molesta y le solté una bofetada.

— Eres una bestia, ¡un mentiroso! — Se encontraba en mal estado y sentía horrible verlo así, me dolía más cuando sabía que él no se preocupaba más que por el.

— Cariño, que solo fue un poco. Creí que no te darías cuenta. — Comenzó a reír solo. — ¿Y tu puedes ser mi bella acaso? Que tienes la pinta.

Negué con la cabeza y caminé hasta llegar a la mesa. Tenía hambre y este chico no iba a arruinar mi apetito.

— Que yo puedo ser un príncipe de cuentos, mira que nos veríamos muy bien tu y yo.

A pesar de que Denver no estaba en sus cinco sentidos a partir de ese día me presentaba ante todos como Bella, era algo que se me quedo por un buen tiempo y sin embargo, me encantaba. No lo decía seguido, es más, creo que nunca se lo dije.

Nunca supe que le había pasado ese día, lo único que sabía era que había comenzado algo sin que yo me diera cuenta.

Viernes 18: 25 H.
8 horas de atraco.

Mientras Denver le gritaba a Tokio yo estaba curando a Río, no era nada grave pero dejaba que la sangre saliera, no era algo de que preocuparse. Toque la mejilla de Río y la acaricie lentamente, apenas íbamos comenzando y estuvimos a punto de perder a alguien.

— ¡Cállate! — El golpe que Denver le
dio a la mesa me hizo separarme rápidamente de Río.

— ¿Que te sucede? — Me levante y aventé las gasas que tenía en la mano. — Que estuvieron a nada de meterle una puta bala en la cabeza, lo menos que importa en estos momentos es en si siguieron el plan o no. ¿Que hubieras hecho tu?

Beauty and the Beast || DenverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora