Rosas de Cristal

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Aclaraciones antes de empezar a leer: 

1.- No, la autora no se drogó antes de escribir esto. 

2.- Los personajes no son míos (algún día los compraré, lo sé[?]), todo es propietario de sus respectivos creadores. 

3.- El FanFic ocurre en "la época moderada" 

4.- Jack no está muerto, está más que vivito y coleando. 

5.- Espero y disfruten que con esta obra, ya que lo hago para pasar el tiempo y hacer que ustedes pasen un buen momento leyendo lo que sale de mi mente atrofiada. 

Sin más por el momento, ¡buena lectura! 

҉      Rosas de cristal.    .҉

Rosa uno: Una y otra vez. El mundo es frío. Pero lo intentaré por ti, mi adorada hermana.

El cielo era gris, era invierno, mi estación favorita. Estaba apoyada en la pared de afuera de mi casa, tenía entre mis manos en cigarrillo que le había quitado a Anna cuando la sorprendí a punto de probar tal veneno, lo arrojé al suelo con odio y pasé mis manos por mi cabello. ¿Cómo es que mi hermana era tan ingenua? Quería matar a su novio por darle semejante cosa. Me quité mi guante de malla, pues era la única forma de controlar estos extraños poderes con los que nací. Extendí mi mano y lancé un rayo con furia. Anna seguía siendo una niña. A mi alrededor empezó a nevar, más nadie le tomó importancia, era invierno después de todo. Los copos nevados empezaron a cubrir mi chaqueta de cuero negra y mis pantalones de igual color. En mis botas empezaron a aparecer pequeñas gotas por la nieve que se derretía arriba de ellas. Me agaché en mi lugar y estallé en llanto congelando el pequeño espacio que estaba a mi alrededor. Odiaba pelear con Anna, ya que ella era lo único que me quedaba después de la muerte de papá y mamá en ese feo accidente de carro. 

Recordé toda mi vida en ese momento: Desde que tengo memoria, he poseído esta habilidad de poder crear, controlar, la nieve a voluntad. Claro. A menos que experimente alguna emoción a tal grado que mi don hace que todo lo que en mi interior hay salga de forma nevada, gélida y violenta como ahora. Cuando tenía tres años, algo muy especial pasó el día de mi cumpleaños. Mi hermanita Anna nació, si, cumplimos años el mismo día. Nos volvimos muy unidas y siempre jugábamos en casa, pues adoraba ver hacer “la magia“, como ella le llamaba, y jugar entre la nieve haciendo hombres de dicho material y peleando con esta. Un día, mientras Anna y yo jugábamos, pasó un accidente que hasta la noche de hoy torturaba mi corazón. Ella estaba saltando de montículo en montículo de nieve que yo hacía, pero me resbalé, ya que habíamos estado patinando, y, en un intento de que Anna no terminara estrellada contra el suelo, lacé un rayo y le di en la cabeza. Me aterré. Mis padres llevaron a mi hermanita con un viejo chaman el cual le borró sus recuerdos con su magia. Lo malo. Es que me advirtió que el temor sería mi peor enemigo. El miedo de mi misma. 

*Los años pasaron y me encerré del mundo que me rodeaba para no herir a nadie. Sobre todo, me alejé de Anna. En la escuela dejé de relacionarme con mis compañeros, a lo mucho hablaba con dos o tres de ellos. Llegaba a mi casa e iba directo a mi habitación a encerrarme del mundo, mis padres, en su afán de que mi encierro fuera más plácido, me llenaron de artefactos tecnológicos. Desde los ordenadores más sofisticados, las consolas más novedosas y los celulares más caros de la marca de la manzanita. Gracias a aquello, pude hablar con mi hermana y rescatar un poco nuestra relación que estaba casi muerta. También me regalaron el objeto que cambiaría mi vida, una pequeña guitarra acústica, pues las normales eran demasiado grades para mi. Mientras crecía, mi gusto por la música fue creciendo, y también, gracias a mi ordenador e internet, descubrí un cierto género musical que demostraba mayormente mis sentimientos. El rock and roll. Pero no sólo escuchaba éste, a pesar que era mi predilecto, descubrí la música clásica, que ayudaba a veces a calmarme y apreciar la hermosura de la música. Pero, también descubrí que mediante crecía, mis poderes también lo hacían, así que desde mis ocho años, mi padre me acostumbró a usar unos guantes que ayudaban a mantener bajo control mis poderes. 

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