III

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  158 días antes del atraco.

Denver había llegado hace unos minutos. En cuanto entró al departamento me ignoró y se sentó en el comedor sin decirme ni una sola palabra, se notaba nervioso y por su rostro estaba asustado.

Me senté junto a él y le serví un plato con pollo frito y papas a la francesa, le sonreí de lado. El adoraba las papas a la francesa, siempre le gustó la comida rápida pero aunque no lo decía me daba cuenta de que adoraba la comida China. Siempre fue muy especial con la comida.

— ¿Estas bien, cariño? — Le pregunté. — Entiendo que a veces hay días malos pero todo saldrá...

— Tu cumpleaños es en una semana, Bella.

Volví a sonreír.

Esta era la segunda vez que pasaba mi cumpleaños con Denver, el año pasado me compro un pastel de chocolate y el personalmente me hizo un portarretrato con una foto de los dos. Denver parecía un niño chiquito cuando se trataba de obsequiar cosas, era muy dulce en ese sentido, Denver era un chico muy peligroso si te lo encontrabas en medio de un atraco, pero realmente era un buen amigo, un buen hijo y un excelente "cualquier cosa que él y yo fuimos". Nunca entendí si éramos amigos o éramos novios, pero siempre ame la forma en la que nos tratábamos y en ese tiempo entendí que una pregunta tan simple no hace que comience una relación, tal vez comienza una cuando los dos deciden que sea así y vaya que ese chico y yo ya habíamos decidido tantas cosas.

— ¿Y?

— Que a mi papá le dieron una oferta de trabajo muy buena y le pedí ir con el. — Me dijo. — No volveremos en un tiempo. — Lo miré unos segundos tratando de analizar lo que estaba diciendo. Cuando Denver decía "una oferta de trabajo" no se refería a eso específicamente. — ¿Se escucha bien 900 millones de euros?

— ¿Y a quien carajos creen que le van a quitar ese dinero, eh? ¡Ni siquiera un banco tiene ese dinero! Que estás loco, tú me vas a dejar aquí sola mientras tú estás arriesgando tu vida en quien sabe qué sitio.

— Bella...

— ¡Deja de llamarme Bella, Daniel! No soy una princesa y tú tampoco eres un superhéroe, no puedes ir por la vida tomando decisiones estupidas.

— Si decidí hacer esto fue por ti, por que me importas. Que tú mereces más que estar viviendo aquí, te lo he dicho muchas veces, Hannah. — Ahora él estaba molesto. Me miraba como si la culpa la tuviera yo y eso era algo que me molestó aún más.

— Voy contigo.

— ¡Deja de decir tonterías! Tu no vas a venir conmigo.

— No te estoy pidiendo permiso.

Desde ese día Denver y yo no volvimos a hablar absolutamente de nada, ni siquiera cenábamos juntos. Éramos como una pareja de recién casados que se peleaban hasta por que el otro no le quería pasar el salero.

El señor Moscú llegó dos días después de la pequeña pelea que tuve con su hijo, el aceptó que fuera con ellos y dijo que se encargaría de darme un lugar en su particular "viaje de negocios". Denver estaba más molesto conmigo que hace unos días pero decidí ignorarlo todo el tiempo posible. Tenía miedo de que se fuera y que jamás regresara.

Beauty and the Beast || DenverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora