Rosa tres: Juego peligroso.

1.4K 54 4
                                    

Rosa tres: Juego peligroso.

Ya había pasado seis meses desde que me uní a mi extraño grupo de amigos, Merida, Jack, y yo al fin habíamos formando la banda que tanto anhelaba mi amiga pelirroja. La "Chica oso", como le decía Jack a Merida, pues en su espalda tenía tatuado un gigantesco oso negro, tocaba la batería y era segunda voz, Jack era el bajista principal, Hicupp tocaba el teclado y era el encargado de hacer los coros y, por último, yo, quien era la guitarrista y voz principal. Todos los fines de semana nos reuníamos para practicar en el nuevo café "Rise Of A Frozen Heart" si, le habían cambiado ligeramente el nombre al que hace seis meses era un bar. En ese prologando periodo de tiempo, que para mí fue realmente corto, Jack y yo nos volvimos más apegados. Yo diría que demasiado. Descubrí que tenía el poder de volar con ayuda del viento, así que todas las noches se metía por la ventana de mi habitación para visitarme y charlar. Las pláticas tenidas con él eran siempre divertidas e interesantes. Jamás me aburría de estar a su lado. Era realmente entretenido y, poco a poco, mi corazón empezó a ponerse más contento -mucho más de lo que a mí me gustaría- cuando estaba a mi lado.

En la oficial, aún seguía manteniendo mis actividades musicales en secreto. No quería que nadie se enterara de lo que hacía. El viejo que me vigilaba fue cambiando por otro, que desde mi perspectiva, era peor que el primero, y lo que llegaba a hacer que la situación fuera exasperante, es que era ajeno a las industrias Arendell. El señor Wesselton, quien trabajaba para una empresa compradora de mercancía externa a la mía, me tenía bajo vigilancia constante, no me dejaba ni a luz ni a sombra. Según me dijo el ancianito que nos cuidaba a Anna y a mí, aquel sujeto siempre tuvo en la mira a mi padre, quería saber el secreto del excito de nuestra compañía, pues todos en el ámbito comercial tenían conocimiento de lo gran comerciante que fue alguna vez mi padre, y por ende, ahora que mis padres estaban muertos y yo tenía el dominio total de la empresa Arendell, Wesselton quería saber cómo era la forma que manejaba todo. La situación llegó a tal punto que una vez lo encontré fisgoneando entre los papeles de archivo muerto de la compañía. Esas cajas llenas de documentos, que ya nadie usaba ni servían para nada, al parecer fue una probada de la mina de oro para el viejo, pues cuando lo encontré dio tal salto que sólo se disculpó diciendo que estaba buscando el baño y salió corriendo.

Era fin de semana, tocaba ensayo con la banda. Me arreglé como de costumbre, una blusa de mangas total mente negra pegada al cuerpo con el logo de Batman en amarillo -pues estábamos en pleno verano- que sería con la que me mantuviese en el café, una chaqueta delgada de rayas azules y negras exclusivamente para protegerme del sol cuando estuviese en la motocicleta, jeans azules pegados y un cinturón negro, guantes de tela blancos, mis pulseras anchas con los logos de "AC/DC" y "LED ZEPPELIN", me despeiné un poco y me puse mis convers que eran botines azules. Me miré al espejo un momento y, por un segundo, pensé que mi atuendo no era el más femenino que pudiese ponerme, y lo que me hizo sonrojar, fue el pensar que crearía Jack de la ropa que estaba vistiendo: ¿Le gustaría? ¿Le parecería muy raro? ¿Qué opinaría de el?. «Vamos, Elsa, ya estás pensando como la canción de PXNDX de Narcisista por excelencia», me dije tomando mis audífonos, el celular y las dos llaves -de la motocicleta y la casa, ya que desde mi encuentro con Jack hace seis meses he vivido con mi hermanita en nuestra casa- que necesitaba antes de salir de la habitación. Le dije a Anna que ya me iba, mi hermanita hoy tenía una salida con Kristoff, después de que esos dos hicieran lo que fueran a hacer, llegarían al café a vernos tocar.

Salí de la casa con mi chaqueta puesta y lentes de sol, conducir en pleno verano con el astro que dominaba el cielo de día no era nada fácil. Encendí mi transporte y miré para atrás, sabía que el anciano no salía los fines de semana a vigilarme, todos merecíamos un descanso después de todo. Puse la marcha y empecé a conducir al café, estaba tan emocionada de ver a Jack, no es que no lo viese seguido, sino que el tan sólo hecho de saber que estaría con él me hacía feliz. Así sin más. Era feliz al lado de mi amigo peliblanco. Unos sentimientos cálidos invadieron mi corazón, ¿qué era este extraño palpitar? Al poco tiempo de que empecé a conducir mi corazón volvió a la normalidad, ¡pues un maldito idiota se me había atravesado cuando estaba cruzando una intersección! ¡Y para colmo de males, era el bastardo idiota de Hans! Él no me vio, pero yo a él sí. Tenía a una mujer castaña en su estúpido Ferrari, ¿así era cómo ponían sanciones sus padres? ¡Mi papá cuando nos castigan a Anna y a mí nos quitaba todo! ¡Sólo podíamos pasarla en nuestra habitación con la compañía de la otra para quitarnos lo aburrido!

Rosas de CristalWhere stories live. Discover now