IV

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Sábado 12:30H
26 horas de atraco

Culpa.

Era lo único que podía sentir mientras bajaba las escaleras detrás de Berlín. Reconozco que Mónica estuvo mal al tomar un móvil en la situación en la que estábamos, pero no veía razón suficiente para matarla y no soportaba la idea de que Denver lo hiciera.

Nairobi me miro por un momento antes de acercarse a donde yo estaba, esperando a que Berlín tomara otro camino y desapareciera de mi vista.

— Cariño, ¿que ha pasado?

Negué con la cabeza y caminé con la intención de alejarme de ella y evitar a toda costa su lluvia de preguntas acerca de la expresión que tenía cuando llegue al vestíbulo. Nairobi suspiró y se fue a realizar la actividad que estaba haciendo, repartía comida a los rehenes, la pizza era el mejor almuerzo en cualquier momento, pero en ese momento el olor a queso derretido no significaba mucho para mi, sinceramente.

Mis ojos se cerraron de golpe en cuento escuché el sonido del disparo retumbar por toda la Fábrica, y supe de alguna manera, que Denver se había condenado para toda la vida.

698 días antes del atraco

El eco del sonido que provocaban las pisadas de las pocas personas que pasaban me hacía sentir mas impotente que nunca. Era Junio, llovía demasiado, como nunca llovía en el año, tenia solo 17 años cuando estaba sola, en un callejón llorando y desahogando todo lo que había pasado estos meses.

Me había enamorado, me había enamorado tanto que creí que iba a terminar con el toda la vida, que llegue a creer que cambiaría aquellos defectos que no me agradaban. Lo amaba tanto que esos gritos me hacían entender que solo estaba de mal humor, que esos celos era por que se preocupaba por mi, pero ahí estaba, sola y con el corazón hecho trizas. Tanto sufrimiento me había dejado claro algo: cuando duele, no es amor.

Había luchado contra mis padres, había desobedecido todo lo que me dijeron, y cuando me rompieron por completo fue cuando Edgar me convenció de escaparme con él y vivir una vida juntos. Me había embarazado y yo estaba más feliz que nunca, me veía como la mejor madre de todas adorando cada parte de su bebé, amando sus triunfos y sus decepciones.

Creí que le encantaría la noticia, y cuando me grito y me llevo a un lugar donde me arrebatarían a mi bebé entendí que no, no me amaba y tampoco esperaba estar toda la vida conmigo.

Estaba sucia en todos los sentidos, estaba podrida. Creo que fue el momento en el que me sentí muerta, tenía sangre por todos lados, me dolía tanto que no sabía si era por lo que me habían hecho o por lo que me habían quitado.

— ¿Estas bien?— Preguntaron.

Alce la mirada y como en las películas clichés, sus ojos se toparon con los míos. Como si alguien hubiera escuchado mis suplicas, me habían mandando al mejor ángel de la guarda, quien me acogió, me amo y me demostró que a veces, un chico te puede hacer sentir mejor en 3 meses de lo que un chico lo hizo en 2 años.

Denver siempre estuvo para mi, jamás me dejo caer y justo en el momento que creí que había matado a Mónica sentí que le había fallado a él y a su padre.

— ¿Que te hicieron, niña? — Se agachó y tomó mi cabeza entre sus manos, me solté en llanto cuando me abrazo y me ayudó a mantenerme de pie. — Vámonos de aquí.

Beauty and the Beast || DenverWhere stories live. Discover now